Contenido creado por Gastón Fernández Castro
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El norte revuelto, brutal y ridículo

El norte revuelto, brutal y ridículo

12.07.2011

Lectura: 4'

2011-07-12T07:56:26-03:00
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Tomemos como referencia los principales acontecimientos, los que ocupan las primeras páginas de los diarios y los cabezales de informativos en los poderosos países del norte y obviamente en todo el mundo y, por un instante, hagamos un esfuerzo y traslademos la situación a nuestro sur emergente. Nos harían trizas.

En Europa la terrible crisis financiera y económica se trasladó a la polémica y al choque con las calificadoras de riesgo, todas de origen norteamericano o a lo sumo anglosajón. Esas que siempre llegan tarde y son buenas para enviar coronas de flores a las empresas, bancos y países y también a los millones de inversores individuales refundidos.

Choque frontal de acusaciones contra las tres grandes oligopólicas calificadoras descalificadas de parte de la Comisión Europea, el gobierno alemán, italiano, portugués y griego. Imaginen por un instante que esos templos del libre mercado y sobre todo del mercado, tuvieran su sede en alguno de nuestros países. Seríamos el hazmerreír del planeta rico.

¿Cuánto daño nos hicieron esas mismas calificadoras, cuánto nos hicieron pagar de más por nuestras deudas, algunas muy mal habidas? Y allí están, imperturbables. Lo malo es que en Europa las critican pero siguen exigiendo sus notas de calificación y lo mismo hacemos nosotros.

Otra noticia. El encarcelamiento de Dominique Strauss-Khan en Nueva York. Lo bajaron de pesados de un avión, lo esposaron, lo cubrieron de sospechas y acusaciones, le vaticinaron más de 70 años de cárcel, lo hicieron renunciar al FMI (es uno de los que se atrevió a cuestionar a las calificadoras...) y ahora la fiscalía, esa oficina rutilante que vemos en la televisión, siempre con gente inteligente y linda, no sabe para dónde correr. Se tragó algunos sapos enormes.

No sabemos cómo terminará el proceso, porque viendo esas mismas seriales de televisión como "La Ley & Orden" cualquier cosa es posible dentro del “sistema”, pero del papelón me parece que no los salva nadie. Y del ridículo no se vuelve...

¿Y si hubiera ocurrido en uno de nuestros países periféricos? ¿Qué adjetivo nos hubieran ahorrado? Ninguno y, seguramente ya estarían invocando la Convención de Paz de Ginebra y tratándonos de República judicial bananera. Parece que en Central Park van a comenzar grandes plantaciones de plátanos, pero los que producen bananas y no abundantes hojas en otoño.

En Gran Bretaña, luego de la glamorosa boda real o principesca se vino la noche, mejor dicho el escándalo de las escuchas telefónicas ilegales. No se salvó nadie: familias de soldados muertos en las guerras de Irak y Afganistán, la realeza, inclusive los príncipes, actores, víctimas del atentado del 7 de julio del 2005. Nadie, hay que reconocer que en el manejo del barro y el escándalo son democráticos.

Si en el Reino Unido, que hace gala de su democracia aristocrática y liberal, que da lecciones que muchos por estas latitudes se las compran y las divulgan como un credo, la prensa escandalosa durante varios años pinchó teléfonos a troche y moche sin ningún control y sin que la famosa Scotland Yard se diera por enterada, o mejor dicho participara de los mismos. Cuántos mitos revolcados por el barro.

Ahora prometen investigaciones, se indignan y miran de reojo al magnate de la prensa, el australiano Rupert Murdoch. Lo que le agrega picante al escándalo es que el ex asistente del primer ministro conservador David Cameron, Andy Coulson, que dirigió el tabloide ´News of the World´ autorizó pagos a agentes de Scotland Yard a cambio de información.

Otra vez, imaginemos que esto mismo sucediera en el mundo emergente o sumergente. Horror, antidemocráticos, violadores de la privacidad, bananeros.

Obviamente no decimos una palabra sobre los escándalos de Italia y su gobierno, esos ya forman parte de la escenografía permanente del teatro del norte. En ese caso, ni siquiera con la más frondosa imaginación podríamos imaginarnos algo similar.

En 1895, José Martí dijo: “…el camino que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia…” Y hoy habría que agregar: un Norte bastante ridículo.