Contenido creado por Martín Otheguy
Invitados

Escribe Washington Silveira

Opinión | Sobre signos y educación

Recientemente se ha producido una polémica en torno a un contenido, anclado en el marco educacional de Enseñanza Primaria.

26.05.2020 13:24

Lectura: 6'

2020-05-26T13:24:00-03:00
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La interpretación de un texto y de un contexto lleva a la necesidad de componer la totalidad semiótica dentro de la cual se producen los mensajes. En los textos propios de la comunicación lingüística existen distintos niveles de articulación. En los sistemas semióticos de doble articulación, éstos incluyen códigos propios de un sistema de signos, los cuales representan la posibilidad del procesamiento de los datos contenidos en los mensajes y sus posibilidades de diferenciación.

Los signos suelen ser polisémicos, es decir admiten una pluralidad de significados. Ello dependerá no solo de la categorización del propio signo, sino también de los interpretantes que descompongan la relación entre el objeto significante y el significado emergente en el sujeto que interpreta.

Recientemente se ha producido una polémica en torno a un contenido, anclado en el marco educacional de Enseñanza Primaria. La imagen cuestionada propone un globito hijo y un globo madre en el que se observa una reacción filial de protesta que presupone el cuestionamiento materno. El globo hijo adjetiva a su madre de "sobreprotectora" y "prejuiciosa" y se declara "perfectamente capaz" respecto a la conveniencia o no de sus propias decisiones. Si solo se observa el texto, sin atender al conjunto, parecería un acto de mera rebeldía que pone en tela de juicio el criterio materno ante los deseos del chico de ejercer su libertad. Pero lo trascendental de la imagen completa, en la que aparece dicho texto, emerge desde el momento que se advierte que el tema de la libertad va de la mano de la responsabilidad, lo cual supone asumir la consecuencia de toda decisión y acción.

Efectivamente, en el dibujo se observa que los eventuales amigos escogidos por el globito hijo son dos cactus que exhiben sus espinas, emulando brazos erguidos de satisfacción, sin otra expresividad que una sonrisa casi perversa y macabra. De ello se deduce, sin mayor esfuerzo, que el autor de la imagen y el texto inserto, ironiza alrededor de la decisión del niño, quien no puede advertir que su "vulnerabilidad de globo" se expondrá a las espinas de estos nuevos "amigos cactus" sobre los cuales su madre pretende advertirle. Y todo ello a partir de implicaturas (lo implícito al conjunto semiótico analizado).

En suma, lejos de legitimar la imagen al niño, pretende exponer -de modo bastante sarcástico- que una afirmación textual, que por si sola podría ser reivindicable, puede estar perfectamente cuestionada si las circunstancias lo justificasen, como es en este caso. La naturaleza incompatible de un globo y un cactus y los riesgos implícitos a su real vinculación proponen una advertencia respecto a la impetuosidad de quien no conoce suficientemente la naturaleza de las cosas, como podría ser el caso de un niño. (No es por capricho que los
padres le dicen con determinación a sus hijos que no pongan sus dedos en los enchufes).

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Dicho lo anterior -que deja en su lugar a los componentes textuales y contextuales de la imagen- cabe el debate sobre la capacidad de discernimiento de los niños, de edades escolares intermedias, para comprender este tipo de mensajes. Parece bastante obvio que es importante la participación de adultos responsables en la ayuda orientativa para comprender conjuntos semióticos de más de una articulación significacional. La abstracción simbólica y la contraposición significacional tienen exigencias adicionales para la semiosis (1) que puede ejercer un infante, y por lo tanto puede verse viciado el entendimiento del mensaje, distorsionando o anulando significados subyacentes.

La participación del referente adulto, para la mejor compresión de significados que requieren cierta elaboración, es pedagógicamente ejercida por los docentes y eventualmente "monitoreada" por los padres o tutores. Los docentes no son seres neutrales desde el punto de vista conceptual e ideológico, por lo cual -en contextos polémicos o controversiales- tienen la gran responsabilidad de presentar todas las opciones que se presenten posibles a la comprensión del educando quien, finalmente, decidirá cual le ha de ser más afín a su sistema
de creencias en formación.

El problema más importante es detectar los niveles de contaminación ideológica de los postulados que se presentan a los educandos. Es bastante identificable este aspecto en las recientes incorporaciones "pedagógicas" que refieren por ejemplo a la sexualidad y la "ideología" o "perspectiva de género". Conceptos relacionados a movimientos ideológicos y que devienen políticos, remiten a una "nueva conceptualización" de los paradigmas que han de regir la sociedad. Tan incidentes son estos postulados que terminan recogidos en los
cuerpos normativos de varios países, sin especial cuidado por las diferencias entre normas y excepciones de la naturaleza y normas y excepciones de la cultura, y -muchas veces- queriendo superponer las manifestaciones de una en la otra. Esta falta de diferenciación y la pretensión de imponer los mundos del "ser" y del "deber ser", como si fueran uno solo, genera un conflicto existencial de difícil solubilidad, donde los valores morales y las
condiciones naturales entran en colisión.

El problema educativo estriba, en buena medida, en concebir a la enseñanza como un medio o como un fin. Como medio sirve para conducir la mente de los colectivos humanos a la configuración social y personal de sus integrantes. Como fin pierde su propia teleología instrumental. Como medio debe ser abierta para su completa realización, como fin se autolimita y pierde perspectiva. El individuo debe aprender para diferenciar y discernir, para hacer un uso racional de los conocimientos. Ninguna imposición conceptual o ideológica tiene cabida en un sistema educativo, pues de tenerla, limita las posibilidades del sujeto y condiciona su libertad a un modelo de dominación totalitario.

Asimismo, no por ser muy sutiles son menos nocivos aquellos sistemas educativos que omiten considerar la responsabilidad implícita al libre ejercicio del pensamiento y de la acción que procuran orientar.

La educación formal es la responsabilidad social y acaso estatal -en cada momento dado de la historia- de orientar a los educandos al amparo de esa misma responsabilidad para mejorar sus conocimientos y, a través de éstos, las condiciones de vida que darán el marco de valores compartidos y respetos recíprocos. Sin ello deja de ser un instrumento válido para el mejoramiento humano.

Washington Silveira Rodríguez
Semiólogo y escritor

(1) La semiosis consiste en la producción de signos o la forma en que éstos operan para producir significados.