El recrudecimiento de los enfrentamientos entre el Hamas y las Fuerzas de Defensa de Israel en la frontera con la franja de Gaza es lo suficientemente grave como para despertar la preocupación de la comunidad internacional, aunque difícilmente pueda sorprenderla.
La retirada de esta región palestina de colonos judíos dispuesta unilateralmente por el gobierno israelí en 2005 no logró terminar con los bombardeos de los fundamentalistas islámicos. Desde entonces, cada mañana caen una veintena de cohetes Qassam sobre localidades israelíes como Sderot Ashkelon y los kibutzim cercanos, lo que ya causó innumerables muertes y daños. La respuesta suele ser inmediata y casi siempre termina con varios palestinos muertos.
La semana había comenzado con el inicio de las negociaciones entre el gobierno israelí y la Autoridad Nacional Palestina. La agenda incluye los temas centrales del conflicto, como los refugiados, las fronteras, los asentamientos y el estatus de Jerusalén. Aunque aún no se acordó nada, el gobierno de Olmert ya tuvo su primer contratiempo. El líder del partido ultranacionalista Israel Beitenu, Avigdor Liberman, anunció su retiro del gobierno en rechazo de las negociaciones de paz con los palestinos. A esto debe sumarse el anuncio del líder del partido ortodoxo Shas, Eli Ishai, de abandonar el gobierno si Olmert cede los barrios árabes de Jerusalén al futuro Estado palestino. De concretarse esta segunda deserción, la coalición quedará en minoría, lo que puede llevar a Olmert a dimitir o anticipar las elecciones.
Pero esa no es la única dificultad que enfrenta el incipiente diálogo palestino-israelí. Como consecuencia de la represalia del ejército israelí, que incluye la ejecución de un militante de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa en la ciudad de Nablus, la Autoridad Nacional Palestina amenaza con suspender las negociaciones con Israel.
Para los líderes del Hamas, que controlan Gaza por medio del terror, la formalización de negociaciones tampoco es una buena noticia. Menos aún si se tiene en cuenta que la misma fue fogoneada por el presidente estadounidense George W. Bush, cuya gira por la región sirvió para alentar a los grupos y gobiernos partidarios de una salida negociada. Entre ellos, se encuentra el rey Abdullah de Arabia Saudita, autor de una iniciativa de paz que apoya la Liga Árabe. De modo que los cohetes que los militantes fundamentalistas del Hamas disparan contra el "enemigo sionista" caen también sobre las intenciones de sus hermanos árabes moderados.
Fue el presidente palestino, Abú Massen, quien actuó con mayor cautela. Por un lado, condenó el "ataque cruel" de Israel sobre los palestinos de Gaza; por otro, acusó a Hamas de "destruir el sueño e intentar destruir el futuro" de las aspiraciones nacionales de los palestinos. Es que en Medio Oriente todos dicen querer la paz pero no todos están dispuestos a negociarla con sus enemigos.
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla reportarcomentario@montevideo.com.uy, para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.