Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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Fútbol: perdió la prepotencia

Fútbol: perdió la prepotencia

04.10.2011

Lectura: 4'

2011-10-04T10:59:38-03:00
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El contrato por la transmisión televisada de los partidos por la eliminatoria del Mundial de fútbol en el 2014 en Brasil se firmó. Fue entre la AUF y Tenfield y otra empresa asociada a Tenfield. Como no puede ser de otra manera, veremos los partidos por televisión y como no debía ser de otra manera, la prepotencia, las amenazas y otras cosillas fueron derrotadas. 1 a 0, no fue por goleada pero lo que cuenta son los puntos.

La goleada hubiera sido dejar a Tenfield afuera con la ñata contra el vidrio, pero en realidad no estaban dadas las condiciones y sobre todo se cumplió aquella máxima latina tan profunda de que “el peligro aviva al mamado”. Y el mamado éramos todos los uruguayos amantes del fútbol.

El contrato es una demostración de dignidad del ejecutivo de la AUF, de una actitud digna de los cuadros y un buen negocio para Tenfield. Porque por más que el señor Casal haga mil programas gentiles y amistosos de entrevistas con periodistas elegidos a dedo, lo que todos tenemos claro es que Tenfield no regala nada, lo que pretendía es que le regalaran mucho más. La continuidad, el monopolio y el pago por una bravuconada.

Es la primera vez desde que Tenfield existe que no logra imponer todas sus condiciones. Es un pasito.

En todo este episodio había muchas cosas involucradas. Fútbol, negocio, política, dignidad, legalidad, competencia y señales, muchas señales. Y en las sociedades las señales son importantes.

No voy a analizar el negocio, no me interesa hacerle las cuentas en el bolsillo de nadie. Lo importante era la señal. Si en el Uruguay actual alguien seguía creyendo que se puede atropellar instituciones, personas y sobre todo a los millones de amantes del fútbol en base al poder, está muy equivocado.

La cláusula de privilegio total de Tenfield que le aseguraba de hecho el monopolio por la eternidad fue sacada. Será una batalla permanente, hasta que se arme algo serio para terminar con este monopolio. Los interesados deben haber hecho las consultas del caso con su ejército de abogados y se habrán dado cuenta de que si iban a un juicio contra el dictamen del organismo de defensa de la competencia, perdían por goleada. La importancia de esa cláusula también tiene que ver con los cambios tecnológicos muy veloces que se están produciendo en la emisión televisiva. ¿Quién puede decir cómo recibiremos los partidos de la eliminatoria del 2018?

¿Cómo fue posible el cambio en el contrato que además de la sustancia a través de la eliminación de esa clausula, modifica el mensaje de aplanadora que transmitía siempre la empresa? Hay muchas razones.

Primero por la actitud digna y firme del presidente de la AUF y del ejecutivo. Sin eso nada hubiera sido posible. Segundo porque incluso los cuadros deudores de supuestos favores a Tenfield antepusieron la dignidad y la conveniencia genuina, tercero porque el Estado y el gobierno jugaron como factor de equilibrio, con sentido de justicia y de defender a la parte más débil y con más derechos. A diferencia del discurso de Casal ayer en la firma del contrato, el asunto no se arregló solo adentro del fútbol – que no es como algunos creen – un planeta independiente, sino que intervinieron también las instituciones públicas.

Pero el gran protagonista, el factor determinante fue la gente. El fútbol es una pasión que en el Uruguay excede en mucho al propio deporte, sintetiza muchas cosas importantes. Y la gente a través de los medios – no todos iguales por cierto – siguió paso a paso los acontecimientos, vigilante, atento y determinante.

Otro factor que ayudó sin duda fueron los famosos tiros por la culata. Alguien se fue de boca y desnudó una vez más su poco respeto por los demás. Incluyendo la AUF, las personas, los periodistas y las normas y leyes de una sociedad civilizada. El poder en este país no es todo. Ni el poder del dinero ni el poder de nada.

En los partidos se ponen al descubierto las cosas buenas y de las otras. Así que en las instituciones, en el periodismo, en los canales de televisión, en los diarios y publicaciones y en muchos otros lados tendríamos que mirarnos al espejo y ver si soportamos nuestra propia mirada sin ruborizarnos.

Porque no todos dieron o dimos las mismas señales. Este es un país generoso y tolerante así que si algunos aprenden a ser menos prepotentes, menos genuflexos, menos arbitrarios todos habremos ganado. Incluso ellos.