Contenido creado por Maximiliano Latorre
Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Opinión | A partir del domingo tiene que empezar otra campaña electoral

El próximo domingo iniciará la verdadera campaña electoral que en cuatro meses decidirá los próximos cinco años de la vida de nuestro país.

24.06.2019 13:31

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2019-06-24T13:31:00-03:00
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Por Pablo Mieres@Pablo_Mieres

En pocos días habrá terminado la primera etapa del ciclo electoral. El próximo domingo se definirán las candidaturas presidenciales de todos los partidos y comenzará la verdadera campaña electoral que, en cuatro meses, decidirá los próximos cinco años de la vida de nuestro país.

Para nosotros será el comienzo de la campaña en serio. El Partido Independiente entrará a la cancha a jugar a fondo, porque se comienza a jugar el destino de los uruguayos.

Como se habrá visto, en esta etapa que termina, no hemos hecho publicidad y hemos trabajado con mucha tranquilidad, sabiendo que las definiciones del domingo 30 para nuestro partido son estrictamente internas, en la medida que no tenemos competencia.

Hace semanas que "nos salimos de la vaina" por empezar la campaña a fondo. Un proceso electoral cuyo resultado final determinará qué características tendrá el futuro gobierno y qué le tocará vivir a los ciudadanos de este país.

Tenemos la convicción profunda de que nuestro partido será absolutamente definitorio para evitar la confrontación, la polarización y la división maniquea en nuestro país.

Cuántos más votos tenga el Partido Independiente, más posibilidades habrá de que el nuevo gobierno no quede preso de los extremos, sea de la izquierda populista y dogmática o de la derecha de tono autoritario. Porque es un dato que ambas expresiones se han fortalecido en los últimos tiempos.

La única garantía de un gobierno sensato, serio, responsable, respetuoso del Estado de Derecho, con reflejos republicanos, sin retrocesos en materia de los derechos ciudadanos y con fuerte preocupación por los más débiles, sin caer en planteos demagógicos, es que nuestra opción política tenga el peso electoral suficiente para definir las mayorías gubernamentales.

A esto dedicaremos toda nuestra energía en los próximos cuatro meses, seguros de que una gran mayoría de los uruguayos comparte estas preocupaciones.

Estará en nosotros convencerlos de que nuestro camino es la certeza de esa garantía.

Justamente por estas convicciones es que no podemos dejar pasar nuestra enorme preocupación por lo que ha sido esta campaña electoral que culmina esta semana de cara a las Elecciones Internas.

Nunca nuestro país había vivido una afectación tan profunda de ciertas reglas fundamentales del juego político que habían caracterizado nuestra convivencia política.

Hemos asistido a un compendio de "malas prácticas" en estos seis meses que culminan el próximo 30 de junio, como nunca antes vimos en nuestra historia política.

Demagogia, violación de la veda publicitaria, campaña sucia, gobierno participando de manera indebida en la campaña, discurso antipolítico y anuncio de incumplimiento ante un eventual pronunciamiento popular. Impactante colección de gestos y conductas que afectan las reglas de la convivencia democrática y republicana.

En efecto, al ritmo de los dólares, dos millonarios se llevaron puesta la norma que establece un tiempo de veda publicitaria. Desde enero en adelante asistimos a una violación sistemática de la veda que ha sido históricamente respetada en todas las campañas electorales anteriores. Una afectación muy grave de las reglas de juego que no debería reiterarse en la próxima etapa de la campaña electoral.

Como nunca antes hemos asistido a un estilo de promesas electorales demagógicas que sorprenden por lo burdo y por la desfachatez de los planteos realizados. "Cantos de sirena" reiterados con total ausencia de seriedad y sentido del respeto hacia los electores, a los que se subestima en su capacidad de discernimiento. El mismo candidato que violó la veda se ha convertido en el campeón de las "promesas falsas".

Pero, además, en esta campaña que termina esta semana se ha visto una sorprendente serie de episodios de "campaña sucia", plagado de "noticias falsas", ataques personales, mentiras y difamaciones hacia algunos candidatos a través de las redes sociales. Una verdadera "basura electoral" que se ha expandido en estas últimas semanas, generando el rechazo amplio de todo el sistema político. Esperamos confiados en que la Justicia determine las correspondientes responsabilidades y que nuestro país recupere su tradicional nivel de debate sin la presencia de este tipo de prácticas que asquean y generan nuestra mayor condena.

Como si todo lo antedicho fuera poco, hemos observado a un gobierno que, con total desparpajo, ha decidido utilizar recursos públicos para sumar en favor del partido de gobierno. Desde el acto político que protagonizó el Presidente el 1° de marzo en el Antel Arena, disfrazado de rendición de cuentas, hasta el uso abusivo de las mal llamadas "campañas de bien público" convertidas en propaganda de "autobombo" del gobierno, afectando definitivamente las reglas republicanas.

Pero, además, hemos escuchado a candidatos que exhiben con orgullo su supuesta característica de que no son políticos, cuestionar y hablar mal de los políticos y de la política. Construyen y amplían el discurso "antipolítico" como si fueran ajenos a los vicios que denuncian. Además de generar una injusta y genérica acusación contra todos los que dignamente realizamos la actividad política; no repara en el hecho de que justamente son estos personajes los que, por ejemplo, violan la normativa que establece la veda publicitaria e inundan de dinero la campaña electoral.

Y, para completar este desolador panorama, hemos visto con perplejidad cómo algunos candidatos oficialistas han anunciado que incumplirían el mandato popular si un Plebiscito que cuestionan saliera triunfante. Grave relativización, contraria a las reglas del Estado de Derecho, anunciar que si un pronunciamiento popular fuera adverso, no sería cumplido. Aunque no nos gusten los mandatos ciudadanos, estos constituyen la soberanía de un país y su veredicto es la norma superior.

Como acabamos de ver, esta campaña ha sido para el olvido; llevándose por delante las mejores tradiciones republicanas y democráticas de nuestro país.

Vamos a exigir que en la nueva etapa que comienza el 1° de julio, se cumplan las normas jurídicas y las reglas éticas para que la campaña electoral que definirá los destinos de nuestro país por los próximos cinco años, vuelva al cauce histórico del que hemos estado orgullosos los uruguayos durante toda nuestra vida democrática.