Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Navegaciones

Funciona bien, cambiemos

Funciona bien, cambiemos

23.08.2011

Lectura: 4'

2011-08-23T09:33:09-03:00
Compartir en

Todos los indicadores económicos nacionales presentan valores altamente positivos, los de empleo, desocupación, inscriptos en el BPS, nivel de actividad, ingresos familiares, salarios, jubilaciones, niveles de consumo, de inversión extranjera directa e interna son también elevados y favorables. La inflación está bajo control aunque hay que siempre vigilarla y el déficit fiscal en un mundo enloquecido, es de algo más del 1%. Este año creceremos más del 6% y las exportaciones siguen creciendo.

Eso es lo que los uruguayos vemos, sentimos, contamos, aunque tenemos todavía tareas pendientes importantes, que hemos reiterado en varias ocasiones: seguir disminuyendo la pobreza, en particular en los menores y madres solteras, liquidar la indigencia, mejorar la calidad de la educación, sobre todo en secundaria, la salud pública y la seguridad. Darle un fuerte impulso a la vivienda popular. Es obviamente una síntesis en unos pocos renglones.

Nos podemos proponer esas tareas en forma concreta, inmediata y exigente porque tenemos una situación económica, financiera, fiscal y productiva sólida y en ascenso.

No sólo nosotros nos vemos de esta manera, un servicio de la agencia Reuters de la semana pasada, hablaba muy elogiosamente del país y de su rumbo político, institucional y económico y al otro día un informe de la Fundación Getulio Vargas colocaba al Uruguay en el primer lugar de América Latina para las inversiones. Ya nos hemos acostumbrado a esos reconocimientos. Falta muy poco para que esos misterios sobrenaturales que son las calificadoras de riesgo, esas que ahora investiga la Justicia de los Estados Unidos y son insultadas por los europeos, nos devuelvan el “grado inversor” que perdimos en la crisis del 2002.

Cualquier país del planeta, cualquier gobierno del universo, cualquier fuerza política de la galaxia estaría contento y brindaría todo su apoyo y su impulso a los responsables de estos éxitos, de estos resultados. Los exhibiría como un resultado del conjunto del gobierno y de la izquierda.

Aquí no, una parte del Frente Amplio, algunos profundos y exitosos especialistas en políticas económicas, algunos gobernantes salen a la prensa a cuestionar, a discutir, a marcar diferencias y matices, a promover improntas. No hay como marearse por los pasillos del palacio, como creer que la realidad existe sólo en las pequeñas y míseras conspiraciones para perder el rumbo.

No hay como atosigarse con el poder y sus tentaciones para olvidarse que lo que le prometimos es precisamente esto que estamos consiguiendo, que tiene directamente que ver con la vida de la gente, con sus empleos, sus salarios y jubilaciones, su consumo, su nivel de vida, su tranquilidad material, sus perspectivas diarias y de futuro.

Cuando uno confunde las ventanas del palacio con un espejo y sólo mira hacia el propio poder y sus ambiciones confunde ligeramente las cosas, las prioridades, así que para avanzar un poquito más, para ocupar alguna ala más espaciosa del palacete, es lícito hacer zancadillas y proponer cambios y contrapesos. ¿Contrapesos de qué? ¿De estos resultados? ¿Dónde están los contrapesos, sino en ciertas mentes ávidas de poder?

¿Cuáles son los planes y proyectos alternativos? ¿O sólo se trata de picotear, de atar con alambre también a la economía? Cuidado, porque el alambre en economía hace cortocircuito y más de un aprendiz de brujo va quedar chamuscado.

Creo que hay un momento para todas las cosas. Si alguien considera que el cambio, la impronta, el salto cualitativo es el nuevo impuesto a los predios de más de dos mil hectáreas, hay que aplicarlo, hacerlo ¡ya! Mandarlo al parlamento y exponerlo en toda su amplitud y su grandeza.

Lo único que está claro es que los integrantes del gobierno que no practican el canibalismo, van a defender con pasión y toda su inteligencia el proyecto. Es de su gobierno, de nuestro gobierno y ellos no se lavan las manos apenas pueden. Ejemplos sobran del gobierno en disputa o del gobierno a la medida de la oportunidad.

La lealtad institucional y política está por encima de todas las cosas. Menos de una: el destino nacional. Pero hay cosas en las que cada uno debe asumir plenamente sus responsabilidades. Y si funciona bien, nosotros no propondremos que se cambie...