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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Nunca más, todos

A veinte días del acto patrio que convoca el Presidente de la República para expresar un compromiso firme de que nunca más en nuestro país ocurran los tristes y dramáticos episodios que enfrentaron a los uruguayos en los años sesenta y setenta, la realidad está indicando una creciente dificultad para que muchos frenteamplistas asuman el espíritu reclamado desde el gobierno.

28.05.2007 09:20

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2007-05-28T09:20:00-03:00
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Por un lado, la marcha de la semana pasada fue una protesta directa contra la iniciativa del Poder Ejecutivo, aunque paradójicamente contó entre sus asistentes con varios de los ministros y legisladores del propio gobierno. Estas contradicciones cada vez son más frecuentes y parecen convertirse en parte sustancial de la manera en que el Frente Amplio entiende la política.

Como resultado de la marcha, parte de los legisladores del gobierno propusieron que el Frente Amplio impulse la anulación de la ley de caducidad, cambiando la posición que en su oportunidad resolvió el Congreso del Frente Amplio realizado un año antes de las elecciones.

Por otro lado, el Ministro José Mujica, ante la consulta periodística sobre si se arrepiente de haber tomado las armas en el pasado, responde muy suelto de cuerpo que de lo que se arrepiente es de no haber estado en mejor forma para enfrentar la dictadura, buscando entreverar los naipes pretendiendo hacer creer que su actividad guerrillera estuvo dirigida a luchar contra la dictadura.

Esta grave mentira, reiterada una y otra vez por buena parte de los extupamaros, busca evitar que las nuevas generaciones conozcan que los viejos guerrilleros se levantaron en armas muchos años antes de que existiera la dictadura, cuando en nuestro país existía una democracia establecida y en la que, entre otras cosas, Wilson Ferreira era Ministro de la cartera que hoy ocupa el mismo Mujica.

Es más, cuando la dictadura se estableció en nuestro país, el movimiento guerrillero había sido totalmente derrotado y destruido, y José Mujica y los demás dirigentes del MLN estaban presos hacía ya unos cuantos meses o años.

Entonces, para el Ministro Mujica y varios dirigentes frenteamplistas el nunca más se viene transformando en un hemipléjico nunca más al terrorismo de Estado; olvidando intencionalmente las graves responsabilidades en las que históricamente incurrió el movimiento guerrillero en nuestro país.

La iniciativa presidencial está orientada a mandar una señal de superación de los graves daños generados recíprocamente en el pasado reciente y, por ello, está acompañada del impulso a la reparación a los familiares de las víctimas de ambos lados. Más allá de cómo se exprese la iniciativa, sea a través de dos proyectos o de uno solo, sea con diferentes o idénticas "exposiciones de motivos", lo destacable es la idea y el espíritu que anima la iniciativa.

El Presidente de la República busca reparar a las familias de una gran cantidad de víctimas, unos como consecuencia del accionar ilícito y violento de la guerrilla, otros como consecuencia del aberrante y tenebroso terrorismo de Estado. Todos uruguayos que sufrieron las consecuencias de aquellos años oscuros.

Entonces, cuando el gobierno impulsa la reivindicación del nunca más, son cada vez más las voces que, de una forma u otra, expresan que no están dispuestos a aceptar un nunca más bilateral, amplio e inclusivo de todas las iniquidades de aquella época.

El discurso del Comandante en Jefe del Ejército del 18 de mayo pasado, tampoco ha ayudado en este proceso de mirada hacia el futuro. Su postura de reivindicación institucional que no logra asumir las responsabilidades del pasado es el espejo simétrico de la incapacidad de reconocimiento de los horrores del pasado por parte del Ministro Mujica.

Entretanto, se sigue adelante con el impulso a la anulación de la ley de caducidad que es notoriamente imposible desde el punto de vista jurídico, pero tal circunstancia para muchos de sus impulsores resulta un dato menor, lo que demuestra el grave desprecio que algunos grupos y dirigentes de la izquierda tradicional poseen hacia las reglas de juego de la democracia.

Así las cosas, la iniciativa presidencial naufraga en un mar de resentimientos y reivindicaciones incapaces de mirar con altura el futuro del país. De nuestra parte, a pesar de todos los cuestionamientos y de la discutible superposición de la fecha con la conmemoración del natalicio de Artigas, no corresponde otra cosa que apoyar decididamente la iniciativa impulsada. Sea exitosa o no.