Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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IMM: ¿cómo vamos?

IMM: ¿cómo vamos?

22.03.2011

Lectura: 8'

2011-03-22T10:13:20-03:00
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En un mundo sacudido por terremotos, tragedias nucleares y ataques militares de los poderosos de siempre contra un dictador que ellos protegieron desde hace tiempo, resulta difícil hacer un hueco para hablar de las cosas menudas y nuestras. Pero en esta ocasión quiero hacerlo.

No he sido blando con la gestión de la IMM anterior, ni tampoco con esta. Y no me siento en culpa, aunque es obvio que las voté, incluso en el caso de la administración anterior participé directamente en la campaña electoral del año 2005. Voy a seguir criticando y opinando, por dos razones:

Primero porque vivo en esta ciudad, la quiero, me deslumbra todos los días con sus enormes posibilidades y la calidad de vida posible y sobre todo con el potencial enorme de su desarrollo, y sufro sus problemas.

Segundo, porque soy de izquierda y sé que no hay país de primera, sin una capital de primera en todo sentido. No hay un proyecto progresista posible, sin el poder pegado a la gente haciendo, construyendo, dando los mejores servicios. Las intendencias son uno de los principales instrumentos de democratización del Estado en su relación con la gente. Todos los días.

Todavía no se cumplió un año de la gestión de Ana Olivera en la IMM y creo que las cosas se han empezado a mover, a mejorar, a demostrar un poco más claramente un cierto rumbo. Todavía falta una enormidad, pero para mi lo importante es la tendencia.

Escribo esto sintiendo que todavía esta sensación, no es fácil que la perciba el conjunto de la población, no sé si comenzará a reflejarse en las encuestas. Revertir los procesos de disconformidad con una administración no es tarea fácil, requiere de cambios importantes en la sustancia, en la gestión, en los resultados y en la política y la comunicación.

Una aclaración, estas opiniones son el resultado de mis periplos personales por la ciudad y de mis conversaciones con gente de diversos barrios. Tienen obviamente sus limitaciones.

¿Dónde veo los cambios? En pequeñas cosas importantes. Se han comenzado a colocar carteles con los nombres y los números de las calles en muchos barrios. Esta era una ciudad anónima, para encontrar una dirección había que tener un GPS o preguntar como en Managua. Ahora volvemos paulatinamente a recuperar el nomenclátor explícito en la ciudad.

Hay muchas avenidas mucho mejor cuidadas en materia de canteros, de limpieza de cuidado de la imagen y lo mismo lo he visto en algunas plazas. No es así todavía con la placita Giacomo Mateotti. Espero que algún día le llegue el turno.

Las señales de las calles se están pintando, en los cordones y en las propias calzadas. Comenzamos a abandonar el otro dato de Montevideo, una ciudad despintada en sus espacios públicos y de circulación.

La gente comienza a acostumbrarse a respetar el carril preferencial para los ómnibus y supongo que eso debe influir en la velocidad del transporte de pasajeros. Todos esperamos que el plan general de movilidad urbana y suburbana mejore.

La limpieza, todavía está muy lejos de lo que nos merecemos y esperamos con ansiedad que las inversiones prometidas den resultado. Si no se gana la batalla por la limpieza, no hay quien salve a esta administración. Y eso incluye un tema muy complejo, los contenedores siguen siendo los mini basurales distribuidos por la ciudad. También hay algunos endémicos, el otro día vi uno preocupante en Carlos. M. Pena en Nuevo París al Norte. Y no hay que esperar una nueva crisis para que los levanten las Fuerzas Armadas...

Sobre la basura no voy a opinar hasta que se ponga en práctica el nuevo equipamiento y el plan general. Lo que si es notorio es que hay zonas donde hace falta urgente poner más contenedores y reforzar el barrido.

Lo más importante es el cambio drástico de actitud frente a la dirección de un gremio que había tomado la población como rehén de sus desbordes. La parada de carro fue fundamental y hay que ser coherente y firme y la intendenta lo ha demostrado. Los montevideanos sentimos y sabemos es que no tenemos los servicios que corresponden a 8 mil funcionarios municipales. Es una enormidad.

