Contenido creado por Cecilia Franco
Ing. Fernando Brum

Escribe Fernando Brum

Opinión | Bienvenido el TLC

El TLC puede ser una herramienta para revertir la falta de inversión y lograr ingresar en un círculo virtuoso de inversión-creación de empleo-desarrollo

13.09.2021 14:41

Lectura: 5'

2021-09-13T14:41:00-03:00
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Las consecuencias de mediano plazo del posible tratado de libre comercio con China son impredecibles en detalle, y sus términos serán mucho más políticos que económicos.

El nivel de las asimetrías es tan enorme que ninguna negociación sector por sector tiene un sustento claro. Según cifras del Banco Mundial de 2019:

PBI en USD

China: 14.000 miles de millones

Uruguay: 56 miles de millones

La economía de China es 250 veces mayor que la nuestra.

Población

China 1.398 millones

Uruguay 3,4 millones

La población de China es 411 veces mayor que la nuestra.

Nuestra economía es para China lo que una economía de 218 millones de USD es para Uruguay. Nuestra población es la equivalente a una población de 8.273 personas vistas desde Uruguay (el departamento de Flores tiene 25.000 personas).

En twitter circula la frase “China no es Blancanieves”, es cierto. Ningún país, ninguna empresa, ningún negociador de ninguna parte del mundo es Blancanieves. Ella está en lo profundo del bosque con sus siete amigos.

No es razonable pensar que el “mercado uruguayo” resulta un “botín” para China. Un tratado con condiciones muy duras representaría una “tasa de extracción” sobre un monto total que resulta ridículo comparado con las dimensiones de China.

Sí es razonable considerar el contenido político del acuerdo como una señal de China al mundo en la construcción del nuevo orden internacional.

Aclaradas las proporciones y los pesos relativos, intentemos un apretado análisis de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas (FODA):

Fortalezas: la producción agrícola-forestal-ganadera, las agroindustrias, las TIC, la estabilidad institucional, el prestigio internacional por encima de lo previsible de acuerdo con el PBI y la población.

Oportunidades: nuevos flujos de inversión extranjera directa (IED), dar una señal clara indicando que Uruguay está abierto a negocios con todo el mundo. Lograr mejores condiciones de acceso al mercado chino significa ganar exposición a nuevos paquetes de know-how y a nuevos conjuntos de problemas. Oportunidades de desarrollar productos y servicios innovadores orientados a dicho mercado.

Debilidades: la baja productividad del sector industrial (incluyendo algunas agroindustrias). Algunos de estos problemas se deben a la escala, y es importante admitir que no podrán ser resueltos.

Amenazas: la crisis de varios sectores industriales, la trayectoria futura del Mercosur.

El Mercosur tiene 30 años, claramente sus resultados concretos están por debajo de cualquier expectativa. No hay ningún indicio de que el Mercosur se pueda transformar un factor que dinamice la economía uruguaya y mueva la aguja del crecimiento (el crecimiento en estos 30 años se explica fundamentalmente por factores extra-Mercosur).

El TLC es una oportunidad para incrementar las inversiones, para incrementar notablemente la visibilidad de Uruguay, para lograr sinergias con el incremento de la visibilidad logrado por el sector de las TIC. El TLC puede ser una herramienta para revertir la falta de inversión y lograr ingresar en un círculo virtuoso de inversión-creación de empleo-desarrollo.

Habrá perdedores, como en todo cambio estructural. Y el diablo estará en los detalles, como en toda transformación.

Pero los detalles del diablo, y la gestión de la crisis de los sectores que serán afectados no son parte del TLC. Forman parte de las necesarias políticas de reducción de daños. Forman parte de la imprescindible sensibilidad con la que cualquier gobierno deberá apoyar la reconversión de los sectores que resultarán castigados.

Si el TLC resulta solamente un tratado que promueve el desarrollo de algunos sectores y permite la bancarrota total de otros será una nueva oportunidad perdida, no se logrará avanzar en el camino del desarrollo de una sociedad integrada que dé oportunidades a todos.

El TLC es una gran oportunidad, no por los ciento y pico de millones de dólares que se dejarán de pagar por concepto de aranceles, sino porque creará mayores oportunidades de inversión, de generación de empleo y de desarrollo.

Centrar el análisis en la balanza comercial actual es analizar la película mirando solamente un fotograma. Importa el análisis dinámico, el monto del “ahorro” al entrar productos más baratos y el monto de las nuevas inversiones resultado un mayor grado de apertura al mundo.

Un TLC acompañado por políticas activas, agresivas e innovadoras de reconversión de trayectorias laborales y apoyo a los perdedores nos puede llevar a un nuevo nivel.

No se trata de proteger los puestos de trabajo actuales, se trata de proteger a los trabajadores y empresarios.

Las políticas sociales de mitigación de los daños son mucho más relevantes e importantes que la letra chica del TLC. Esas políticas serán responsabilidad de nuestros gobiernos -el actual y los futuros- y no del Gobierno de China.

Además, la pandemia ha evidenciado que las políticas de apoyo a la reconversión laboral son necesarias desde ya, sin que tengamos aún un TLC y nuevos perdedores.

A fines de los 70, China vivió un “momento Deng Xiaoping”, abandonó algunas prácticas y corrió los riesgos de ampliar enormemente su apertura al mundo y a la inversión. Hace 30 años que nos movemos exclusivamente en el marco del Mercosur, probablemente sea hora de emprender otro camino y tener nuestro momento de cambio, nuestro “momento Deng”.

Como dijo Deng: "No importa que el gato sea blanco o negro; mientras pueda cazar ratones, es un buen gato”