Si el tiempo en televisión vale oro, aquí somos multimillonarios. Sin valorar su importancia, la proporción dentro de un equilibrio informativo básico de una noticia debe extenderse hasta el hartazgo. Y no solo eso, como si los uruguayos fuéramos muy pero muy cortos de entendederas, los cronistas anticipan previamente las mismas exactas declaraciones que luego hará el entrevistado. Doble dosis obligatoria.

Afortunadamente el territorio nacional y el número de los orientales es relativamente reducido. De lo contrario, si las cosas tuvieran una mínima proporción, en algunos países los informativos centrales de sus cadenas de televisión o de la televisión estatal durarían más de 24 horas por día... ¿Imposible? Pues aquí casi lo logramos.

¿Cómo se puede hablar durante 5 minutos de un accidente automovilístico? Se puede.

Y podríamos hablar de varios ejemplos genéricos: hechos delictivos, accidentes de tránsito, tormentas, entrenamientos y pases en el fútbol, declaraciones políticas de todo tamaño y color. Lo importante es estirar la cosa.

Hay una explicación para este rècord Guiness no certificado, incluso para los informativos "eternos". La causa es naturalmente mercantil, son los espacios más caros de la televisión nacional y creo que en la mayoría de los países, donde la TV por cable y sobre todo la TV paga (Netfilx, Fox etc) no compite por la audiencia y hay que hacer caja. Pero en el fondo hay otros elementos a considerar.

En el planeta global, en el planeta cada día más conectado a través de internet y de los medios, lo local, lo más próximo, asume la condición de un refugio imprescindible. También es por ello que los diarios o publicaciones locales en diversos departamentos alcanzan tirajes que proporcionalmente son muy superiores a los diarios nacionales. A todos.

La gente quiere saber de la gran aldea global, pero sobre todo de su comarca, de los hechos próximos o, en este caso, nacionales. Pero esta tendencia totalmente comprensible tiene algunos retos que no son fáciles de resolver, por ejemplo el equilibrio, porque el tiempo que se le dedica a una noticia compone un mensaje sobre el conjunto y el balance de los contenidos.

No me estoy refiriendo a que los delitos merecen una gran atención, no hablo de la sensación térmica. De lo contrario, el clima en los balnearios o los pases en el fútbol generarían un calor insoportable. Hablo de que en un informativo de ese tipo solo falta que al terminar una carrera hípica además de entrevistar a los jockeys lo hagan con los equinos, que al ser lentos de habla, permitirían extender todavía más el tiempo del informativo.

El verano es el momento crítico, porque faltan noticias políticas por obvias razones, porque a pesar de que ningún dirigente político importante, del gobierno o de la oposición, nunca va a Punta del Este, cruz diablo, y hay pocos acontecimientos destacables, es necesario recurrir a toda la imaginación de los periodistas para estirar todo hasta el absurdo. Le ponen el micrófono frente a cualquier entrevistado y sufren. Porque se los ve sufrir, preguntar y volver a preguntar sobre los detalles más nimios e intrascendentes para cubrir la cuota de tiempo asignada.

Es así que la conmemoración de Iemanjá puede ocupar el tiempo dedicado al descubrimiento de un nuevo continente y al otro día tiene la ventaja que es posible dedicarle varios minutos a relatar la cantidad y composición de la basura que han dejado en las playas los creyentes.

No hablemos del carnaval, que tiene bien ganado el título del más largo del planeta tierra y que tiene aspectos maravillosos, por convocar a miles de personas a prodigarse en creatividad, en imaginación y en sociabilización, y lo digo muy en serio. El asunto es que la cobertura televisiva es también es la más larga del mundo, equivalente a los espectáculos de Luciano Pavarotti o los Rolling Stones.

No tenemos muchos programas periodísticos de TV con debate o reportajes políticos, pero en compensación en el mes de enero y febrero las entrevistas en los informativos pueden resultar casi eternas y sobre cualquier tema. Esperando que alguien desate alguna tormenta dialéctica con sus declaraciones.

Aunque se han perdido algunas primicias, como por ejemplo las recientes declaraciones de Julio Marenales, el histórico dirigente del MLN que nos confesó muy suelto de cuerpo que el Frente Amplio se fundó en la cárcel de Punta Carretas y que todos en definitivas fuimos marionetas de los tupamaros. Algunos sin saber nada.

Esperamos con ansias que en los asados y conclaves veraniegos, que tienen amplia cobertura, los políticos aprovechen para explayarse. Nada, no da ni para un twitter, ni siquiera en Rocha con el discurso del candidato presidencial seguro y confirmado, Luis Lacalle Pou.

Lo que si nos enteramos todos es que el Vicepresidente de la República reclamó que se analicen las causas estructurales del déficit fiscal. Me sucedió en medio del temporal y estuve a un paso de exponerme como un pararrayos para despertar de la pesadilla.

En estas últimas semanas todos tuvimos un gran consuelo, a nivel cultural nos hicimos especialistas en aviones ejecutivos de cierta edad y sobre todo nos atiborramos de ver goles de los pibes de la sub-20 muy bien dirigidos por Coito.