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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

No nos metan en la misma bolsa

Hace muchos años que desde el Frente Amplio se insiste en mimetizar al Partido Independiente con los partidos tradicionales buscando hacernos formar parte de “la derecha”. Ha sido un negocio electoral impulsado por el Frente Amplio y sus principales dirigentes desde siempre; el mundo se divide en dos: los buenos y los malos. Ellos, los frentistas, se autoasignan la postura de los buenos y todos los demás son los malos es decir “la derecha”, conservadora y contraria a los intereses del pueblo y de la gente.

17.01.2014 21:46

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2014-01-17T21:46:00-03:00
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Así lo hicieron en 2004 cuando el Frente Amplio llegó a su máxima expresión electoral y alcanzó el triunfo en primera vuelta. Una de las características del discurso de su candidato presidencial fue, justamente, la simplificación político-ideológica maniqueísta pero exitosa a la hora de convencer a los ciudadanos.

En estos días casualmente cuando comienza una nueva campaña electoral, hemos observado cómo en los discursos de los dirigentes frenteamplistas, particularmente entre quienes representan los sectores más moderados de esta fuerza política, se ha reinstalado con mucha fuerza la idea de "meternos en la misma bolsa" junto a blancos y colorados.

Particularmente se ha buscado esta identificación como respuesta al grave asunto de PLUNA.

En efecto, los sectores más afectados por los gravísimos e inentendibles errores cometidos buscan, en la desesperación por evitar los posibles costos políticos y electorales, tratar de incluir a todos en la debacle. Sin embargo, "los hechos son porfiados", como solía decir el Gral Seregni; y estos indican que los dos gobiernos del Frente Amplio son responsables de los costos que el país sufre debido a la crisis y cierre de PLUNA.

Entonces, vuelve la vieja y gastada cantinela de meternos en el mismo baile con blancos y colorados. Sin embargo, los mismos dirigentes frenteamplistas saben que eso no es verdad y que es una mera estratagema electoral. Nos conocen todos desde hace largos años, particularmente porque en el pasado la mayor parte de nosotros integramos el Frente Amplio, saben perfectamente que somos representantes de una corriente política socialdemócrata de transformación social, que busca la equidad social y que defiende con radicalidad los principios democráticos.

Recuerdan muy bien que nuestra separación del Frente Amplio fue por no compartir ciertas formas dogmáticas de interpretación de la izquierda política. Saben muy bien que a fines de los ochenta la discusión ideológica fue entre una concepción de izquierda renovada y democrática contra una concepción tradicional y dogmática con pocos reflejos democráticos.

Saben muy bien que nunca integramos los partidos tradicionales. El problema es que el reconocimiento de la realidad implica que el Frente Amplio no posee el monopolio del cambio social, ni de las posturas de la izquierda política, y esa realidad afecta uno de los grandes mitos de esa fuerza política, nada más ni nada menos que el mito de la unidad de la izquierda. Mito que, por otra parte, solo se mantiene vigente en esta comarca porque en el resto del mundo hace ya mucho tiempo que se reconoce la diversidad y pluralidad de posturas y organizaciones de cambio social.

Por otra parte, bastaría un honesto repaso de las posiciones que hemos sostenido los independientes en todos estos años para reconocer que existe una "operación política" de pegarnos a blancos y colorados.

Los principales dirigentes del Partido Independiente nunca apoyamos ni defendimos la Ley de Caducidad, aunque por supuesto que, como corresponde a un partido democrático, acatamos con tranquilidad el veredicto ciudadano contrario a nuestra posición.

El Partido Independiente votó el Presupuesto Nacional en este período de gobierno porque compartimos los objetivos generales que allí se planteaban. También estuvimos de acuerdo en el impulso a las políticas sociales y al fortalecimiento del régimen de Asignaciones Familiares, es más el primer proyecto de creación de un Ministerio de Desarrollo Social y de fortalecimiento de las Asignaciones Familiares fue redactado por nosotros antes de que el Frente Amplio llegara al gobierno.

El Partido Independiente ha rechazado y hará campaña en contra del Plebiscito impulsado por colorados y buena parte de los blancos para bajar la edad de imputabilidad. El Partido Independiente no quiere derogar el IRPF, aunque sí entendemos que es necesario hacer ajustes significativos que lo hagan más justo.

Pero la coartada del "paquete de la derecha" en el que han querido incluirnos se cae definitivamente con la decisión firme y clara de no sumarnos al Partido de la Concertación en Montevideo. No somos parte del bloque de blancos y colorados, como tampoco somos parte del Frente Amplio.

Lo que ocurre es que el Partido Independiente pone por encima de cualquier objetivo político, el respeto a la institucionalidad democrática y a las reglas de juego. Por eso se ha opuesto a las leyes inconstitucionales que desde el gobierno el Frente Amplio ha impulsado repetidas veces. Por eso hemos censurado el gravísimo accionar contrario a derecho impulsado por el actual gobierno al aprobar la suspensión de Paraguay en el MERCOSUR.

Los dirigentes del Frente Amplio han preferido mezclarnos con blancos y colorados porque les molesta nuestra presencia, porque les complica el discurso, porque es mucho más sencillo atacar a los viejos partidos históricos y dividir el mundo en dos.

Los dirigentes del Frente Amplio han buscado un ejercicio excluyente del poder político y por eso vuelven a buscar una mayoría absoluta que, paradójicamente, los encierra cada vez más en una soberbia malsana y omnipotente.

Saben bien que solo el Partido Independiente, con su auténtica independencia, es el único partido capaz de recortarle ese "superpoder" institucional a través del voto de la gente. Por eso, más que nunca, han salido a reafirmar y subrayar el viejo discurso mentiroso de que todo lo que está fuera del Frente Amplio es la "derecha conservadora".

Pero la gente no es tonta. La gente ve la realidad y "mucha agua ha pasado bajo el puente". La suficiente para que la reiteración de este discurso engañoso y simplista ya no tenga el efecto electoral que en algún momento alcanzó.

Estamos al comienzo de un nuevo año electoral y otra vez el Partido Independiente se parará firme en sus convicciones que implican la reafirmación contundente de su independencia política, que lejos de significar debilidad o indecisión, ha implicado en todos los temas la firme toma de partido por los intereses mejores del país.

De a poco, como todo lo que ocurre en este país, más y más uruguayos nos acompañarán y nos brindarán su confianza. Así ha sido desde que el partido nació y así se volverá a constatar en las urnas en octubre de este año, mal que les pese a los maniqueístas de siempre.