Contenido creado por Inés Nogueiras
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José Mujica. Los balances en vida

José Mujica. Los balances en vida

Hay una costumbre que detesto: hacer los balances de la vida de una persona o un personaje cuando ya no está, cuando no puede reaccionar y además cuando aplicamos un cierto pudor cristiano y occidental y somos piadosos. Eso puede funcionar para cualquier profesión, menos para los políticos y sobre todo los políticos que siguen en carrera, en todas las carreras, incluida la presidencial. Hay que decir las cosas en vida y de frente.

16.08.2016

Lectura: 12'

2016-08-16T00:45:00-03:00
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Voy a tratar de no reiterar conceptos usados hasta el cansancio y, no tengo que aclarar que la mía es una opinión absolutamente interesada, tiene que ver con el pasado, el presente y el futuro de la izquierda uruguaya y, por lo tanto, del Uruguay. Yo reafirmo mi condición de uruguayo nacido en Italia. Escrito lo cual, voy a realizar el máximo esfuerzo por no dejarme llevar por pequeños intereses, sobre todo electorales que, últimamente, saturan el cerebro y el alma de la izquierda uruguaya. Nadie es inmune al poder y tampoco es una maldición inexorable.

José Pepe Mujica es una personalidad que a favor y en contra ha marcado la historia de la izquierda uruguaya, no solo porque llegó a ser el segundo presidente de izquierda en el país, que siempre y obligatoriamente es un hecho histórico. El balance de su gobierno es contradictorio y lleno de tensiones.

Su papel es histórico porque encabezó, y con éxito, el pasaje del MLN Tupamaros dentro del MPP a una etapa total y absolutamente democrática y ese fue su mayor aporte, que tuvo un fuerte y polémico impulso de Eleuterio Fernández Huidobro. Los que conocemos al MLN desde hace muchas décadas sabemos que ese proceso no debe haber sido fácil, ni política ni humanamente. Comparando con el panorama latinoamericano, también en eso Uruguay se destaca y es mérito del Frente Amplio, creado en 1971 sin los Tupamaros y en cierto sentido enfrentado radicalmente a la concepción del MLN, aunque ellos inventaron un sistema para estar presentes y disputar dentro del FA: el Movimiento de Independientes 26 de Marzo (nada que ver con el actual 26 de Marzo).

Pero para una incorporación tan plena a la democracia y a sus reglas hace falta no solo un vehículo, una herramienta como el FA, un ámbito nacional apropiado como es el Uruguay post dictadura, hace falta receptividad de los protagonistas, de los ex guerrilleros. Sin duda fue un proceso colectivo, pero el papel de Mujica fue clave en la elaboración del discurso y de las prácticas.

Un discurso complicado, lleno de contradicciones, muchas veces muy imaginativo y con poco contacto con el pasado histórico auténtico (los tupamaros no combatieron a la dictadura... no pudieron hacerlo porque política y militarmente en 1973 ya no existían en Uruguay), pero que en Mujica reafirmó lo fundamental: el respeto a las normas democráticas y a la pluralidad de la sociedad uruguaya.

Ese es un mérito colectivo y sobre todo individual, transportar a la orilla democrática e institucional a la inmensa mayoría del área de ese sector de la izquierda, que incluía a los Tupamaros y a todo su entorno político e ideológico.

Mujica fue un personaje especial para un momento especial de la política uruguaya, la crisis del 2002.
Venía construyendo su imagen desde antes, en base a varios componentes: su estilo discursivo especial, entre campero-arrabalero y filosófico; su forma de vida y su audacia en lanzar ideas y arriesgarse a dar marcha atrás y hacerlo de forma explícita. Como te digo una cosa te digo la otra.

Nunca fue un jefe de "ordeno y mando", su liderazgo se basa en su particular relación con sectores de la sociedad uruguaya. No solo los más pobres.

Mujica tuvo un papel muy importante en transformar en capital electoral, y por lo tanto político, la grave crisis de credibilidad en los políticos y especialmente de los partidos tradicionales, durante aquella fatídica crisis. En Argentina gritaban "que se vayan todos" y volvieron al mismo juego de siempre empeorado y, aquí, una parte de la ciudadanía más humilde se volcó hacia el Frente Amplio. Crecimos en todos los sectores sociales, pero sobre todo en los que nunca fueron tradicionalmente la fuerza social de la izquierda en el Uruguay, en las zonas más pobres de la periferia de la capital y las ciudades, en el interior y hasta en el campo. ¿Fue solo Mujica? No, hubo un esfuerzo de todo el FA, pero el papel de Mujica fue y es importante.

