Contenido creado por Cecilia Franco
Invitados

Escribe Maya Takagi

Opinión | Una crisis dentro de otras: reflexiones sobre el mundo post-COVID19

La crisis que atravesamos también es una oportunidad para reforzar el multilateralismo y comprender que las medidas tomadas por un país afectan –positiva o negativamente– a otros países.

02.06.2020 14:58

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2020-06-02T14:58:00-03:00
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Para enfrentar el mundo que surgirá después la COVID-19, es importante comprender que la pandemia se trata de una crisis que se suma e interactúa con otras que la antecedieron.

Muchos países de la región aún están recuperándose de la crisis económica de 2008, que contribuyó al alza de la desigualdad, la pobreza y el hambre. También enfrentamos una importante crisis alimentaria: 45 millones de personas ya sufrían hambre en 2018 en América Latina y el Caribe, un número que va a crecer significativamente post pandemia. Pero la malnutrición no es sólo hambre, sino también obesidad, una condición que afecta a 262 millones en la región, algo particularmente problemático, ya es un riesgo adicional ante la COVID-19. La desigualdad de género afecta a millones de mujeres, los pueblos indígenas viven con sus derechos amenazados, mientras que la mayor crisis global --la del cambio climático-- avanza sin freno, como también lo hace la explotación excesiva de los recursos naturales.

Todas estas crisis continúan mientras batallamos contra la pandemia, la cual se alimenta de ellas y las hace empeorar. Esto implica que para enfrentarla hay que considerar las diversas crisis en las que estamos involucrados y buscar respuestas integrales para el mundo post COVID-19.

En el tema alimentario, las respuestas tienen que considerar estrategias para una alimentación saludable para todos y todas, mediante sistemas alimentarios incluyentes y sostenibles. Estos sistemas deben impulsar medios rurales resilientes al clima y a los desastres, generar empleos dignos y garantizar el uso sostenible de los recursos naturales. Además, deben empoderar a hombres y mujeres por igual y garantizar los derechos de los grupos étnicos.

El mundo post COVID-19 será sin dudas más digital y estará marcado por la importancia de tener sistemas de información amplios y transparentes. Esto implica reforzar los servicios digitales y garantizar el acceso a servicios de internet en los grupos y áreas menos favorecidas, cómo los territorios rurales y la agricultura familiar. Esto permitirá desarrollar canales de venta directa entre agricultores y consumidores y mejores servicios, muchos de los cuales ya han surgido como respuestas a la pandemia.

La crisis que atravesamos también es una oportunidad para reforzar el multilateralismo y comprender que las medidas tomadas por un país afectan -positiva o negativamente- a otros países. Siempre es más fácil actuar de forma individual. Decidir con otros requiere más tiempo y esfuerzo, pero el multilateralismo entrega oportunidades de desarrollo que los países por si solos no podrán alcanzar.

Una herramienta clave para responder no sólo a la pandemia sino a muchas de las crisis que atravesamos son los sistemas de protección social: durante el brote de la COVID-19, centenas de países han ampliado el monto, alcance y cobertura de los beneficios que otorgan a su población. En América Latina y el Caribe, entre el 60 y el 76 % de la población más pobre recibe apoyos, pero los miembros de la agricultura familiar tienen muy baja cobertura de la seguridad social o de seguros de salud que les respalden en momentos como los actuales. Como mínimo, la necesidad de cobertura de estos programas va a duplicarse debido a los efectos de la pandemia.

Otro tema fundamental es el refuerzo de la alimentación saludable, necesaria para tener una buena salud. La pandemia ha mostrado que el sobrepeso y la obesidad están directamente asociadas a un mayor riesgo frente a enfermedades transmisibles, como la COVID-19.

Los países también deberán invertir recursos en sus sistemas educativos, de ciencia y de conocimiento para que podamos empezar a desincentivar el consumo inmediato y predatorio pero protegiendo el consumo esencial, la sana alimentación, y los recursos naturales que nos sostienen.

En el corto plazo, tenemos que utilizar todas las medidas de emergencia necesarias para enfrentar la crisis de la COVID-19, usando los recursos con los que contamos: no todos tenemos la suerte de vivir en países con sistemas políticos, sanitarios y alimentarios que funcionen bien. Pero no debemos olvidar que son las crisis las que nos revelan las reales necesidades de cambio. Y si bien en los periodos de normalidad podemos seguir funcionando según el estatus quo, ahora es el momento de transformar nuestros sistemas desde la base y construir sociedades más justas.

Maya Takagi es Oficial de Programas de la FAO