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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

La educación cada vez peor

Pasa el tiempo y la situación se vuelve cada vez más acuciante. Pasan las generaciones y los resultados educativos son cada vez más preocupantes y deficitarios. Nuestro sistema educativo se deteriora gradual y sostenidamente, sin que la conducción política de esta administración, igual que la anterior, lleve adelante las orientaciones imprescindibles para revertir el declive verificado.

01.12.2010 09:17

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2010-12-01T09:17:00-03:00
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La conducción de la educación no atina a encontrar las claves para iniciar un proceso de transformación imprescindible y urgente.

El Frente Amplio, durante décadas en la oposición, había sostenido que el principal problema en nuestra educación consistía en la ausencia de recursos suficientes. Se acusaba a los partidos tradicionales de no invertir en estas políticas y, siguiendo la línea argumental de los dirigentes sindicales de la educación, el primer gobierno del Frente Amplio incrementó sustancialmente los recursos asignados.

Transcurrido el primer período de gobierno frenteamplista se ha multiplicado la inversión de recursos en el sistema educativo y este presenta cada vez peores resultados. Para colmo de males, el Frente Amplio además decidió incorporar institucionalmente a los representantes de los gremios docentes en la conducción de la educación. De esta forma agravaron uno de los principales males que padece nuestro sistema educativo: el corporativismo.

De modo que en este segundo período de gobierno frenteamplista, la situación ha empeorado sustancialmente, en la medida que el peso de los representantes gremiales aumentan la capacidad de bloqueo sobre el sistema.

Por otra parte, además, ya se sabe que aumentar simplemente los recursos para la educación no produce mejoras en su situación.

Sin embargo, el reclamo por más recursos ha vuelto a formularse como una demanda principal en esta disputa presupuestal y se viene perfilando la idea de que el gobierno podría sacrificar sus apuestas de inversión en infraestructura y construcciones (imprescindibles para modificar el funcionamiento del sistema educativo) para ceder a las presiones de mayores aumentos de remuneraciones.

Sería muy grave que así ocurriera, porque la construcción de un número importante de nuevos centros educativos es imprescindible para lograr cambios sustanciales en la gestión educativa.

El panorama es cada vez peor. La desorientación de las autoridades y su ausencia de respuestas es cada vez más preocupante.

En la enseñanza media cada nuevo equipo que asume la conducción se dedica a cambiar los planes de estudio, de manera tal que estos se superponen como sucesivos estratos sin que ninguna de las propuestas tenga éxito.

Como si todo esto fuera poco, ahora el representante de los gremios en el Consejo de Secundaria, Daniel Guasco, acaba de lanzar como gran iniciativa, la reducción de las horas de clase. Más vale calidad que cantidad, sostiene pasmosamente, el consejero, promoviendo reducir la carga horaria de clases para los estudiantes. Siempre privilegiando y mirando por sus representados; jamás pensando en el bien y la mejora de aprendizajes de los estudiantes.

Así vamos y así está terminando el primer año del nuevo gobierno. Entretanto nuestras generaciones de jóvenes pasan y rebotan o fracasan en nuestros centros educativos.

Es urgente "dar vuelta la pisada" y comenzar una profunda transformación del sistema educativo, sin embargo no hay ningún síntoma que nos permita ser optimistas sobre ello.