Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Mutis

Mutis

29.07.2009

Lectura: 3'

2009-07-29T08:12:30-03:00
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El gobierno descubrió que el Estado tiene funcionarios que estaban en su casa cobrando sueldos sin prestar servicio alguno. La tarea llevó cuatro años y medio, o al menos no se encontró mejor oportunidad para hacer el anuncio que en medio de la campaña electoral. Es que el celo administrativo se vuelve obsesión cuando se aproxima el veredicto de las urnas.

Desde la oposición se amenaza con auditar la gestión frenteamplista ya que, al no poder acceder a cargos de dirección en los entes autónomos, no saben qué ocurrió allí en los últimos cinco años. También en este caso, la preocupación por controlar los gastos huele a oportunismo electoralista. A propósito, sería bueno que los partidos con chance de ganar las próximas elecciones nos mostraran sus planes para evitar el acomodo y el clientelismo, dos vicios de los que nadie está libre.

La Administración Vázquez había definido este delicado asunto de la transformación del Estado uruguayo como "la madre de todas las reformas". Quedará para otra oportunidad, si es que tiene otra su fuerza política, porque lo realizado en la materia ha sido tan tímido que resulta llamativo.


Lidiar con las cuestiones de fondo del gasto y el acceso a la función pública supone enfrentarse a los poderosos gremios de empleados estatales y a las propias maquinarias partidarias, siempre sedientas de pagar favores y acumular poder. Como era de suponer, el Frente Amplio no pudo llevar adelante una tarea que lo hubiera enfrentado a la dirigencia gremial. Pero el Partido Nacional tampoco parece tener un plan al respecto. Lo único que conocemos es la metáfora de la motosierra, un anuncio gráfico poco programático.

Lo llamativo no es que el gobierno responsabilice a la oposición por las "malas leyes" que permitieron a un conjunto de funcionarios cobrar sin hacer nada. Tampoco que la oposición exprese suspicacia sobre el manejo de un Estado que, por primera vez en su historia, está en manos de un solo partido. Lo llamativo es que ninguno de los partidos con chance de victoria se esté ocupando seriamente del asunto. ¿Acaso alguien escuchó algún plan para transformar esa catástrofe que se conoce como Universidad de la República y que se financia con el dinero de todos? Silencio. Ni una sola palabra.

Las razones son comprensibles. ¿Alguien puede imaginarse el destino que le espera a quien intente sacudir hasta las raíces de esos árboles? Mientras tanto, los uruguayos asistiremos al espectáculo nada edificante de un sistema político que nos pide el voto pero juega al disimulo con algunos de temas más espinosos y significativos.

Deberíamos desenmascarar la verdadera naturaleza del poder de ciertos receptores de dineros públicos y exigirle a nuestros representantes que nos expliquen por qué no han hecho nada para morigerarlo. Por el contrario, han ayudando a alimentar un poder fáctico que se les ha vuelto en contra. Sobre estos delicados asuntos y por ahora, en la campaña electoral reina un "profundo y prolongado silencio".