Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

La huella de Chávez

La huella de Chávez

06.03.2013

Lectura: 3'

2013-03-06T12:53:39-03:00
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La muerte de Chávez abre un tiempo de incertidumbre sobre el futuro de la revolución bolivariana y de su impacto y liderazgo en el continente. Para sus aliados, la desaparición del presidente venezolano es vivida como una tragedia en términos ideológicos, organizativos y aún económicos. Sus enemigos, en cambio, deberían evitar cualquier euforia sobre un hipotético derrumbe del chavismo y el proyecto bolivariano.


La llegada al poder de Chávez, como la de todos los gobiernos que cayeron bajo el influyo de su carisma y su billetera, fue antecedida por el fracaso de la democracia tradicional. Un fracaso caracterizado por la corrupción, el caciquismo, el clientelismo, la ineficiencia, la miseria y la violencia. La mayoría de los ciudadanos de Venezuela, Ecuador, Perú, Nicaragua o Bolivia, no tiene muchos motivos para añorar los regímenes anteriores al populismo de izquierda.

Tampoco leyeron jamás a Locke ni a Rousseau ni vivieron los beneficios de sus elucubraciones. Por el contrario, muchos de ellos ni siquiera sentían que aquellos gobernantes blancos y aristocráticos, que se sucedían en el ejercicio del poder, fueran sus iguales. El chavismo ha sido una mezcla explosiva de retórica, despilfarro, autoritarismo y delirios de grandeza, pero también de espíritu vindicador, pretendiendo darle voz y dignidad a las masas latinoamericanas.


Así vista, la retórica revolucionaria sirvió para encolumnar detrás del liderazgo de Chávez a millones de personas de todo el continente que no tenian idea sobre las ocurrencias de Marx para emancipar a los pueblos, ni mucho menos sobre los resultados calamitosos que cosecharon, allí donde se aplicó alguna forma de socialismo revolucionario. Lo que si sabían es que, no teniendo nada para perder, habían encontrado alguien que hablaba en su nombre, tenía su mismo color de piel y cubría de insultos y desprecio a los responsables de sus desdichas.


El largo éxito popular de Chávez no es el resultado del triunfo de su ideología (si es que así se puede llamar al "Socialismo del Siglo XXI") sino de la derrota del capitalismo y la democracia latinoamericanas del Siglo XX. Por cierto, el populismo es una fiesta que, tarde o temprano, termina en resaca. En el caso de Venezuela, la factura petrolera le permitió a Chávez moverse a sus anchas por el mundo, como parte de su programa de propaganda bolivariana. Un día subsidiaba el combustible en los barrios pobres de Nueva York y otro compraba un banco fundido en Uruguay. No se trataba de negocios sino de propaganda, o en el mejor de los casos, de política. No hay que ser economista para entender que este estilo de administrar la hacienda pública, sumado a un repertorio de excentricidades económicas, iba a terminar comprometiendo seriamente la viabilidad del proyecto bolivariano, sólo que el cáncer llegó antes.


¿Significa la muerte de Chávez la desaparición del chavismo? Más allá de méritos atribuibles a su carisma y determinación, Chávez ya ha dejado su huella. En su peor versión, los latinoamericanos tendremos que sacudirnos del lomo su secuela de maniqueísmo, confrontación, autoritarismo, violencia verbal y delirios de grandeza. Pero el huracán chavista también impulsó el sentido de igualdad y dignidad de los desposeídos y desclasados de América Latina. Al menos en los países donde su prédica cosechó mejores resultados, ya no será posible restaurar las viejas democracias oligárquicas.


El desafío de los países latinoamericanos es construir sociedades inclusivas, garantistas y tolerantes así como economías abiertas y justas, que no pierdan de vista la dignidad y el sentido de prioridad que Chávez le dio a los más pobres.