Y para cambiar eso hace falta un plan a medio y largo plazo de reestructura de los servicios y de la asunción del personal. Es decir, un plan para reducir paulatinamente el número de funcionarios. No resiste ninguna comparación con otras capitales. A pesar de que se redujo en relación a las administraciones coloradas, los resultados negativos queman los ojos.

Es positivo y esperemos que de resultados el programa de formación del personal en la atención al usuario. Es un punto débil, muy débil y sensible de la gestión. La gente no se siente respetada y atendida como le corresponde. No se percibe que son servidores públicos, sino que nosotros estamos al servicio de su humor y talante.

También hay que valorar la actitud de la intendenta en sus declaraciones, es concreta, afronta los temas y las responsabilidades. El divague, es un camino a la perdición... de la opinión pública y del respeto de los vecinos.

Hay obras que se anuncian – públicas y privadas – que tendrán muy buen impacto, si se concretan. La mejora del pavimento y la circulación en las principales avenidas y las terminales de ómnibus urbanos en varios puntos de la ciudad. Comenzando por avenida Garzón. Es urgente. Y a nivel privado la culminación en tiempo y forma, subrayo, en tiempo y forma del Hotel Carrasco, ese cascarón acusatorio en el medio de la rambla de Montevideo. Esperemos, recemos, exijamos.

Ahora, si me conformara con lo anterior, tengo que declarar es que estoy resignado a muy poco, a una decadencia inexorable. En un país que crece a los niveles del Uruguay, con muchas ciudades del interior, donde se nota a simple vista el avance del país y de la propia ciudad, Montevideo tiene que aspirar a mucho más.

Tener una ciudad limpia, quiere decir no tener las veredas hechas una mugre y un desastre. Así que esperamos ansiosos la puesta en funcionamiento del plan en varios niveles que fue anunciado por la intendenta. Primero las veredas de la IMM y sus locales deben ser un ejemplo, incluso de limpieza, segundo las instituciones públicas y empresas y tercero todos los vecinos que tienen veredas.

El domingo pasado hice una caminata por Pocitos, en 6 cuadras de 21 de setiembre entre la rambla y Ellauri hay 9 obras de edificios de apartamentos en diverso grado de construcción. Y en los alrededores, hay decenas de otras construcciones. Eso implica que habrá un aumento de la población, donde vivía una o dos familias pasan a residir 20 familias como mínimo, eso implica más contribución inmobiliaria, más recursos, pero también más necesidades de todo tipo. Y queremos verlas satisfechas. Allí y en todo Montevideo.

Si la IMM no demuestra en este periodo que impulsa obras propias importantes, que valoricen la ciudad, que mejoren su imagen y la casa de todos, está frita. Los frenteamplistas estaremos fritos. La gente no nos va a dar más oportunidades.

No alcanza con que en algunas zonas haya una explosión privada de inversiones, hay que lograr una combinación entre lo público o lo público-privado que construya grandes obras. Para mejorar la circulación que se está transformando en un verdadero problema, la vivienda y la descentralización residencial, la cultura, los espacios verdes, el deporte y la ciudad como gran espacio de convivencia colectiva.

Hay que pensar que obras hacemos para mejorar la ciudad en los grandes núcleos urbanos característicos, como el oeste, 8 de octubre, el norte, el noreste y el centro. Y seguramente me olvido de algunos barrios muy importantes.

Para evitar la feudalización de algunos barrios, hay que hacer también obras, invertir recursos que las integren al tejido urbano, hay que coordinar perfectamente con los planes de vivienda y urbanización.

Hay que rever algunas absurdidades como el flechado caótico de la Ciudad Vieja y la circulación a toda hora de camiones por calles que no tienen el ancho necesario y los carritos de la basura a toda hora. ¿Será parte del atractivo turístico de la ciudad, hipoecología de la basura?

¿Hasta cuándo vamos a tener, en el mejor lugar de Montevideo los esqueletos de los depósitos de carbón y de los gasómetros sin utilizar esos espacios para cosas útiles y necesarias?

¿Qué grandes obras viales, residenciales, de servicios, de promoción de la cultura, de espacios verdes y de encuentro se construirán o se comenzarán a programar? ¿Qué impulso se dará desde la ciudad a la inversión, cuidando el equilibrio necesario, pero sin el fundamentalismo que se nota y se siente?

Es un tímido y prometedor cambio, trabajemos todos para darle un fuerte impulso.