Contenido creado por Inés Nogueiras
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FENAPES: casi nadie le entra

FENAPES: casi nadie le entra

Mis amigos, y los otros, me volverán a recriminar por poner la mano en el ventilador, pero en realidad este es un ventilador particular, que está prendido casi siempre y repartiendo algo más que críticas en todo momento. Es el gremio de los profesores de secundaria, peor el de Montevideo (ADES), pero emulado por FENAPES.

30.08.2016

Lectura: 7'

2016-08-30T19:00:00-03:00
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El gremio hace algunos días decidió y comunicó que leería en las clases de todos los liceos, donde pudiera, una declaración feroz contra el gobierno. Ante la perspectiva de violar claras disposiciones legales y tener que afrontar las consecuencias, una vez más le atribuyeron la culpa a la mala comunicación y se replegaron a la lectura a las salas de profesores. Un saltito atrás.

No, no es cierto, lo que son malas no son las comunicaciones, son malas las ideas y el corporativismo exacerbado de un grupo de docentes que forman la dirección del gremio y que constituyen una componente fundamental del estado actual de la educación secundaria, por lo tanto, de toda la educación pública.

Y de una u otra manera todos convivimos con esa realidad y esperamos que pase lo más suevamente posible. Y no pasará, es una traba central de cualquier cambio en serio de la educación. ¿Por qué?
Por una razón muy simple, nada está más alejado de las prioridades del gremio que los cambios profundos en la educación secundaria. Ellos han logrado instalar una bandera -asumida con alta dosis de demagogia por la mayoría de la izquierda- de que todo se resuelve con el 6% del PBI para la educación. Antes, cuando el presupuesto, hace diez años, era del 2.8% de un miserable PBI de 14.900 millones de dólares, alcanzaba con el 4.5%, ahora que superamos ese porcentaje (4.8%) de un PBI de 50.000 millones de dólares, saltamos al 6% ¿Luego qué? Y con eso han logrado bloquear una parte importante del debate de fondo.

A lo que se agrega un argumento totalmente amañado en las actuales circunstancias: "sin la participación de los docentes no son posibles los cambios". Verdad tan de Perogrullo como muchas otras que en realidad ocultan el tema de fondo: con un gremio como este de protagonista no habrá cambios en secundaria, no tengan dudas.

Lo que no hay que confundir son los docentes en su conjunto, los miles y miles de profesores que además de optar por la educación como un medio de vida, asumen sus responsabilidades, trabajan, estudian y se esfuerzan para obtener los mejores resultados posibles, con un gremio que se ha atrincherado en la más absoluta resistencia a los cambios en serio, al sistema de elección de las horas docentes, al currículum único, a nuevas formas pedagógicas en permanente evolución, a las reformas en profundidad que rescaten las buenas experiencias y avancen hacia nuevos métodos y a sistemas acordes a los cambios operados en estos nuevos tiempos.

Hay muchos que esto que yo digo, lo piensan, lo dicen en los rincones y en los pasillos, pero no dan la discusión abierta y clara. Y por este camino se consolidan dos cosas: el estancamiento, a pesar de que se hagan muchas cosas buenas y positivas en la educación pública -pero la imagen que se transmite en secundaria es de conflictividad y de tensión permanente- y en segundo lugar el avance de las ideas de la derecha educativa, que también existen, vaya si existen, y se pasan por el moño las décadas de autoritarismo y de decadencia de la educación pública en Uruguay.

La expulsión de sectores importantes a diversos niveles de la educación media y media superior es una de las expresiones más graves de la fractura social y un freno insuperable a la mejora en la distribución de las oportunidades. Pero no se reduce a la educación media, hay que considerarla en el conjunto del sistema educativo público y su estrecha relación con la estructura social. No hay Proyecto Nacional de progreso, sin resolver esos nudos de la educación. Hoy no hay nada más progresista y avanzado y proporcionalmente no hay nada más retardatario que frenar esos cambios.

Uno grupo corporativo que festejó de lo lindo con la salida de Juan Pedro Mir y Fernando Filgueira fueron sin duda ADES y FENAPES. Y eso da una idea de lo que estaba en juego.

Nada les viene bien, solo convocatorias a congresos o asambleas en las que una pequeña minoría pueda frenar todo, recitar un rosario de frases hechas sin ningún sustento pedagógico profundo que tenga que ver no con la sólida tradición democrática y educativa uruguaya, ni con las tendencias más progresistas que en la materia hoy se aplican en el mundo.

De un lado, la edición de El País del domingo pasado es una de las máximas expresiones, se espera sacarle el máximo jugo, más allá incluso de los textos y del mínimo rigor, a cualquier informe externo o interno sobre el desastre de la educación en Uruguay. Lo que al final generará el lógico clima de levantar los escudos para defender la educación pública de tanto desvarío y exageración y del otro un gremio cuya tarea única es reclamar aumentos de sueldos y luego, muy luego de inversiones para la educación. Vean como han sido distribuidos los aumentos de los presupuestos en los últimos 12 años...

Es cierto, los sueldos docentes eran una vergüenza en el año 2004, como en muchos otros sectores y también es cierto que todos, sin excepciones quisiéramos mejorar los sueldos de muchas nobles profesiones, pero unir eso con cadenas a los mejores resultados de la educación, es rebajar al peor nivel el debate educativo.

Una de las grandes pérdidas que hemos sufrido en varias décadas ha sido la épica de la educación, como también la perdimos en la salud. Y me animo a decirlo, aunque hay maestros, profesores y médicos maravillosos, me refiero a un proceso general. Y perdimos la participación social en la educación: ¿Dónde están las APALES? Es decir las asociaciones de padres de los liceos e institutos.

Los gremios estudiantiles de secundaria casi no existen y lo poco que queda solo a aparecen en temas presupuestales o en alguna movilización recordatoria. Que es bueno, necesario, pero insuficiente.
La cantidad de estudiantes de secundaria ha crecido de manera muy importante en el Uruguay, la cantidad de locales también y como corresponde. En mi época, no era una rareza grupos de 40 y más estudiantes. Hoy esa no es la realidad.

El núcleo duro de las dificultades está en la fuerza que gobierna, que no ha dado y menos ha concluido en una síntesis un debate serio, profundo, valiente y afrontando los verdaderos nudos gordianos de la educación pública y en particular de la educación media. No está en sus prioridades asegurar la máxima calidad de la educación en igualdad de condiciones para todos los sectores sociales. La prioridad es flotar.
Se hacen y se están haciendo cosas importantes y valiosas, pero cuando enfrente a los cambios hay una barrera tan sólida y obtusa, no alcanza con rodearla, hay que afrontarla. No es con servicios esenciales, sino con una auténtica política de estado y recurriendo a las grandes reservas morales y profesionales que hay que en la educación uruguaya y en el conjunto de la sociedad.

O nos resignamos a que cualquier proyecto importante deba hacerse por afuera totalmente del sistema y las estructuras educativas institucionales.

Y también llamando a las cosas por sus verdaderos nombres y apellidos.