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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

El principal problema del 2016: la interna del gobierno

Si intentamos imaginar la situación del país en 2016, enseguida asoman varios problemas o dificultades en el horizonte.

29.12.2015 14:31

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2015-12-29T14:31:00-03:00
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Algunos tienen que ver con el escenario económico y comercial; otros tienen que ver con el bloqueo de los cambios en la educación; también es posible identificar problemas de competitividad de nuestro aparato productivo; existen además, desafíos de la política macroeconómica que se presentan con mayor urgencia; la moratoria en materia de infraestructura; el funcionamiento de las empresas públicas. En fin, como se puede apreciar, tenemos por delante desafíos múltiples para enfrentar en 2016.

Sin embargo, a nuestro juicio, el principal problema radica en las dificultades de gestión y de resolución del actual gobierno.

En efecto, tenemos la sensación de que la agenda del gobierno es escasa y con poco impulso. No logra trasmitir la idea de un gobierno activo, intenso y en marcha. Más bien, se percibe cansado y falto de iniciativas novedosas.

Si hacemos el balance de 2015 predominan las frustraciones y las dificultades por encima de las iniciativas y las concreciones.

El desafío más importante que era impulsar una profunda reforma educativa quedó por el camino y, más allá de que desde el gobierno se diga lo contrario, resulta evidente que la transformación pendiente seguirá el camino de una inercia conservadora.

La apertura al mundo fue frenada por una interna partidaria que reivindicó sus reflejos más ideologizados, decidiendo el retiro de nuestro país de una mesa de negociaciones en la que nada había para perder. El retiro de las negociaciones del TISA tuvo mucho más de simbólico, como una señal de freno a la política exterior del nuevo gobierno que como efecto en sí mismo.

Por lo tanto, la interrogante sobre la capacidad del gobierno para impulsar una estrategia urgente e imprescindible de inserción en acuerdos comerciales amplios y abiertos está planteada. ¿Tendrá el gobierno la capacidad de avanzar en la integración al Acuerdo Transpacífico y a la Alianza del Pacífico? ¿Podrá avanzar en la firma de un tratado de libre comercio con la Unión Europea y otro con China? Estos son los grandes desafíos que debería acometer nuestro país, sin demora. Sin embargo, la interrogante tiene sentido porque no parece haber consenso en el partido de gobierno sobre estos temas.

El año 2015 mostró, en cada episodio, que el principal obstáculo que enfrenta el gobierno es su propia interna partidaria. Así fue el tortuoso transcurrir del año que termina, seguramente el peor desde que el Frente Amplio llegó al gobierno.

Lo que acaba de ocurrir en torno a la capitalización de ANCAP es una nueva confirmación de este problema. En efecto, resulta inadmisible que el gobierno capitalice ANCAP poniendo U$ 620 millones de dólares y asumiendo un crédito por U$ 250 millones más sin remover a las autoridades responsables del desastre en la gestión del gobierno.

La única explicación consiste en un nuevo "tironeo" interno entre el sector mayoritario que lidera José Mujica y el Presidente de la República, que culminó con la inadmisible continuidad de los jerarcas que responden a Raúl Sendic, responsable directo de la gestión que culminó con el fracaso más estrepitoso.
Este es el principal problema que tiene el gobierno. Está preso de una mayoría interna que condiciona y obstaculiza su propia actuación. Lo hemos dicho ya anteriormente, el que manda es el bloque que está representado por José Mujica en el Parlamento.

El Presidente no tiene la conducción directa de su partido y requiere, para avanzar y tomar decisiones, del apoyo de su bancada parlamentaria. Dos tercios de ella responden a la orientación de José Mujica.
Y no tiene política alternativa porque el Presidente se ha encargado de mantener una importante distancia y un frío relacionamiento con los dirigentes de los partidos de oposición.

En tales circunstancias, lo único esperable es un proceso de gradual pero definido acercamiento del Presidente hacia quien le puede garantizar la mayoría parlamentaria, es decir el ex presidente José Mujica. Ello implica aceptar las condiciones que, una y otra vez, impondrán quienes representan a los sectores más populistas y dogmáticos del partido de gobierno.

Las resoluciones de los principales asuntos del 2015 (Fondes, ANTEL-Arena, TISA, Venezuela, ANCAP, educación) son la prueba cabal del progresivo y consolidado predominio de la mirada de estos sectores. Por lo tanto, es muy poco lo que podemos esperar de parte del gobierno en el año que comienza.

Ojalá nos equivoquemos.