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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Jugaría una apuestita a que se equivocó feo.

Una semana atrás el Presidente de la República “interrumpió” sus vacaciones para realizar un vuelo en helicóptero acompañado del Ministro de Ganadería, Ernesto Agazzi, y del Prosecretario de la Presidencia, su hermano Jorge Vázquez, para conocer “desde el aire” la situación de sequía en el sector agropecuario.

12.01.2009 08:39

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2009-01-12T08:39:00-03:00
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Se dijo entonces que el suelo de nuestro territorio, así visto desde el aire, presentaba tonalidades y colores variados, por lo que se asumió una conclusión, para variar “autocomplaciente” y descartando los reclamos, a esa altura desesperados, de buena parte de los productores rurales del centro y sur del país.

Como resultado de esta “expedición”, el gobierno relativizó la situación y manifestó tranquilidad destacando que la sequía era un fenómeno parcial y poco extendido. A tal punto que el Ministro Agazzi se permitió decir en tono jocoso: “Jugaría una apuestita a que este fin de semana habrá lluvias importantes. Además, una buena parte de Uruguay no sabe lo que es la seca".

Menos de una semana después, el Ministro había “perdido su apuestita”, no ha llovido en ninguna parte; y su afirmación sobre que “buena parte del país no sabe lo que es la seca” contrasta con la decisión tomada en el día de hoy de “declarar a todo el territorio en estado de emergencia agropecuaria”.

Es realmente grave el error y la falta de sintonía que demostraron las autoridades de gobierno en este tema. Desconocieron los llamados dramáticos de los productores, los minimizaron, los relativizaron y dejaron pasar días preciosos en la toma de decisiones ante un fenómeno que cada día u hora que avanza genera daños irreparables.

Tampoco se reaccionó a tiempo y con medidas concretas ante el surgimiento de una plaga de langostas creciente que se ha convertido en un tremendo agravante a la situación de sequía, puesto que la plaga arrasa con todo lo poco que queda.

Hay una responsabilidad evidente de parte del gobierno que actuó tarde y lento ante una crisis gravísima que desde hace más de dos semanas está reclamando las medidas que recién hoy se toman. Las gremiales agropecuarias no han pedido la renuncia del Ministro, probablemente porque es más importante que, de una vez por todas, el gobierno asuma su responsabilidad e instrumente medidas tales como el otorgamiento de facilidades crediticias a los productores, el acceso rápido a raciones, la postergación del pago de tributos y demás aportes y la instrumentación de una estrategia eficaz e inteligente para combatir la plaga de langostas.

Pero sorprende inevitablemente la liviandad y hasta ironía con la que el gobierno asumió esta adversidad. Nos consta que antes de fin de año, es decir un par de semanas atrás, se estaba reclamando al Ministro la necesidad de tomar decisiones, sin embargo hasta hace un par de días, la crisis era casi un invento de algunos y la lluvia “salvadora” se encargaría de resolver el problema por sí misma.

Demasiados graves errores para un Ministro que está encargado de velar por el buen desempeño del sector agropecuario. Demasiada desconfianza de parte del gobierno con respecto a la voz de los productores que se quedaron reclamando sin recibir de parte de las autoridades una respuesta acorde a las circunstancias.

La política agropecuaria como ninguna política es cuestión de “hacer apuestitas”. ¿No les parece?