Este domingo por la noche, a las 23:30 hora local, entró en vigencia el alto el fuego entre Israel y la organización terrorista Jihad Islámico Palestino en la Franja de Gaza. Unos 40 minutos más tarde aún estaban sonando las alarmas en Israel, detonadas por el disparo de cohetes desde el lado palestino hacia territorio israelí.

Aunque nadie aquí cree ni por un momento que esta fue la última ronda de escalada -dado que los terroristas no han desaparecido y siguen sin reconocer el derecho de Israel a existir- puede ser oportuno resumir lo ocurrido en las 55 horas del operativo.

Se puede resumir el operativo contando los muertos. La pregunta es cómo se cuentan. Si, como hacen algunos, se cuentan diciendo que en el operativo militar israelí murieron casi 50 palestinos, se está dando un dato cierto, pero de forma engañosa. Por otra parte, si se aclara que por lo menos cerca de la mitad eran terroristas y que de los civiles muertos la mayoría perdieron la vida por disparos fallidos de cohetes hacia Israel que por problemas técnicos cayeron en Gaza -o sea que los mató el propio Jihad Islámico- es otra cosa totalmente distinta.

Ni que hablar del hecho que los terroristas lanzan los cohetes desde zonas pobladas, con lo que arriesgan constantemente a su población.

¿Y el resto? Pues aquellos que sí impactaron en diferentes ciudades no mataron a nadie- aunque hubo casi 50 heridos- porque la ciudadanía sabe que al oír la alarma debe correr a los refugios. Pasó en más de una ocasión, especialmente en la ciudad de Sderot, que al oír la sirena, familias se encerraron en el refugio, desde allí oyeron el imponente estruendo y, al salir, vieron que su casa había quedado destruida. Pero ellos se habían salvado.

También podríamos recordar que esta fue la enésima escalada en la que un país democrático tiene que luchar contra terroristas que no reconocen su existencia. O que esto ya lleva años, ya que los primeros cohetes disparados desde Gaza a Sderot fueron a comienzos del 2001.

Y podemos recordar que, desde setiembre del 2005, no hay ni un israelí en Gaza, o sea que el disparo de cohetes es sólo para tratar de dañar a Israel.

Y una buena forma de resumir esta escalada es que recordar que este lunes a las 9 de la mañana, hora local, habiendo transcurrido 9 horas sin cohetes, Israel reabrió los pasajes fronterizos con Gaza para que atiendan necesidades humanitarias, introdujo combustibles y mercaderías. Dentro de poco, apenas se afiance la calma, volverán a pasar casi 15.000 palestinos de Gaza a trabajar diariamente en Israel, teniendo así para mantener a sus familias numerosas, 6 veces más de lo que pueden ganar en Gaza

Israel trata de maniobrar entre la lucha anti terrorista y la distinción entre los terroristas y la población civil que merece vivir en paz. El gran problema es que eso no depende sólo de Israel.