Amigos, correligionarios y adversarios le reconocimos siempre al Dr. Lacalle capacidad de iniciativa, chispa, sentido político y alma de luchador. De derecha, profunda y culturalmente de derecha pero un verdadero combatiente por sus ideas. El otro día quedé sorprendido con sus intervenciones en el foro con los empresarios organizado por CX 14 Espectador, Factum y Deloitte.
Fue una cantinela reiterativa, sin ninguna idea nueva y pocas viejas, sin chispa ni capacidad de propuesta y de respuesta, con algunas atropelladas contra la izquierda y en particular contra el “ex ministro Astori” que realmente daban pena. No conmovían a nadie. Ni a él. Estuvo mucho mejor Larrañaga.
Los dos transmitieron el mensaje destilado de la derecha, de esa derecha que según Lacalle no existe en el Uruguay y que hasta hace poco existía para el Dr. Larrañaga. Conservadurismo en lo económico, en lo fiscal, en lo social, en los temas de seguridad. Y eso sería totalmente normal y esperable, el problema, o mejor dicho la sorpresa es cómo lo hicieron. En una campaña electoral eso importa.
Los que quieran y aguanten... lean las presentaciones en: http://www.espectador.com/1v4_presidenciablescaraacara2009.php?id=160308&sts=1
¡Coraje y paciencia! Encontrarán motivos interminables para ponerse a trabajar con entusiasmo y pasión por la candidatura de la izquierda: Mujica-Astori y para que no retornemos violentamente al pasado.
Han transcurrido muchos años, muchos vendavales, gobiernos, crisis, cambios y el discurso sigue siendo el mismo de siempre, pero empobrecido hasta el grisor más opaco y triste. Con las convocatorias de siempre a un gran pacto nacional, el sueño del pibe de siempre de los conservadores: aplicar sus políticas en medio del silencio y de la resignación de los sectores sociales, en particular del mundo del trabajo y de los trabajadores.
El resumen de todas sus ideas podría ser: haremos todo lo contrario de lo que hizo este gobierno. Con algún comentario y reconocimiento de conveniencia. Me reafirmo plenamente en mi convicción de que algunas frases del Dr. Lacalle de las que se desdijo hace muy poco, no fueron errores, fue sinceridad. Eso si, hay sinceridades que matan.
En los temas económicos – donde les sale la fobia anti Astori – demostraron que en medio de esta terrible crisis mundial hubieran aplicado una política de retracción del gasto público, lo dijeron y repitieron hasta el cansancio. En lugar de promover la inversión del Estado, como hicieron los países desarrollados, para frenar el efecto de la crisis, ellos se hubieran preocupado por el equilibrio fiscal. Y los uruguayos estaríamos comiendo pasto y mucho más desocupados. A confesión de parte...
Resulta conmovedor esa preocupación por el déficit fiscal ajeno, cuando proponen el milagro de aumentar el gasto y simultáneamente bajar impuestos. Y para explicar la reducción usan el mismo argumento de siempre, se encomiendan a San Pedro, es decir a que llueva y se reduzca el gasto en petróleo y que crezca el PBI para recaudar más. Ah, y un pacto social – cuando no – para reducir los impuestos.
La misma, exacta cantinela de todas las elecciones anteriores. Con el agregado de mejorar la recaudación fiscal. Eso que no hicieron en 20 años y que la izquierda hizo en 4 años, hacer de la DGI algo serio, profesional y transparente.
En materia de seguridad introdujeron posteriormente la gran novedad: vender bonos para financiar mayores inversiones en seguridad (página 73 del Programa del Partido Nacional). Patético. Falta sólo organizar una quermese para financiar los gastos sociales.
Se puede ser de derecha y tener una propuesta diferente, alternativa, enfrentada a la izquierda, pero seria, con fundamento y que asuma su visión y la fundamente con un discurso o se puede elegir la supuesta coartada de tirar piedras al gobierno y proponer un popurrí de generalidades. Es lo que se llama el popurrismo de derecha.
El colmo es que además de apedrear en forma constante al gobierno critiquen y pongan cara de vestales agredidas porque el presidente decide defender su gestión. Y Vázquez no fue a cualquier lado, se atreve - en el año final de su mandato - a ir a Bella Unión, un símbolo de la decadencia productiva y social de antaño, al barrio Las Láminas y rendir cuenta de las políticas sociales.
En cualquiera de los otros gobiernos no hubieran podido ir a rendir cuentas ni a Carrasco sur porque los hubieran chiflado, imaginemos en zonas deprimidas y pobres. La comparación es muy simple. Vázquez ganó con el 51% de los votos y tiene el 61% de apoyo a su gestión; mientras que por ejemplo Lacalle ganó la elección con el 38% de los votos y se retiró con el 21% de simpatía, y el 30% de los votos. “Con los blancos se vive mejor” solo vale para los dirigentes blancos, el resto de los uruguayos no nos enteramos.
Y a la hora de las autocríticas el Dr. Lacalle retiró su apelación a los inversores a esperar a diciembre para concretar sus proyectos en Uruguay, pero mantuvo su argumentación. La misma que realiza desde el 2004: si gana, si gobierna la izquierda se irían los inversores. Paradoja: durante el gobierno de izquierda la inversión duplicó los niveles del gobierno blanco en la relación con el PBI y lo cuadriplicó en términos absolutos.
Como siempre conviene comparar las exposiciones, la dirección en Internet para acceder a la presentación de Mujica y Astori en el mismo foro están en: http://www.espectador.com/1v4_contenido.php?id=158766&sts=1
Comparen uruguayos, comparen.

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