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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

La convocatoria a una alternativa socialdemócrata

La Convención del Partido Independiente aprobó por unanimidad llevar adelante una estrategia política orientada a la construcción de una alternativa socialdemócrata que se convierta en un tercer polo capaz de quebrar la división en dos mitades que ha dividido al país en los últimos quince años.

06.12.2015 14:07

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2015-12-06T14:07:00-03:00
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Tenemos la convicción de que existen importantes zonas de coincidencia entre dirigentes, sectores políticos y votantes que formamos parte de diferentes partidos. Desde hace décadas los que compartimos una misma concepción política e ideológica hemos votado separados y divididos en diferentes partidos.

Decimos socialdemócratas porque probablemente sea la palabra que mejor nos incluye; pero en realidad lo importante es la coincidencia en los tres grandes pilares de este espacio político.

En primer lugar, una firme y radical convicción democrática y republicana que se ubica por encima de cualquier definición programática, en defensa del Estado de Derecho y en defensa de las libertades y derechos ciudadanos; reivindicador de la tolerancia y el pluralismo.

En segundo lugar, la preocupación por la equidad y la justicia social, la necesidad de implementar programas sociales dirigidos a los más débiles y vulnerables, con el apoyo del Estado impulsando políticas sociales sólidas y definidas.

Y en tercer lugar, una decidida opción por el crecimiento y desarrollo económico, apostando al funcionamiento del mercado y asumiendo el valor de la competencia como motor para el crecimiento y la construcción de la prosperidad; pero con un papel del Estado dispuesto a combatir y evitar las inequidades que, inevitablemente, el libre juego del mercado provoca.

Nosotros, desde el Partido Independiente, nos identificamos con estas tres premisas centrales; pero somos concientes de que compartimos tales convicciones con gente que está en los otros tres partidos. Para simplificar, digamos que coincidimos con los seregnistas del Frente Amplio, los wilsonistas del Partido Nacional y los batllistas históricos del Partido Colorado.

Sin embargo, aquellos terminan sumando votos con sectores y dirigentes que piensan bien distinto. Es así que en el Frente Amplio los sectores socialdemócratas comparten y ayudan a que otros sectores de izquierda populista o marxista leninista, con débiles concepciones democráticas, predominen e impongan, en muchas ocasiones, sus propias convicciones.

Lo mismo ocurre con blancos y colorados. Batllistas y wilsonistas suman votos con sectores liberales y conservadores que poco y nada tienen que ver con las preocupaciones sociales de aquellos.

Lo más preocupante es que, a estar por los resultados de los últimos años, los sectores socialdemócratas en los tres partidos mayores terminan siendo dominados o subordinados a aquellos sectores o candidatos que no poseen tales definiciones políticas.

Por eso es pertinente la convocatoria. ¿No habrá llegado la hora de lograr que los que pensamos igual podamos votar juntos? ¿Qué se opone a este objetivo? Ciertamente un obstáculo importante que para nada menospreciamos. La rigidez de las fronteras partidarias y el atractivo de pertenecer a un partido grande que gobierna (en un caso) o puede gobernar (en otro caso).

Por supuesto que, además, también pesa la dificultad de romper con un partido político que es, no solo una organización sino un conjunto de referencias de identidad y de afectos que hacen más difícil aun salirse del "casillero".

Pues bien, a pesar de esas dificultades notorias, la historia del país también muestra momentos en los que dirigentes y sectores políticos asumieron, con coraje y valor, el desafío de saltar de sus propios partidos para construir una opción política diferente. Es el caso del Frente Amplio en 1971 y es el caso del Nuevo Espacio en 1989; ambos esfuerzos generaron cambios en el escenario político con importantes consecuencias.

La alternativa se apoya en una evaluación crítica de los gobiernos del Frente Amplio, pero no busca ser, como lo quiso ser la Concertación en Montevideo, una opción para juntar a toda la oposición contra el partido de gobierno. No es nuestro camino porque ese camino implica volver a construir una opción política que se define por la negativa pero, además, implica alianzas que juntan posiciones heterogéneas y, algunas de ellas, lejanas de nuestro pensamiento.

Nuestra convocatoria se funda en la necesidad de ofrecerle al país un tercer polo político, de contenido socialdemócrata, que sea una alternativa real para los próximos tiempos. Es tiempo de cambios, es tiempo de ofrecer una nueva opción a los uruguayos.

En tal sentido, nuestro esfuerzo para el año próximo será el de explorar los contenidos de una agenda temática que compruebe, en los hechos, las coincidencias que existen entre quienes profesamos las mismas ideas y principios políticos. Las coincidencias serán la base de una alternativa que los uruguayos necesitan.