Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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Gobernar y negociar

Gobernar y negociar

07.08.2012

Lectura: 5'

2012-08-07T09:48:34-03:00
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En la izquierda uruguaya algunos decidieron utilizar el pequeño margen que tiene la mayoría del Frente Amplio en el parlamento para introducir una variante "del gobierno en disputa" Se disputa también en el parlamento.

Primero fue el diputado Felipe Carvallo de la lista 711 quien amenazó con no votar la ley propuesta por el gobierno para el tema de PLUNA sino se contemplaba, por encima de las normas legales del concurso, la deuda de la empresa de aviación con ANCAP. La deuda de 25 millones de dólares fue resuelta en forma autónoma por el propio ente, por sus gerentes y parece que sin el control de su directorio. Se investiga.

La lista 711 (Confluencia Frenteamplista) tiene un solo diputado y su líder es el actual presidente de ANCAP Raúl Sendic.

Ahora, cuando se discute la Rendición de Cuentas, el Partido Comunista decide en su Comité Central que no votará el proyecto enviado por el gobierno del que forma parte, con un ministro y un subsecretario y, que votará el mensaje enviado por la Administración Nacional de la Enseñanza Pública (ANEP) y la Universidad de la República. Las diferencias son abismales, los entes de la educación piden que todo el aumento presupuestal del año se entregue a esas instituciones, 140 millones de dólares. No opino si es justo o no, constato el hecho.

Era y es una clara amenaza - para utilizar un término urbano - porque sin el voto del senador Eduardo Lorier no se alcanza el fatídico número de 16 senadores. En diputados no quedó claro cual será la posición del legislador de la lista 1001 (FIDEL), Doreen Ibarra. El Frente Amplio decidió negociar y buscar una salida a esta delicada situación. Los sensibles legisladores de la oposición comenzaron a sumarse a este aumento presupuestal a al educación y a esta tentadora posibilidad de quebrar al FA nada menos que en un tema presupuestal. Parece que luego de mediaciones y negociaciones se encontró una solución.

Todo se habría saldado con una reasignación de 60 millones de pesos (menos de 3 millones de dólares...). Lo grave y preocupante es la reiteración de este mecanismo político. ¿Qué sucedería con la marcha del país y del gobierno si en forma constante algún sector del FA con representación parlamentaria pusiera en discusión sus votos a cambio de negociar sus posiciones? ¿Y si llegado el momento no se llegara a un acuerdo?

En estos tiempos donde notoriamente la política está desprestigiada en general y ese desprestigio nos incluye a todos, donde la inmediatez económica y los reclamos sectoriales (y no uso el concepto corporativo porque lo manejo con más cuidado), cuando los valores mercantiles se van imponiendo en las ideas, en las prácticas, en las prioridades sociales, este mecanismo es un escalón más de la degradación de la estrategia de la izquierda. Es la confusión de la zanahoria con la política.

La reasignación tiene su contratara. Los 60 millones de pesos se le sacan al Sistema Nacional Integrado de Cuidados y a la formación profesional ¿Y si todos nos ponemos a tratar los temas de esa manera? No se necesita ser un lince para saber donde termina el gobierno de izquierda.

Todos estos debates, estos chichoneos menores, estas guiñadas a determinados sectores, con la mirada puesta en la punta de los zapatos y sin más horizonte que las famélicas urnas del 2014, son posibles porque el país no tiene problemas económicos. Al contrario, nos va bien, mejor que la mayoría del mundo e incluso de nuestros vecinos y mejor de lo que vaticinaron tirios y troyanos. Hace 7 años y medio que sin parar mejoran los indicadores económicos y sociales. Y digo 7 años, porque en el 2004, -último del gobierno Batlle - el PBI creció pero también creció la miseria.

Sin apelar a una gran imaginación los invito por un segundo a pensar si estas negociaciones de votos, si estos peligrosos recreos de una sana práctica de respeto y seriedad institucional y política y de atención unitaria hacia los compañeros serían posibles si estuviéramos parados o en crisis. Muy diferente sería todo. Pero cuidado, que algún día se puede terminar la zanahoria. Incluso por el mal manejo de ciertos temas muy complejos.

¿La responsabilidad de manejar con prudencia, con seriedad política, con rumbo estratégico, con claras prioridades institucionales y con sentido unitario corre solo para algunos? ¿Los otros tienen piedra libre? Por suerte son los menos, pero por ello mismo son muy peligrosos. Y hay un partido importante, que expresa a un sector importante de la sociedad, más allá incluso de la representación parlamentaria. El Partido Comunista.

Lo más peligroso de todo es que nos acostumbremos y que poniendo cara de unitarios y de respetuosos nos traguemos semejantes batracios sin decir una palabra.

Gobernar, dirigir, gestionar, administrar y hacer política no son tareas divisibles, cortadas a la medida de cada circunstancia y manejadas a gusto del consumidor. Son riesgos que hay que tomar y asumir.

¿No será que en algunos lugares clave, donde la izquierda tiene tantos problemas para gobernar, donde la población nos indica con su malhumor y sus críticas que vamos lento y en muchos casos vamos mal, esa actitud de negociar hasta el cansancio y el hartazgo de los ciudadanos la practicamos desde arriba? Con las mejores intenciones, y no es irónico.

A menos que creamos que gobernar un país o un departamento es tachonar nuestro camino de vaivenes, de jirones y sobre todo de cesiones de responsabilidades. Cambiar cuesta mucho, y sobre todo cuesta mucha seriedad y firmeza.

Paralizarse negociando es una peligrosa enfermedad del poder y en la izquierda es pecado mortal.