Contenido creado por Seguridad_Administrador
Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Marconi: ¿por qué llegamos a esto?

¿Cómo hemos llegado a esta situación, en que la delincuencia ha adquirido un nivel de organización e incidencia tal que desafía la capacidad de control territorial del Estado en algunos barrios?

06.06.2016 10:44

Lectura: 4'

2016-06-06T10:44:00-03:00
Compartir en

 

Esto es consecuencia de la confluencia de tres procesos críticos que han afectado y afectan sustancialmente a nuestra vida colectiva. Por un lado, la declinación y crisis profunda de las dos instituciones que se encargan de trasmitir pautas, normas y valores en cualquier sociedad: la familia y la educación. No hay duda alguna de que ambas instituciones han sufrido una profunda crisis que determinó su defección como espacios de trasmisión y reafirmación de normas y valores fundamentales.

Lamentablemente no existen indicios de recuperación; es más difícil desde las políticas públicas incidir en la realidad familiar, pero en la educación se debe señalar con mucha fuerza la enorme responsabilidad de los sucesivos gobiernos de este país que no han emprendido una profunda reforma educativa imprescindible que aun sigue pendiente.

En ese contexto debe agregarse la profunda y aguda crisis económica del 2002. En medio de la declinación de la educación y la familia, los efectos de la crisis tuvieron un impacto muy perverso en la construcción de pautas nuevas de conducta que establecieron rupturas con los patrones tradicionales de una sociedad tolerante, abierta y respetuosa de las reglas de juego. La crisis que llevó las cifras de la pobreza al 35% y de la desocupación al 20% impactó de manera decisiva en una sociedad que perdía las referencias de socialización en forma simultánea.
Pero, para completar el panorama, no se debe olvidar que en forma paralela y tan intensa como las crisis recién mencionadas, se produjo un proceso continuo de declinación de la institución estatal encargada de controlar la seguridad y la paz pública. En efecto, la policía sufrió durante décadas un proceso de deterioro en todas sus dimensiones de funcionamiento; salarios, vestimenta, tecnología, armamento.

Es cierto que a partir de 2010 comienza un proceso de cambio de tendencia, pero hasta ese momento la policía era el peor lugar para ir a trabajar en el Estado, los sueldos eran paupérrimos, no había chalecos antibalas y en algunos momentos, ni siquiera hubo balas para practicar tiro.

Dos más dos son cuatro. Si se nos caen las instituciones que se encargan de la integración social y sobre esa realidad se desencadena una de las mayores crisis económicas de la historia moderna del país y además, la policía sufrió, hasta hace poco tiempo, un proceso lineal y profundo de deterioro institucional, los resultados son obvios.

El desafío es muy evidente. Políticas sociales de apoyo a la familia y, sobre todo, de una vez por todas, un fuerte impulso a la reforma educativa.

Al mismo tiempo, la estrategia policial debe incluir una dimensión que hasta hoy está ausente. La recuperación de la presencia policial en los barrios. La estrategia gubernamental se concentró en recuperar su poder de respuesta ante los hechos delictivos, es decir mejorar su capacidad de enfrentar a los delincuentes mejorando su armamento y su velocidad de respuesta ante la comisión de delitos.

Pero si además de ello no se desarrolla la capacidad institucional de la policía de volver a estar presente de manera visible y abarcativa en cada barrio. Si no hay una opción por desplegar la presencia policial en el territorio (no de la que pasa y se va, sino de la que se queda marcando un diálogo con los vecinos y las organizaciones sociales de la zona). Si no desplegamos un plan de reposicionamiento de las comisarías en los barrios de las diferentes ciudades y pueblos del país, seguramente el combate a la delincuencia estará rengo y tendrá limitaciones notorias.

Todas estas cosas son las que el trágico e impactante episodio del Marconi nos pone delante. Lo que es muy claro es que nada se resolverá si el reflejo ciudadano se concentra simplemente en el miedo y en la estigmatización de un barrio en el que la enorme mayoría de sus vecinos son gente honesta y humilde que vive de su esfuerzo y de su trabajo.