Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Ideas sin debate

Ideas sin debate

31.10.2007

Lectura: 3'

2007-10-31T08:47:10-03:00
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El seminario "Tendiendo Puentes", que reunió en Punta del Este a un conjunto de personalidades de la política y la empresa convocadas por el Círculo de Montevideo y la Secretaría General Iberoamericana, deparó varias sorpresas interesantes. Allí se dieron cita el viernes pasado cerca de medio millar de asistentes, quienes disfrutaron el encanto fulgurante de Felipe González (a pocos días de celebrar las bodas de plata de su llegada a la presidencia del gobierno español) y la lógica implacable de Carlos Slim, el zar de las telecomunicaciones, junto al expresidente Julio Sanguinetti (brillante orador y fino analista) y el vicepresidente Rodolfo Nin, entre otros.

Una primera aproximación a las causas de la miseria del continente podría rastrearse con un aplausómetro, aquel mítico aparato con que la platea de Cante y Gane establecía su veredicto. A estar por los aplausos, los conceptos más brillantes cupieron al histrionismo de Felipe González. Sus invectivas contra los tics de la izquierda latinoamericana despertaron la hilaridad y el regocijo de una platea deslumbrada. Sin embargo, menos festejada pero más certera fue la visión de la realidad continental esbozada por Enrique Iglesias. Ante la gracia sin par del veterano socialista andaluz, poco podía hacer la serena precisión de los guarismos.

El secretario general iberoamericano trazó un detallado bosquejo del continente, que crece al 5,5 por ciento, tiene superávit de cuenta corriente, baja la deuda externa, acumula reservas, abate el desempleo, reduce sensiblemente la pobreza y comienza a corregir la violenta desigualdad social.

Finalmente, Iglesias planteó la necesidad de concentrar los esfuerzos del continente en cuatro batallas: la de la productividad (en áreas tales como la infraestructura, el gasto público, el régimen fiscal y el fortalecimiento institucional y del clima de negocios) la de la educación de calidad, la inserción internacional (explorando la integración "en todas sus formas") y la batalla social, procurando crecer más y distribuir mejor.

La visión de Iglesias sorprende porque nos devuelve una imagen del continente bastante más esperanzadora de la que trasmiten los críticos a derecha e izquierda. Pero también debería enseñarnos a relativizar los diagnósticos que salen de las puras especulaciones, tan al "uso nostro".

Pero la expresión más audaz la aportó el vicepresidente Nin Novoa con su señalamiento hacia los sindicatos de los públicos, quienes se opondrían a las privatizaciones no por razones patrióticas sino porque las tendrían privatizadas en beneficio propio. La crítica más aguda de que se tenga memoria contra estos viejos aliados de la izquierda vino nada menos que del vicepresidente de la República del gobierno progresista. Podrá cuestionarse la ingenuidad que supone la confesión de Nin, pero debe celebrarse el coraje de sus palabras. Sumadas a las expresiones de las personalidades reunidas en Punta del Este, podemos alentar la esperanza de que los uruguayos dejemos definitivamente en el pasado lo que Felipe González califica como "debates ideológicos sin ideas".