El razonamiento visceral —tan habitual— sobre la cantidad de militares que tiene Uruguay no suele ir más allá de una afirmación sin argumentación.
Veamos algunos hechos.
En el Censo de Funcionarios de 1969 se registraron 2.508 civiles en el Ministerio de Defensa y hay una estimación, en base a planillas de la Contaduría General, de 18.000 militares activos ese año.
Cuatro años después tuvimos aquella terrible clarinada de “somos 20.000 orientales dispuestos a salvar la patria” y advino la dictadura en 1973.
Al 1º de julio de 1979 esos 20.000 ya eran 37.125 en cargos militares, el doble que en 1969, cifra a la que hay agregar unos 3.000 civiles, equiparados o no.
Y posteriormente evolucionaron así:
| Marzo 1985 | Marzo 1990 | 2000 | 2010 | 2020 | 2024 |
| 40.432 | 34.375 | 31.951 | 28.399 | 32.945 | 33.917 |
¿Es razonable ese número?
Exploremos la estructura de los cargos militares.
En 1979 (fuente: SEPLACODI) había 3.636 Oficiales; en 2020 (fuente: Presupuesto, Tomo V) eran 3.983. Un 10% más. No se incluyen Cadetes Aspirantes.
En 1979 había 32.951 subalternos, en 2020 eran 23.553. Un 29% menos.
Ese fenómeno de concentración de funcionarios en cargos superiores es extensivo al resto del sector público uruguayo y es una realidad escasamente estudiada.
Hace quince años se preguntó “cómo se puede explicar que una empresa pública tan eficiente tenga 700 gerentes” para luego referirse al “mecanismo que disparó semejante riqueza gerencial”.
Agregando “las consecuencias sociales de la burocratización en el costo país son incalculables”.
Para finalmente concluir que “no hay peor ciego que el que no quiere ver” y ese “no querer ver es de quienes deciden” pues de ese modo “evaden la culpabilidad”.
¿Quién podría ser? El presidente José Mujica, el 14 de junio de 2012, en su audición.
Lo real es que hubo en el Ministerio de Defensa un crecimiento inmediato del número de cargos afines una vez alcanzado el poder en 1973. Típico del autoritarismo.
Luego, un crecimiento paulatino de cargos superiores en detrimento de los inferiores. Típico de la burocracia.
¿Cuál es la situación en la región? ¿Cuál es el “tamaño” de cada una de sus Fuerzas Armadas?
El gráfico siguiente nos muestra la relación de cantidad de militares (Ejército, Marina y Fuerza Aérea solamente) respecto a la población de los vecinos cercanos y de países como Nueva Zelanda (con el que solemos compararnos), España e Italia (de donde provenimos) y otros países europeos de parecida población.
La relación de la cantidad de militares por 100.000 habitantes de Uruguay es más que el triple de la de sus vecinos.
Paraguay tiene el doble de población y la mitad de las Fuerzas Armadas.
Todo indica que tenemos un problema de tamaño el cual es, razonablemente y sin inmediatismos infantiles, un tema de largo plazo.
¿A quién lo corresponde resolverlo? Sin duda al Parlamento.
La Constitución Nacional establece que es la Asamblea General, artículo 185, numeral 8, la que “debe designar todos los años la fuerza armada necesaria”.
Tarea que parece haber sido soslayada por el Legislativo y asumida discretamente, alguna vez, por el Poder Ejecutivo.
A pesar de que la comparación indica un exceso de tamaño, ello no es más que un indicio.
El tamaño requerido debe cumplir tres etapas:
Una, la evaluación de lo que hacen actualmente con los recursos disponibles (las Fuerzas Armadas efectúan numerosas actividades, no muy conocidas).
Otra, la evaluación de lo que podrían hacer reordenando recursos (por ejemplo, equipamiento adecuado, menos personal y más concentrado en las tareas específicas de las FF.AA.).
Y la tercera, la más importante: el análisis de los recursos que se apliquen a este sector y evaluar la importancia relativa de otros sectores que no reciben suficientes medios. Porque no hay recursos para todos.
Se llama asignar prioridades. Se llama costo de oportunidad.
¿Cuántos recursos fueron aplicados al sector en 2024?
Según establece el Balance de Ejecución Presupuestal, las Fuerzas Armadas costaron US$ 733 millones ($ 29.507 millones) y su nada transparente Caja de Pasividades US$ 609 millones ($ 24.507 millones). Esto suma US$ 1.342 millones.
¿Qué nos deparará el flamante Presupuesto por Programa 2026-2030? ¿Más de lo mismo? ¿Un análisis de la realidad presupuestal y sus prioridades?
Los niños pobres de hogares pobres siguen esperando.
Muchos de ellos ya se han muerto de viejos.
Addenda
Para analizar la cantidad necesaria de funcionarios de un determinado organismo, es bueno recordar la “Ley de Parkinson” del autor británico C. Northcote Parkinson que señaló que en el Estado “el trabajo crece hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”.

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