El Senado analiza por estas horas el proyecto de Ley de Presupuesto Nacional, una herramienta decisiva que fija prioridades, asigna recursos y revela el rumbo real del gobierno. El presupuesto es la forma en que el Estado planifica su acción: convierte objetivos en números y transforma discursos en decisiones. Como decía Ortega y Gasset, “dime cómo gastas y te diré quién eres”.
El proyecto remitido por el Poder Ejecutivo no nos conforma. Presenta carencias graves en áreas que deberían ser estratégicas, especialmente el desarrollo del interior. En ese punto, la UTEC, creada en 2012 por la Ley 19.043 —a la que acompañé tras un extenso debate— es un caso emblemático. La Universidad Tecnológica nació para descentralizar el conocimiento, llevar educación terciaria de calidad al interior y abrir oportunidades reales para jóvenes que antes no tenían opciones de formación avanzada sin migrar a Montevideo. Fue, y sigue siendo, uno de los hitos institucionales más relevantes de las últimas décadas.
La demanda estudiantil crece, los Centros e Institutos Tecnológicos Regionales se expanden y las comunidades locales se integran a este nuevo ecosistema educativo y productivo. Por eso sorprende que el proyecto presupuestal otorgue a la UTEC el nivel de recursos más bajo de su historia reciente. Basta un ejemplo: la Universidad solicitó 270 millones de pesos para becas, esenciales para estudiantes que deben financiar transporte o alojamiento. El proyecto solo asigna 30 millones, una cifra que limita el acceso y contradice la misión nacional de la institución. Tampoco se prevé un solo peso para fortalecimiento, innovación o emprendedurismo, pilares de su diseño original.
Las necesidades de infraestructura son igualmente urgentes. En Rivera, el ITR Norte requiere 90 millones de pesos para culminar su ampliación. Por eso presentamos un aditivo que asigna 20 millones por año durante cuatro años, financiados con la suba del tope financiero de una pequeña parte de las multas de tránsito cobradas por el MTOP y ya asignados por la ley 19.924 a la propia UTEC. Es un uso razonable y estratégico de recursos para consolidar una política de Estado que ya demuestra resultados.
La UTEC no es un gasto: es una inversión en capital humano, innovación y arraigo. Reducir su presupuesto implica frenar un proceso que iguala oportunidades y genera desarrollo genuino en el territorio. El Presupuesto Nacional debería reflejar un país que mira al futuro, y ese futuro se escribe desde todos los rincones de la República.
La discusión parlamentaria sigue abierta. Confiamos en que el Senado esté a la altura y apoye esta gran iniciativa nacional.

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