Es obvio que un personaje así no puede generar unanimidades, ni las necesita, ni las busca. Él vive y crece en el roce, en la fricción, y mientras algunos lo apoyan con pasión, otros lo rechazan con idéntica pasión. Y no me refiero solo a la derecha, hay sectores del centro e incluso de la izquierda que también reaccionan de manera muy parecida ante su figura.

Mujica es el principal y casi único capital popular a nivel de multitudes que tiene el MPP, eso ha quedado demostrado en múltiples ocasiones y en especial en elecciones de diferente tipo: internas del FA 2012 y 2016, a la Intendencia de Montevideo en el 2015 y en todas las encuestas.

No es un estratega, es un gran táctico, que en su capacidad y creatividad y en sus argucias en el manejo de los temas a nivel público, de manera explícita, estableciendo alianzas con algunos medios o de manera "filtrada", y en su diálogo la mayoría de los sectores políticos, construyó sus éxitos. Y hay que reconocerlo, aunque a algunos no nos guste su estilo y no compartamos muchas de sus ideas.

En la Presidencia su rasgo distintivo fue la improvisación y la mezcla permanente de una sobreabundancia del discurso y de ideas fuerza, con poca concreción y planificación. A eso se agrega un problema de fondo, la falta de un clima intelectual y político interno que promoviera el crecimiento de cuadros y dirigentes, no pudo ser resuelto con el CADESIC, porque lo que hizo fue agrupar a profesionales que vieron allí un camino más corto para sus carreras políticas-institucionales, pero los gobiernos necesitan buenos cuadros, capaces, inteligentes, creativos y estudiosos, surgidos del propio seno del Frente, del partido. Y esa fue una carencia importante que se notó de manera evidente.

A ello hay que agregar que el sistema del "comisariato" para controlar en todos los ministerios, entes etc. durante su gobierno dio pésimos resultados, para el gobierno y para el país, porque debilitó los liderazgos necesarios y generó el peor defecto del gobierno Mujica: el desorden.

La mayoría de los buenos y grandes proyectos que tenía, en la educación, en importantes emprendimientos y empresas del Estado, fracasaron o se debilitaron precisamente por el desorden. Y las evidencias más claras las tenemos ahora, con ANCAP y muchas otras empresas del eEstado, con la planta regasificadora, con el puerto de aguas profundas, con la explotación minera y otras. Incluso con Pluna, que notoriamente no es solo responsabilidad del gobierno Mujica, fue un error compartido.

Hay una cosa que es letal para la izquierda, en todo el mundo y en particular en el Uruguay, por su historia y toda su prédica: la corrupción en primer lugar pero, también es grave el desmadre y la inmoralidad en el manejo de los dineros públicos y las influencias.

Nunca podremos ni deberíamos cubrir esos aspectos refiriéndonos a las malas experiencias del pasado, el Uruguay subió en estos años en el índice de Transparencia Internacional, pero en ningún caso comenzó de muy abajo y además este es un indicador que cuando se precipita se precipita y arrastra todo a su paso. Esa no creo que sea una responsabilidad personal de Mujica, pero el clima del desorden no es precisamente el mejor antídoto contra las tentaciones del poder.

En política internacional se aplicaron los mismos criterios de desorden en particular con Argentina y con Venezuela y las contradicciones que tuvimos en esos 5 años y que ahora afloran de muchas maneras.

Lo que nadie puede desconocer es la proyección internacional de Mujica, ahora que ya no es presidente sigue recogiendo apoyos y atención en lugares y públicos muy amplios. Es el político uruguayo más conocido en el mundo, por lejos. Algunos creen que con esa virtud se pueden equilibrar los problemas y no es así, conviven situaciones llenas de contradicciones y tensiones propias del personaje.

Mujica es un político, fue un gobernante y a su nivel actual lo sigue siendo, y concita la atención de sectores sociales y culturales que no atienden en absoluto a la política, es más, la rechazan en sus formas tradicionales, incluyendo a la izquierda tradicional.

Ser escuchado hoy desde la política con más de 80 años de edad y habiendo ejercido el poder es un gran capital. ¿Eso desmiente mis críticas? No, plantea la complejidad de Mujica y su papel en la izquierda y en la política uruguaya.

