Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Gobernar y controlar

Gobernar y controlar

10.02.2010

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2010-02-10T09:59:35-03:00
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El presidente electo, José Mujica, volvió a referirse recientemente a la presencia de miembros de la oposición en los directorios de los entes autónomos. Mujica reiteró que una cosa es gobernar, lo que quedaría reservado a los miembros pertenecientes al oficialismo, y otra controlar, tarea a la que deberían abocarse los directores pertenecientes a los partidos de oposición. La disquisición es compartida por Luis Alberto Lacalle, presidente del directorio del principal partido de oposición. Parece razonable pero no lo es. No sólo desde el punto de vista administrativo sino, lo que es mucho más grave, desde el constitucional. Por lo pronto, no existe ninguna norma en la Constitución que establezca tal discriminación, pero además, controlar es también gobernar, y viceversa.

Como parece obvio, el Frente Amplio ganó en las urnas el derecho a detentar la mayoría en los directorios de los entes autónomos, esto es, de trazar los lineamientos de trabajo y tomar la mayor parte de las decisiones, para lo que no hará falta más que sus votos. De hecho, la Constitución de la República deposita en el Poder Ejecutivo la fijación de políticas sectoriales y obliga a los directores de los entes autónomos a trabajar alineados a esas políticas. Sin embargo, lo único que dice la Carta Magna sobre la designación de los directores es que la misma será resuelta con los votos de los tres quintos de los componentes del Senado.

La norma sustituyó al viejo "tres y dos" con que colorados y blancos se repartían los cargos cuando constituían más del 90 por ciento del electorado, y nada dice sobre competencias diferentes para unos y otros. En rigor, ni siquiera establece cuántos deberán responder al gobierno y cuántos a la oposición, dejando tal asunto librado a los acuerdos políticos a los que se llegare. Por lo tanto, todos los directores de los entes están allí para gobernar y controlar.

Si a la discriminación de la que fue objeto el Frente Amplio en los directorios de los entes durante las tres administraciones anteriores, se le suma las concepciones hegemonistas que subsisten en algunos de sus sectores y dirigentes, no debería extrañar que la participación de directores opositores en el primer gobierno de izquierda se dificultara, y que en el segundo pretenda ser confinada a tareas de contralor y no de gobierno.

El problema es que, tales extremos comprometen la salud democrática, que no puede prescindir de cierto grado de tensión entre mayorías y minorías. Por eso los regímenes que destruyen este delicado equilibrio terminan comprometiendo el vigor de la democracia y el bienestar colectivo. Lo curioso es que desde la oposición se acepte un status quo que restringe su derecho (y su deber) de aportar sus mayores esfuerzos para el mejor desarrollo de los entes estatales. Gobernar y controlar, son dos caras de una misma moneda, y por tanto, requieren idéntico compromiso institucional. Al menos así lo establece la Constitución.