Contenido creado por Gerardo Carrasco
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Mayorías

Mayorías

El Frente Amplio y la oposición se han enfrascado en una discusión sobre la mayoría parlamentaria propia que amenaza con volverse algo más que bizantina. Para la oposición, la pérdida de la mayoría obligaría a un eventual tercer gobierno frentista a negociar fuera de sus fronteras, lo que aseguraría un mayor consenso y aceptación de las leyes.

26.02.2014

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2014-02-26T10:50:00-03:00
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Para el oficialismo, esta nueva realidad parlamentaria impediría continuar con los cambios "de izquierda" y devolvería el poder a "la derecha".

Las mayorías parlamentarias no son buenas ni malas en si mismas. Cuando asuma el próximo gobierno, el Frente Amplio habrá cumplido diez años con mayorías propias, sin que ellohaya significado ninguna catástrofe. Lo que se observa, al margen de la razonable diferencia de opiniones sobre la gestión de gobierno, es que vivimos en un país estable y próspero. En sentido inverso, es harto discutible que una mayoría interpartidaria le hubiera dado a la educación, la salud, la seguridad y la infraestructura (áreas claves en las que muchos ciudadanos creen que la gestión frenteamplista ha sido deficitaria) unas soluciones que el gobierno no pudo encontrar solo. Si así fuera, alcanzaría con reformar las constituciones para consagrar gobiernos coparticipados y solucionar todos los problemas del mundo.

La perspectiva frenteamplista no aporta un abordaje más sutil. Por lo pronto, no existe el bloque "de derecha" ni el "de izquierda". Las hipótesis más plausibles que manejan los analistas que realizan y estudian las encuestas es que tengamos una segunda presidencia de Vázquez sin mayoría parlamentaria propia y sin que esto constituya ningún drama. Vázquez deberá negociar con la centroizquierda independiente o con el centro de los partidos históricos, al menos para los temas centrales. Es muy probable que la confrontación se traslada a la interna del oficialismo, especialmente con sus sectores más retardatarios, y que el país seguirá creciendo, reduciendo la pobreza y aggiornando su estilo de vida a un ritmo y en un sentido similar al que viene llevando.

Lo único que verdaderamente importa en un gobierno democrático con mayoría parlamentaria propia son la legitimidad, el respeto por los derechos de las minorías y la posibilidad de alternancia en el poder. Esto es, la legitimidad en el origen de la mayoría (que sea fruto de un proceso electoral justo), el respeto por los derechos pero también por la legitimidad institucional de la oposición (Venezuela es un ejemplo trágico de la vulneración de este precepto democrático) y la posibilidad de que, dentro de cinco años, otros sean quienes accedan al gobierno.

Si estos asuntos están garantizados, como lo estarán en Uruguay cualquiera sea el ganador de las próximas elecciones, tendremos un Parlamento tan fermental y fructífero como el sistema político sea capaz de generar, cualquiera sea la forma de constituir la mayoría que tomará las grandes decisiones.

Si este será el nivel del debate de la campaña electoral, nos esperan meses muy difíciles.