Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Helados

Helados

01.07.2009

Lectura: 3'

2009-07-01T08:26:48-03:00
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Los politólogos no alcanzan a explicar todavía qué fue lo que ocurrió el domingo pasado. En especial, en lo referido a la superior votación del Partido Nacional sobre el Frente Amplio y en la cantidad de sufragantes, sensiblemente menor a la esperada. Las respuestas deberán esperar que las acciones que siguieron a los resultados se reflejen en las próximas en las encuestas.

Mientras tanto, candidatos y operadores políticos seguirán tomando decisiones y enviando señales a la ciudadanía, procurando captar indecisos. En este terreno el Partido Nacional sacó ventaja, aunque todavía resulte difícil estimar de qué magnitud, al anunciar su fórmula electoral la misma noche del domingo. En el Frente Amplio, en cambio, nadie se animó a reconocer los errores cometidos y mucho menos a enmendarlos. Por el contrario, tanto sus acciones como sus señales parecen equivocadas. No sólo que no pudo "ganar en junio para ganar en octubre" sino que tampoco le dio la debida importancia a las acciones que iban a emprender sus dos principales figuras una vez conocidos los resultados y a las señales que transmitirían.

¿Era todo cuanto tenía para decir Astori lo que expresó en su carta del domingo? ¿Por qué Mujica no pudo mostrar más que un rostro sombrío a la hora del triunfo? ¿Cómo es posible que la fórmula dependa de los acuerdos programáticos y de repartos de poder "sine die" entre sus dos precandidatos más votados? ¿Por qué los frentistas no pudieron ver a Mujica y Astori abrazados en el domicilio del ex ministro de Economía en la noche del domingo?
Una explicación posible es que la cúpula frentista no reparó adecuadamente en la naturaleza de su electorado. Por el contrario, dejó la sensación de que prevalece en su imaginario un votante que todavía responde a los estímulos emocionales y racionales de 1984, cuando la memoria de la resistencia a la dictadura y su alta politización les daba una seña de identidad única. Ya no es así.

Según las encuestas sobre autoidentificación ideológica, cuatro de cada diez votantes frentistas ni siquiera se definen como de izquierda o de centro izquierda. Sólo uno de cada tres uruguayos se coloca en ese segmento. Pero además, los expertos en opinión pública auguran que las próximas elecciones la van a definir un conjunto de ciudadanos alejados de la política, poco informados y más susceptibles a los vaivenes de la mediatización que a las invocaciones ideológicas o emotivas. Para todos esos uruguayos y uruguayas moderados y menos politizados, ¿quiénes fueron los verdaderos ganadores el domingo pasado? ¿Mujica o Lacalle? ¿El Frente Amplio o el Partido Nacional?

Los resultados de las elecciones internas deberían encender una luz amarilla en el oficialismo. No sólo no pudo "ganar en junio para ganar en octubre", sino que puede perder en noviembre si su candidato insiste en proponer como modelo de vida a los bosquimanos africanos o en sacar las adicciones "a prepo". Los tiempos en los que algunos gobernantes frentistas creían que ganarían las elecciones de 2009 "aunque el candidato sea una heladera", han llegado a su fin.