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¡Cometamos nuevos errores!

Escribe Daniel Mordecki

La ley de los pequeños números

La ley de los grandes números enseña que cuanto mayor es la cantidad de casos considerados, mejor representan las estadísticas la realidad. En Uruguay las encuestadoras van en el camino contrario: las muestras son cada vez más pequeñas.

04.08.2018 22:10

Lectura: 4'

2018-08-04T22:10:00-03:00
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En el siglo XVI, cuando el renacimiento daba paso a la edad moderna, el matemático lombardo Gerolamo Cardano percibió que las estadísticas representan mejor a la realidad cuanto mayor es la cantidad de casos considerados. Esta afirmación, que hoy se conoce como la “ley de los grandes números” demoró unos 200 años en ser probada por Jacob Bernoulli, miembro de una prolífera familia de matemáticos.

En 2018 en Uruguay las encuestadoras parecen haber descubierto la “ley de los pequeños números” que dice exactamente lo contrario que la ley matemática: la cantidad de casos importa poco, pues los medios igual reproducen las encuestas, la gente las cree y las toma en cuenta y los políticos las disfrutan o las sufren pero mantienen sus brazos cruzados y su boca cerrada.

En las internas de 2014, por ejemplo, las muestras de las encuestadoras tuvieron los siguientes tamaños:

Cifra

1.002

Equipos

1.200

Factum

1.936

Interconsult

1.323

Opción

1.200

Radar

1.500


No se trata de grandes muestras, pero en 2018 Cifra publica encuestas de 701 casos, Equipos Mori 681, Opción publica encuestas hechas por SMS (aunque no lo confiesa) y Radar continúa utilizando Facebook para seleccionar sus encuestados: el motor de generación de sesgo más sofisticado que existe. Todo el revuelo de Cambridge Analytica no le movió una pestaña.

Factum publica encuestas por encima de los mil casos, pero viendo los valores de la campaña electoral anterior estamos también hablando de una reducción significativa, por encima del 45%.

Y ahora tenemos una novedad más grave aún: Canal 10 difundió en su informativo central (sin ficha técnica, como es su costumbre) una encuesta de Equipos Mori que se basa en 348 casos. Detrito estadístico, si me permiten.

El mercado no regula las encuestas

Tal como explica Robert J. Shiller, ganador del Nobel en Economía en 2013, en su libro Phishing for Fools (Pescando tontos) el libre mercado hace que algunos agentes económicos detecten y aprovechen las decisiones irracionales de los seres humanos, lucrando en detrimento del bienestar económico y social del conjunto. El remedio a este mal es la regulación, concluye Shiller.

Eso es lo que parece suceder en el mercado de las encuestas en Uruguay: el público en general es insensible a la calidad estadística de la información que reciben, los medios en su mayoría absoluta tienen interés nulo en la calidad estadística de la información que difunden, y los políticos son neutros o inclusive proclives a no dar importancia a la calidad estadística de la información, siempre y cuando la encuesta los favorezca, tal como hace el diputado Fernando Amado con unos sondeos impresentables que se realizan por Twitter, a pesar de que hace unos meses quería una ley que castigara a los que publicaban encuestas que él creía que lo perjudicaban.

Como enseña Michael Porter, en un mercado insensible a la calidad, la competencia está exclusivamente centrada en los costos. En Uruguay esto se expresa con encuestas que son cada vez más baratas, independientemente de que sean malas, patéticas o simplemente basura.

¿Qué nos espera en la campaña electoral?

Con estas realidades sobre la mesa, nos espera una campaña electoral con peores encuestas que la campaña anterior.

Las encuestadoras combatieron de forma exitosa el proyecto de ley de encuestas, neutralizando toda posibilidad de regulación y transparencia. Es un tema que como mínimo pasó al próximo período electoral.

Y el triunfo los envalentonó, así que ahora vale todo: la ciencia fue quemada en la hoguera y la opacidad esconde muestras minúsculas, métodos de relevamiento llenos de sesgo y ponderaciones obscenas.

En definitiva, el método de encuestas uruguayo se ha reducido a utilizar alguna forma para hacer preguntas, y después ponderar para que de algo razonable y coherente con la encuesta anterior y las encuestas de los colegas.

Para el pequeño grupo de los que estamos preocupados por la indiferencia ante esta avanzada de las encuestas basura, nos queda el consuelo de que la ciencia no es un problema de mayorías. La verdad no se vota.