Mientras fue presidente, a pesar de sus irrupciones no tan elegantes, nunca rompió los vínculos con el resto de la política uruguaya y con las otras fuerzas del FA. Incluso su potencia electoral y popular le sirvió en cierta menara para colonizar, y digo bien, colonizar otros sectores del FA, agrupándolos cuando le convenía en el G8 o el G9. Como táctico muy inteligente y astuto fue el padre de la vicepresidencia de Raúl Sendic.

No porque Raúl Sendic haya demostrado capacidades especiales, o proximidades ideológicas con el MLN o el MPP, al contrario, simplemente para reforzar el mensaje, las señales, los triunfos personales. Sendic era la continuidad con su herencia del proyecto original del MLN.

La gestión de ANCAP no fue una suma de errores y de impericias, fue un proyecto político que les salió muy bien, aunque el país haya tenido que pagar un precio muy alto y la izquierda lo siga pagando sin saber hoy cuál es el límite de ese precio. Saltar de ser un diputado de un grupo marginal como el 26 de Marzo, sin ninguna experiencia de gestión, ni profesional vinculada al tema energético, petrolero o de grandes empresas, a ser candidato a vicepresidente y vicepresidente por sus "extraordinarios y excepcionales méritos en la gestión modélica de ANCAP": hay que sacarse el sombrero y luego llorar.

Pero no fue solo mérito de la innegable capacidad táctica de Mujica, que como tal incluye el movimiento de los cargos y de las posiciones de poder como un elemento clave de la suma de esas movidas tácticas, hay otros que colaboraron con ese plan. Sabiéndolo o no. Tenían señales suficientes a su alcance para prever las consecuencias. Es que de tanto ceder la cosa se transforma en costumbre.

La continuidad completa del mismo grupo político ocupando los 4 cargos en el directorio de ANCAP en el 2015 es un hecho sin antecedentes en los gobiernos del FA, no puede ser responsabilidad de Mujica. Ahora, un año después las cosas se corrigieron.

Mujica dice cosas. Aunque algunos no les guste, en su discurso le mete mano, lengua y neuronas a temas complejos de la situación mundial y de las tribulaciones de nuestro mundo, de nuestras sociedades. A veces con generalidades, pero muchas veces con ideas que hacen pensar, hasta para rebatirlas. Prefiero mil veces esa tensión a los que repiten siempre el mismo verso, sin agregar una sola idea.

Por ello el único almuerzo que tuvimos en un boliche de la avenida Uruguay, muy televisado "espontáneamente" a la salida, el tema central que conversamos fue cómo podíamos aunar fuerzas, con el aporte de su peso convocando amplios auditorios en el Uruguay y más allá de las fronteras, para ayudar a generar una masa crítica cultural e ideal que hoy es una ausencia muy grande en la izquierda. Y a mí me preocupa mucho la latinoamericana. Un proyecto que naufragó en toda la línea, no era funcional a otros objetivos...

Con Mujica nos hemos enfrentado y discutido directa o indirectamente muchas veces, antes de la dictadura con el MLN y su visión y su política, antes del ingreso al FA y dentro del FA, incluso con zancadillas amargas que me hicieron los tupas y que trato de olvidar y, espero seguir enfrentándome, discutiendo con él por mucho tiempo, lo que si aprendí es que lo que no funciona es fruncir el ceño, decir diatribas en los rincones y después retroceder ante sus posiciones, callarse o peor aún dejarse colonizar.

Lo cierto es que luego de las elecciones internas del pasado 24 de julio en el FA el candidato del MPP no fue elegido (y digo el candidato del MPP, no creo que fuera el candidato de Mujica, no era funcional a su otro proyecto, que recién conoceremos en el 2018) pero, a nivel del aparato (Mesa, Plenario Nacional y obviamente el Congreso de Comités de base) las fuerzas cercanas a Mujica han crecido de manera importante a expensas de otros sectores del FA, de Asamblea Uruguay y en general del FLS, del PS (que además tiene una realidad interna muy compleja). El MPP y el PCU aumentaron en el Plenario Nacional 7 nuevos cargos y exactamente ese es el número de cargos que perdieron el FLS en su conjunto y el Partido Socialista.

Un Frente Amplio con menos gente en todas sus estructuras, con un polo que crece fagocitándose a otros polos, no es el mejor panorama para gobernar, para preparar el futuro, para avanzar en las ideas y en el nuevo momento del país.

Una lección que hay aprenderla todos los días es que la política tiene que acercarse a la gente en todo y no pretender que la responsabilidad sea de la gente obligada a dar el salto para achicar el foso que los separa de la política, en especial en estos tiempos.