El gran Roubini

Si las predicciones de Nouriel Roubini, el economista neoyorquino que pronosticó la crisis financiera hace ocho meses con pasmosa precisión, siguen siendo certeras, a los uruguayos se nos está escamoteando su verdadera dimensión. En su documento "Riesgo de un colapso financiero o los doce pasos del desastre que está por venir" publicado en febrero pasado y antes del colapso del Bear Stearns, Roubini afirmaba que "el empeoramiento de la crisis de crédito que afecta a la mayoría de los mercados, tanto de contado como de derivados, traerá consigo un drenaje casi completo de la liquidez en numerosas áreas de negocio, incluidas algunas de las que actualmente consideramos más líquidas. Se disparará el interbancario, resultado de la percepción de un elevado riesgo de contrapartida, la falta de confianza, la prima de liquidez exigida y la propia incertidumbre crediticia. Los indicadores de volatilidad o cualquiera otra referencia indicativa de la aversión al riesgo se irán por las nubes".

Pero eso no es todo. Así describía Roubini ocho meses atrás lo que está ocurriendo por estos días: "Las políticas monetaria y fiscal serán ineficaces... La falta de confianza en las contrapartidas generará un deseo de acumulación de efectivo que hará impotente cualquier acción sobre los tipos de interés. Debemos estar preparados para lo peor: el colapso del conjunto del sistema".

El texto parece salido de la pluma de un guionista de Hollywood experto en cine catástrofe, pero resultó profético. Y si piensan que Roubini ve al futuro con más optimismo, lean su pronóstico para los próximos meses: "A nivel económico, prácticamente no hay país sin riesgo de un aterrizaje brusco, incluidos los emergentes... La ilusión de que la contracción económica va a ser brusca u corta (una V de seis meses), ha sido sustituida por la certeza de que esto va para largo (una U que durará, al menos dos años) e incluso por la posibilidad, si la ruptura del modelo financiero se confirma, de una recesión a la japonesa que se alargue durante más de una década".

El recetario propuesto por Roubini y otros expertos es la reedición del keynesianismo: garantía generalizada de todos los depósitos, congelación de la carga financiera de los particulares que no puedan afrontar sus pagos, suspensión de las ejecuciones, provisión masiva e ilimitada de fondos a los bancos solventes y a empresas que sufren problemas transitorios, políticas fiscales expansivas, aumento del gasto público, entre otras. De repetirse la hazaña de los años 30, nos esperan quince años de recesión y estancamiento, y quizás, el fin del orden financiero que conocimos. económico y político. Probablemente sea China, que vive esta crisis con una “calma imperial”, podría acelerar su inexorable liderazgo, lo que tendría repercusiones económicas y políticas difíciles de precisar.

En cualquier caso, nadie discute que todos los países del mundo (y el nuestro es uno de ellos, aunque a veces no lo parezca) van a sufrir el impacto. De ser así, a los uruguayos se nos está escamoteando la verdadera dimensión de la crisis.