Contenido creado por María Noel Dominguez
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Elecciones en el BPS: otra señal

Elecciones en el BPS: otra señal

Hay quienes creen en las encuestas de opinión pública y quienes no, quienes creen siempre y cuando les conviene y quienes las transforman en una religión. Hace más de 30 años que utilizo las encuestas, desde que me designaron secretario de propaganda del PCU. Era una innovación.

22.03.2016

Lectura: 6'

2016-03-22T10:26:00-03:00
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Eran más imprecisas y básicas y se fueron refinando y todos fuimos aprendiendo: las empresas encuestadoras y los usuarios; sobre todo los políticos. Las empresas se han equivocado, en algunos casos de medio a medio. Yo he discutido públicamente, pero fundamentalmente en el Uruguay, excepto algunas "desaparecidas" o "vendidas y compradas", las encuestas tienen un alto nivel de acierto. Y como venden confianza y credibilidad, se toman muy en serio ajustar sus mecanismos y mejorar su nivel de acierto.

Además de lo que se conoce públicamente a través de los medios, que son los grandes titulares de las encuestas, estas contienen decenas de cuadros que son muy útiles e importantes. Además desde hace varios años se han incorporado las encuestas cualitativas, es decir los grupos motivacionales, y los paneles que, manejados sistemáticamente y comparando con los otros instrumentos, dan panoramas y sobre todo tendencias. Y eso es lo que vale.

Pero la mejor encuesta, incomparable e insuperable, es la propia votación. De Perogrullo. Y a eso voy a referirme, a las elecciones para los representantes del BPS en el sector de los trabajadores.

Los resultados fueron estos:
Votos en blanco y anulados 288.248 (41.8 %)
Votos por lista PIT-CNT 270.426 (39.2 %)
Votos lista Partido Nacional 130.629 (19.0 %)
Total 689.303 (100.0 %)

Algunos compañeros seguramente hablarán de los problemas con las listas, de la logística y de cualquier otra cosa, pero a mí me preocupan otras cosas, que creo que le debería preocupar a toda la izquierda. Dirigentes sindicales en primer lugar, pero a todos.

Que los votos en blanco y anulados hayan superado a los votos por la lista del PIT-CNT, con todo su aparato, los sindicatos, etc., ¿Es o no es una señal? ¿Es buena?
Que los votos para la lista de un partido, apoyada por el Partido Nacional, haya sacado 130 mil votos y más de la mitad de los votos de todo el PIT-CNT y todos los sindicatos, ¿debemos analizarlo o hacernos los distraídos?
¿Es una señal solo para los sindicatos, sus dirigentes y militantes o para la izquierda y su cultura política y social?
Creo que es un bombazo. Un campanazo que, si no queremos oírlo, vamos a tener que alejarnos mucho de la realidad.

Ya había anuncios, las encuestas sobre la imagen de los sindicatos no eran por cierto muy positivas, esta votación masiva es una señal de alerta, podemos desecharla o tratar de discutirla y analizarla.
Institucionalmente no habrá ninguna consecuencia; el representante de los trabajadores en el directorio del BPS será del PIT-CNT. Pero los datos políticos no pueden terminar en esto. Nunca antes, que yo recuerde, un candidato de un partido tradicional en una votación masiva y obligatoria de trabajadores había obtenido un resultado de este nivel. La mitad de los votos del PIT-CNT y sus sindicatos.

Más preocupante es que para un cargo, que se supone es para defender los intereses de los trabajadores, la elección tenga casi 42 % de votos en blanco y anulados, es decir, gente que se tomó el trabajo de ir a votar y se expresó: no se sentía representando por ninguna lista y a mí me preocupa que no se sienta representada por la lista sindical. Porque esa es la principal tarea de los sindicatos, representar y defender los intereses de los trabajadores, en este caso en el BPS.

No se podrá argumentar que los sindicatos y su central no tienen espacio en los medios, se ha multiplicado por cien veces en relación a hace no más de 10 años; tampoco que el PIT-CNT no disponga de recursos, aparato y medios para llegar con su mensaje a la gente.

Siguiendo una serie larga, más de 5 años de encuestas sobre diversos temas, se puede percibir en el análisis de los cuadros sociales, de las diferentes categorías de encuestados, que los trabajadores públicos y privados han empeorado notoriamente su opinión sobre los sindicatos, de manera sistemática. Los sindicatos del PIT-CNT tienen 400 mil afiliados y la cifra de votantes ni siquiera estuvo cerca de eso. Ni que hablar de que en la población en su conjunto la situación es todavía peor.

Es más, en algunas encuestas, incluso para los trabajadores sindicalizados ha empeorado la imagen de los sindicatos...
Esa realidad es un retroceso ideológico y político muy importante para la cultura de la izquierda. Todos estamos de acuerdo con la independencia necesaria de los sindicatos de las fuerzas políticas o lo que algunos llaman independencia de clase, pero me parece que se comienza a dar de la peor manera.
¿La estrategia llevada por los sindicatos, o por la mayoría de ellos y por ende por la Central no tiene nada que ver con eso? Algunos recurriendo a un argumento simple y efectista, que evita reflexiones autocríticas y análisis serios y profundos le echarán la culpa a la comunicación, a las debilidades de la comunicación y en algunos casos a la hostilidad de los grandes medios. Es una visión además de superficial, sin sentido de clase (¿qué esperan de los grandes medios?) y sobre todo equivocada.

La movilización sindical debe retomar una especial sensibilidad por su impacto en la opinión pública que se ha ido perdiendo totalmente. Si alguien cree que por declarar ante las cámaras de televisión con más o menos oficio o inteligencia se resuelve el problema, la realidad le seguirá pegando en la nariz cada día con más fuerza. Y al final nos pegará a todos.

La izquierda política tiene responsabilidades intransferibles, pero los dirigentes y militantes sindicales de izquierda tienen sus propias responsabilidades que van más allá de su lugar en el sindicato. Y en muchos casos la opción exclusivamente sindical, llegando al sindicalismo más básico y elemental que excluye la política, la conexión con el resto de la sociedad, se paga con el alto precio de un creciente debilitamiento e incluso aislamiento de las causas y de las movilizaciones sindicales.

Se puede hacer el paro general más grande de los últimos 30 años, contra un gobierno de izquierda y no ganar nada y perder en toda la línea desde el punto de vista político. La contracara de eso nadie pretende que sea la paralización y menos la genuflexión ante el gobierno. El problema es elegir en todos los casos, entre los temas más inmediatos y una estrategia compleja y articulada con la política, no con el partido, con el FA, sino con el sentido amplio y profundo de la política.

Es una reflexión. Supongo que dentro de las corrientes sindicales del propio PIT-CNT se estarán discutiendo estas cosas. Los sindicatos no tienen manera de saber cómo contribuyeron sus trabajadores en estos
resultados.

Los grandes campanazos pueden aturdir, lo que no pueden es paralizar