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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Las reformas por la mitad

El gobierno ha decidido impulsar cambios sustanciales en diferentes campos de la vida de la sociedad uruguaya. Ha emprendido reformas en areas en las que una reforma se lleva adelante una vez cada tanto tiempo. Tal es el caso de la reforma tributaria, la reforma de la salud y la proyectada ley de educación.

29.09.2008 08:53

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2008-09-29T08:53:00-03:00
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Se trata de asuntos medulares en la configuración de la sociedad que se corrigen y reforman en determinado momento con vocación de continuidad. De hecho, hacía ya varias décadas que no se abordaba una reforma sustancial de la tributación, la salud llevaba un largo tiempo sin que se impulsaran transformaciones de fondo y la ley de educación, llamada en su momento de emergencia, ya tiene más de veinte años de vigencia.

En tales casos, cuando lo que está en juego refiere a reformulaciones de fondo sobre aspectos tan relevantes, parece necesario que estas decisiones sean tomadas sobre la base de un amplio consenso o, al menos, que estén respaldadas en mayorías sustanciales. De esta forma, el país se garantiza que las mencionadas transformaciones tendrán sustento social y político suficiente como para que sus nuevas disposiciones sean duraderas y que no estén supeditadas a los avatares electorales de cada período de gobierno.

Pues bien, nada de eso ha ocurrido en este caso. El gobierno del Frente Amplio prefirió impulsar y aprobar estas transformaciones con el estricto apoyo de su bancada parlamentaria, sin contar con ningún otro respaldo político ni parlamentario.

Tanto la reforma tributaria como la reforma de la salud se han aprobado con el voto del 51% del país y con la oposición activa y firme del 49% restante. La proyectada ley de educación amenaza aprobarse del mismo modo.

No es una buena solución la que ha impulsado el Frente Amplio. Así las cosas, sus reformas durarán lo que dure su ajustada mayoría absoluta obtenida en las elecciones nacionales de 2004.

Gane quien gane en 2009 las reformas aprobadas por este gobierno serán modificadas sustancialmente. Incluso si el Frente Amplio volviera a ganar en las elecciones del año próximo, seguramente lo hará sin contar con la mayoría absoluta que hoy cuenta, en ese caso aun ganando deberá corregir y cambiar las reformas aprobadas, habida cuenta de que el resto de los partidos reclamarán esos cambios por no haberlos compartido desde su génesis.

En tal sentido, entonces, el Uruguay volverá a discutir estos temas nuevamente y habremos perdido un largo y precioso tiempo, debido a la ausencia de voluntad política para buscar los mencionados acuerdos más amplios.

Pero los países que avanzan son los que logran amplios acuerdos en cosas básicas como la tributación, la salud o la educación. Por el contrario, los países que no logran los grandes acuerdos se condenan al estancamiento y a la constante discusión sin horizonte.

Este es el resultado del país de las dos mitades. Este es el legado que nos han dejado los dos bloques políticos en los que se ha dividido el país desde hace una década. Desde el 2000 al 2005 gobernaron blancos y colorados con el respaldo del 55% del Parlamento, sin incluir ni incorporar a nadie más; desde 2005 hasta el 2010 habrá gobernado el Frente Amplio con el respaldo del 52% del Parlamento, con la misma lógica excluyente.

El país paga un alto precio por su división política en mitades. Gane quien gane en 2009, tendrá la responsabilidad de asumir un cambio en la lógica de la gestión de gobierno que tenga por finalidad acordar en forma transversal sobre los asuntos sustanciales que hacen a las bases del futuro del país.

Nosotros que hemos mantenido una postura ajena y contraria al encuadramiento en dos bloques, estaremos apoyando y ayudando a construir esta nueva dinámica en la política uruguaya. Para que no haya más reformas en mitades.