Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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Elecciones en el Frente Amplio: seamos serios

Elecciones en el Frente Amplio: seamos serios

21.02.2012

Lectura: 5'

2012-02-21T08:46:36-03:00
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Las elecciones del próximo 27 de mayo son un primer paso. Si nos quedamos allí perderemos, no sólo las elecciones, sino nuestra capacidad política por un largo período.

De todas maneras estuvo bien apoyarlas, porque es una señal clara de que hay que devolverle la soberanía al pueblo frenteamplista y sacarlo de la maraña de reglamentos y de conjuras palaciegas. Y que las hay las hay.

Cada día está más claro que habrá competencia entre varios compañeros o compañeras y eso es muy bueno. Todos aprendimos una dura lección, que sabemos perfectamente cuál fue: imponer una candidatura “única” a cualquier costo. Y el costo fue altísimo.

Elegiremos, y antes de que se definan los nombres que competirán es bueno reflexionar sobre algunas condiciones. Al menos las que considero que definirán la suerte de este nuevo proceso.

Para que las elecciones funcionen deben reforzar la unidad. Si sectores importantes del FA se sienten manipulados, desplazados o ven comprometida la propia esencia del FA, vamos por mal camino. Y eso le hará mal al gobierno, que es nuestro gobierno, y al propio Frente.

Segundo, serían muy malas unas elecciones “aparateadas”, es decir en las que los aparatos pongan el listón de los candidatos y las condiciones de los posibles presidentes a un nivel tal que impida que los principales dirigentes políticos de la izquierda puedan participar.

Estoy de acuerdo en que hay limitaciones políticas e institucionales importantes. Por ejemplo, está claro que no es bueno que los ministros y subsecretarios participen directamente de la contienda. No ayudaría en ningún sentido.

Es obvio que quien sea designado presidente no puede en las próximas elecciones ser candidato sectorial y sólo pueda presentarse como candidato común. Nadie se chupa el dedo, al menos en público.

Es en cierta medida comprensible que los candidatos únicos en las últimas elecciones no puedan ser candidatos. Es relativo, pero…

Como es comprensible que la segunda figura del gobierno no pueda ser candidato, aunque no lo establezca ninguna norma formal. Porque en su momento fue candidato sectorial en las elecciones internas. Y uno de cuatro candidatos “no oficiales” del Congreso del año 2008. Me refiero a Danilo Astori. Las razones para que no sea candidato son sobre todo políticas y hay que incluirlas.

Ahora, la cosa cambia cuando se pretende que ningún legislador pueda ser presidente y ocupe su banca simultáneamente. Así no. Los dirigentes que con el voto ciudadano fueron elegidos para ocupar cargos de representación, son un capital de todos y muy valioso.

Los principales dirigentes de los restantes partidos - incluso de sus principales corrientes - están en el Senado y sería bueno que el presidente del FA ocupara un lugar en un terreno donde se definen los principales temas políticos del país. No es obligatorio, nadie quiere imponerlo como condición, pero nadie puede excluir por ser legislador.

Debería renunciar a su condición sectorial, pero no puede ser una condición inhibitoria. Mucho menos frente a algunas candidaturas que comienza a circular en estos días.

Todo frenteamplista que tenga un año de afiliado puede ser candidato, pero de acuerdo al nivel de quien elijamos en buena ley, dependerá también su peso, su capacidad de acción, su empuje para iniciar un necesario proceso de cambios y de iniciativas políticas. Su capacidad de convocar a los líderes del FA, coordinar con el gobierno, preparar el proceso del 2014 y el 2015. Nada menos. Tiene que ser un peso pesado o pesada.

Otra de las condiciones que serían necesarias para estas elecciones es una dosis de generosidad. Nadie pretende vegetarianos certificados, pero el FA se creó y se construyó y obtuvo grandes resultados con generosidad y no mirando en forma obsesiva las chacras y los sectores. Así no prospera nada.

Hablar de generosidad es fácil, hablar en contra de la polarización es fácil, lo difícil es practicarla en concreto. Y asumir que una de las grandes fuerzas políticas que integran el FA está dispuestas a aportar sus votos y su apoyo para que haya más equilibrio, para evitar también a este nivel los choques de trenes, es gesto concreto de generosidad y de inteligencia política, que no tienen por qué ser incompatibles.

¿Todos actuaremos de la misma manera? ¿Todos comprenderán que no se trata de no presentar un candidato con la “grifa” sino asumir que otros grupos, sectores, dirigentes de importancia ocupen ese cargo en representación de todos?

¿Todos asumirán que para elegir al presidente o a la presidenta del FA hay que mirar pasado, presente y futuro y no las rencillas o las naturales y legítimas disputas internas, incluso de corrientes?

Lo que no contribuirá a eso es que se limiten por todos lados la posibilidad de algunos candidatos y por otro promover candidatos que no dan la talla, que no tienen antecedentes, ni de resultados en su gestión de gobierno, ni en su experiencia de conducción de una fuerza política. Eso sí, estarían perfectamente a la altura de ciertas operaciones políticas.

Nadie nace dirigente político, pero mucho menos es ascendido por el “aparateo” de unas elecciones. Y ser funcionario de gobierno en diversas dependencias con comprobados fracasos o un peregrinaje por diversos agrupamientos no es condición para ser el presidente del FA.

No olvidemos nunca quién ocupó ese cargo y qué papel jugó. Aprovechar las modas, las frases hechas sobre la renovación y el malhumor de ciertos sectores para rifarnos el Frente Amplio es un delirio. Y sobre todo, pretender dirigirlo o tener una decisiva influencia sin arriesgar nada propio. Eso sí, nos arriesgamos a que la derecha nos coma el hígado y otras cuantas vísceras y sobre todo, nos terminaremos devorando entre nosotros. Seamos serios, que no pasa de moda.