Contenido creado por Cecilia Franco
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Escribe Esteban Valenti

Opinión | Reculando

Esa frase rimbombante de no retroceder ni para tomar impulso, está desmentida por la mejor historia política, militar, económica, social y en todos los órdenes de la vida.

20.05.2020 16:07

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2020-05-20T16:07:00-03:00
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En casi tres meses de instaladas las nuevas autoridades se han producido diversos episodios en que el gobierno y en especial el propio presidente de la república, cambiaron sus posiciones originales. No estábamos acostumbrados, ni en los tres gobiernos del Frente Amplio, en particular en el último, ni en los cuatro de los partidos tradicionales. Estaba asociado a una imagen bastante estereotipada de "autoridad", de capacidad de mando. No era solo un problema de estilo, sino toda una definición.

Así sobrevivieron en sus cargos personas que hasta por razones de flexibilidad e inteligencia política tendrán que haber sido removidas, incluyendo directorios de empresas del Estado que conducían el barco al abismo pero estaban firmes al timón y hasta que no explotaron varias minas bajo su quilla no se movieron ni un milímetro. Y nos costó mucha plata, mucha vergüenza y mucho tiempo valioso. Lo mismo sucedió en relación a los mandos militares o a sensible tema de la búsqueda de la verdad y la justicia.

En el análisis crítico en el FA (lo que implica necesariamente autocrítico), que brilla por su más absoluta ausencia, no existe obviamente una valoración del costo político de esa tozudez del poder, en particular desde su cúpula. Y a esta altura, no creo que nadie se atreva a levantar dentro del FA no ya su voz o su pluma, sino un susurro. Hay sí, notoriamente autocríticas implícitas, mientras las redes están inundadas de feroces infalibles.

No voy a hacer la lista de las reculadas que dio el actual gobierno y que yo considero un acierto político, en particular en medio de esta situación particular de crisis por la peste, pero mucho más en general como una demostración de un gobierno, sea del partido que sea, de su capacidad de escuchar a los que opinan diferente y corregir el rumbo en episodios concretos.

Hoy es bueno recordar que el presidente no antepuso su anuncio de una conferencia de prensa para el miércoles 20 de mayo para anunciar nada menos que el plan de reinicio de las clases en la educación, a la importancia de la marcha por los desaparecidos que se realizaba el mismo día. En pocas horas cambió la fecha. Simplemente.

Eso es bueno para el país, para su sistema de partidos, para su relación con la sociedad civil y es mejor todavía para el presidente y su gobierno. Aunque algunos le cueste entenderlo.

Esa frase rimbombante de no retroceder ni para tomar impulso, está desmentida por la mejor historia política, militar, económica, social y en todos los órdenes de la vida. Retroceder es una marcha más, muy útil por cierto.

En diversos ambientes, afectos a la conspiración o no, surge incluso el rumor y la sospecha, de que se adoptan actitudes premeditadamente para luego corregir posiciones, que no afectan lo fundamental de la marcha del gobierno. Da para todo, pero incluso si fuera cierto, demostraría y confirmaría ante el país una actitud de flexibilidad y de oído atento que es valiosa y que fuera de esas elucubraciones hay que tenerla muy en cuenta.

Uno de los cambios que más reclamaba la gente en la anterior campaña electoral era el fin de los gobiernos infalibles, incluso una parte importante del electorado del propio Frente Amplio. Nadie captó en el FA ese reclamo y fue parte del alto costo electoral que tuvo que pagar.

Esa inflexibilidad, en estos tiempos es mala para cualquier partido o dirigente, demuestra que construye una barrera infranqueable con los "otros" y si esa características es un error, mucho más grave lo sería en estos tiempos y en los que se vienen. Las políticas auténticamente nacionales - lo que no quiere decir co-gobernar - se consiguen cuando el poder tiene capacidad de entender a sus interlocutores y darle importancia a sus opiniones.

Esta observación sobre los infalibles es válida para todas las posiciones políticas e ideológicas, pero más necesaria para los que quieren cambiar profundamente un país, una realidad y tener una especial sensibilidad para las grandes mayorías nacionales. Los "duros" anteriores y los nuevos "duros" que emergen en muchos países del mundo y que les están costando a sus pueblos decenas de miles de muertos por la peste y el hundimiento de sus economías, son transversales, como Trump, Bolsonaro, López Obrador, Ortega y otros.

La izquierda, que no escapa ni nunca escapó a la necesidad de figuras decisivas, conductoras del proyecto, incluso a nivel histórico, deberían haber aprendido que la infalibilidad de algunos de esos dirigentes estuvieron entre las principales causas del desmoronamiento por acumulación de errores y de burócratas. Los burócratas son el soporte fundamental de la infalibilidad, política, económica e incluso teórica e ideológica.

Así que habrá que incorporar de manera meditada y seria, ese nuevo elemento en la política nacional: la capacidad de recular a tiempo y en forma.