Contenido creado por Gerardo Carrasco
Cybertario

Leales

Leales

Las tesis del “voto económico” (en este caso también social y cultural) eran correctas.

06.11.2014

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2014-11-06T11:34:00-03:00
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Un par de semanas antes de los comicios, un amigo que encuesta para una de las principales empresas del medio me escribió lacónicamente en Facebook: "Está todo liquidado. Gana el FA con luz. La 609 arrasa en todo el interior". Su pronóstico difería bastante del que sus jefes ofrecían al público, por lo que desestimé la información, en el entendido que el manejo de los "datos duros" y parciales de un encuestador carecían del rigor necesario. No fue sino hasta después de pasados algunos días y en medio de la polémica sobre las encuestas que recordé su vaticinio.

En una columna publicada por la agencia UYpress, el sociólogo Gustavo Leal, integrante de Compromiso Frenteamplista, se refería a "los diez falsos mitos" refutados por los resultados del 26 de octubre, la mayoría de los cuales fueron considerados como válidos en esta columna durante la campaña. Si no los reproducimos íntegramente es porque aceptamos, en términos generales, que Leal tiene razón.

Finalmente, el Frente mantuvo el respaldo de la clase media y los jóvenes y soportó el desgaste del poder, el Partido Colorado no sólo no creció sino que cayó, los partidos tradicionales sumados fueron menos que el oficialismo, la candidatura de Lacalle Pou no rindió lo que se esperaba y no estábamos en el "fin de la era progresista". Todo eso es cierto, como lo es también que ese universo virtual fue generado por las encuestadoras, al punto que eran muy escasas las voces frentistas que expresaron euforia antes de que se abrieran las urnas.

Hasta hace cuatro meses, insistíamos sobre una tesis de uso corriente entre los politólogos: un país con crecimiento económico sostenido y estabilidad política y social, tiende a la reelección, a menos que el elenco de gobierno se hubiera desgastado, y en tal caso, siempre que alguien de la oposición sea capaz de capitalizar ese descontento. Tales situaciones combinadas parecían improbables a comienzos del 2014 y aún el 1º. de junio, cuando Luis Lacalle Pou "sorprendió" con su triunfo en las internas. Fue entonces que las encuestas comenzaron a señalar que algo se movía en un sentido confluyente.

¿Y qué tal si los beneficiarios de las políticas sociales comenzaban a pedir más; si la clase media, financista del reparto y sin retornos proporcionales cruzaba el Rubicón; si la era la figura fresca y desenfadada de Lacalle Pou era un acicate para el cambio y si el Partido Independiente y Unidad Popular eran dos refugios, por centro e izquierda, para frentistas desconformes?

La fuerza que generó la oferta opositora y la dimensión de los problemas por los que atraviesa la sociedad uruguaya no fueron suficiente como para contrarrestar la atracción de un partido visibilizado por la mitad del electorado como exitoso, o al menos capaz de generar resultados bastante satisfactorios. Las tesis del "voto económico" (en este caso también social y cultural) eran correctas. En el único ámbito que se manifestaba otra cosa era en las encuestas y en su círculo concéntrico, del que los medios, los analistas y los políticos formamos parte.