Contenido creado por Manuel Serra
Julián Kanarek

Escribe Julián Kanarek

No por mucho madrugar…

La campaña ya instalada, los intereses de la ciudadanía y el valor de la democracia.

26.11.2018 17:03

Lectura: 4'

2018-11-26T17:03:00-03:00
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Por Julián Kanarek

Que se vienen las elecciones es algo que casi todos los uruguayos saben. Pero por si algún distraído no lo sabía, en los últimos días precandidatos, candidatos, legisladores, intendentes y ministros nos lo han recordado con el abrupto comienzo de una campaña instalada, ya no sólo desde el punto de vista discursivo, sino desde las campañas publicitarias (pagas) en todos los medios y plataformas.

En esto hay algo que rompe los ojos: todos los actores del arco político, oficialismo y oposición, olvidan que el contrato que tienen con la ciudadanía para trabajar, gobernar, controlar, promover leyes, termina dentro de 15 meses (resta el 25% del tiempo por el cual fueron elegidos) en el mejor de los casos.

Existe un punto aún más preocupante: son ellos los encargados de hacer las leyes que pautan el cronograma electoral. Según la Ley Nº 18.485 los tiempos de campaña establecidos permiten publicidad 90 días antes de las elecciones internas, nacionales y departamentales. Se me dirá, con argumentos leguleyos, que con las piezas de TV y radio, los avisos en prensa o las convocatorias en redes, los partidos y candidatos no están haciendo estrictamente campaña electoral sino convocatorias o expresiones políticas puntuales. Es una trampa, y de corto aliento.

Pero si la temprana distracción de sus labores o el incumplimiento de las leyes que el mismo sistema político promueve y vota son ya síntomas preocupantes, la desconexión con la agenda, los intereses y requerimientos de la ciudadanía lo son aún más.

Según los datos que arroja el último estudio del Latinobarómetro en Uruguay, la confianza hacia los partidos políticos cae a su mínimo histórico siendo sólo un 21% quienes declaran tener "algo" o "mucha confianza" en estas instituciones políticas. A su vez la confianza en la democracia está en su apoyo más bajo desde 1995 (61%) y en un año cayó nueve puntos. El 18% de los encuestados, declara que da lo mismo un régimen democrático que uno que no lo sea.

En este contexto, iniciar tan tempranamente la campaña electoral no parece nacer de la conexión del sistema político con la ciudadanía, sino más bien de una aspiración de poner en agenda sus propias discusiones endogámicas.

Según el teórico de la comunicación Niklas Luhmann, "la contraposición institucional de los partidos aparece tan drásticamente deficitaria en su responsabilidad política, que siempre hay que conminarla: la clase política (...) no está a la altura de las necesidades de los tiempos." Esta última aseveración coincide con la percepción que recoge el Latinbarómetro.

Dentro del trabajo que sí están realizando, podemos encontrar la modificación a la ley de financiamiento de los partidos políticos que busca transparentar la forma de recaudación y rendición de cuentas de los fondos manejados en campaña electoral. Necesaria iniciativa, pero tardía porque ya empezaron. Débil porque no hinca el diente sobre una de las mayores problemáticas que tienen las campañas hoy, como la publicidad o circulación de contenidos online. El proyecto pretende mejorar la regulación de algo que hoy los partidos ya no respetan.

Este último punto ameritaría un análisis específico, está probado empíricamente que cuándo se regulan los medios tradicionales sin hacerlo en internet y redes, el dinero oscuro se vuelca a éstos últimos, generando enormes distorsiones en las campañas, favoreciendo la desinformación y circulación de contenidos nocivos en procesos electorales.

Mientras los partidos se encuentran globalmente interpelados, la clase política uruguaya tiene en sus manos a uno de sistemas democráticos con mayor apoyo del continente (también según el Latinbarómetro), muy por encima del promedio continental (48%).

Adelantar procesos, no respetar sus propias leyes y regular sin entender la época no parece ser el camino que nos ha hecho ejemplo, sino seguir una tendencia mundial desesperanzadora. Todavía estamos a tiempo, la democracia es nuestra, cuidémosla entre todos.