Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Ni justicia

Ni justicia

27.04.2011

Lectura: 3'

2011-04-27T07:29:22-03:00
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"Si alguien dice la verdad, si es que alguien realmente la sabe, inmediatamente se lo manda preso. No puede haber verdad si hay Justicia. Son palabras que una y otra no van unidas." Las declaraciones a Últimas Noticias del jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Bonilla, sobre el efecto del proyecto interpretativo de la Ley de Caducidad, podrían inducir al equívoco a un lector desprevenido. Entre otros conceptos, Bonilla destaca como un elemento importante la entrevista que Jorge "Pajarito" Silveira quiere tener con Mariana Zaffaroni, porque eso permitirá seguir "buscando la verdad" que es lo que interesaría, según el alto jerarca, a las Fuerzas Armadas.

De una lectura lineal de la entrevista podría llegarse a la conclusión de que, hasta la aparición del proyecto interpretativo, los militares hacían cola para contar lo que saben sobre los homicidios y desapariciones de detenidos durante la dictadura. Como ahora van a ir presos, reflexiona Bonilla, los integrantes de esa abigarrada columna dejarán de sentirse convocados, afectando severamente la economía de los vendedores de choripanes y torta fritas que aprovechaban la aglomeración para obtener pingües ganancias.

Por cierto, Bonilla tiene razón pero no por lo que dice sino por lo que oculta: si luego de veinte años de asegurada impunidad no pudo obtenerse gran cosa sobre el destino de los desaparecidos, mucho más difícil resulta ahora que la caducidad sería removida. En rigor, es harto improbable que esto ocurra porque antes los querellados interpondrán recursos de inconstitucionalidad que serán votados favorablemente por la Suprema Corte de Justicia. Será una extraña paradoja: ningún militar irá preso como consecuencia de la ley interpretativa que busca sepultar la impunidad, como sí lo fueron cuando el mismo partido que hoy avasalla la Constitución y la soberanía popular se propuso aplicar la Ley de Caducidad.

Pero lo más significativo de las declaraciones de Bonilla es su convicción de que la búsqueda de la verdad y el imperio de la ley son dos caminos contrapuestos. Es curioso observar cómo, a esta altura del partido, la más alta jerarquía militar sigue sin hacerse cargo de que la justicia sólo es posible si se recorre el camino de la búsqueda de la verdad. Esto puede verse tanto como un derecho de las víctimas cuanto de los acusados que sean inocentes. Sin ir más lejos, es la oscuridad sobre los hechos y sus responsables lo que terminó con el insólito procesamiento del general Miguel Dalmao.

Si los militares en actividad o en retiro que tienen en su poder información útil para conducirnos a la verdad se resisten a aportarla, será porque no están en la misma tesitura de los mandos. En todo caso, el polémico texto no hará más que reforzar la coartada con la que se manejaron durante todo este tiempo.

Justo es reconocer que las declaraciones de Bonilla no se parecen en nada a la de sus antecesores, pero hasta ahora, salvo honrosas y homeopáticas excepciones, lo único que tenemos por seguro es que los militares no quieren verdad ni justicia.