Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Navegaciones

El compañero Jorge Saravia

El compañero Jorge Saravia

05.04.2011

Lectura: 5'

2011-04-05T09:46:05-03:00
Compartir en

Lo conozco hace poco tiempo y en esta época que, en general no forja grandes amistades. Es una época con un tipo de política que no construye raíces profundas, sino coincidencias y diferencias. Sé que en poco tiempo se ha ganado reproches y fricciones con muchos compañeros. Incluso con algunos que quiero mucho desde hace mucho tiempo.

Por el tema de la Ley de Caducidad y su anulación y por sus propuestas sobre los temas de la seguridad pública. No me importa en este momento referirme explícitamente a mis coincidencias y diferencias. Prefiero hablar del horizonte, más que del paisaje.

Como sé perfectamente lo que es sentirse sólo, cercado y en permanente fricción con los compañeros, puedo opinar desde mi propia experiencia.

Que Saravia no iba a votar por la anulación de la Ley de Caducidad lo sabíamos todos, desde hace mucho tiempo. El que pensaba diferente no conoce a Saravia – yo tampoco – pero no sabe nada de historia. Como le dije a un compañero hace poco, Saravia no se fue a las cuchilla, vive en la cuchilla. Y bien que lo exhibimos por esa condición en muchas oportunidades. Así que nadie tiene que sorprenderse.

No hay disciplina partidaria que haga que un blanco de ley que hizo del voto un elemento fundamental de su identidad, y que viene de una tradición política y guerrera de defensa del voto ciudadano, vote en contra de sus principios. No hay tampoco derecho a pedírselo. Podrá ausentarse o no de sala, pero no va a votar contra sus principios.

¿Alguna vez le pedimos a algún parlamentario marxista o socialista que votara contra sus principios por disciplina partidaria? ¿Qué hubieran hecho? ¿No admitimos que uno de los factores diferenciales en el FA son precisamente los diversos principios? ¿Los derechos humanos son fundamentales, pero para algunos el respeto a dos plebiscitos puede perfectamente no ser sólo un factor político, sino un principio? Incluso si la ONU o la Corte Interamericana de Derechos Humanos le vota en contra.

No es una época de generosidad y nunca será época de buenas y sólidas autocríticas. Así que no pretendo hacer balances ni dar consejos. Si voy a quebrar una enorme lanza para que Saravia sea un compañero más, no sea aislado, dejado de costado. Es un mal método, un precedente peligroso. Para todos.

Las diferencias son políticas, no cometió ningún acto reñido con la moral y la ética, mantiene y defiende sus opiniones. Y la unidad en la diferencia es eso. Si sólo tuviéramos matices o disputas por asientos y cargos, la unidad no valdría un cobre. Vale cuando hay que afrontar las diferencias profundas.

La situación de Saravia no refiere sólo a su sector, a su lista la 609,  sino a todos nosotros, los frenteamplistas. Nos necesitamos.

Todo lo que yo pueda hacer para mejorar el clima, para hacer circular las ideas, para no aislar y marginar a nadie voy a hacerlo. No importa si es senador, si tiene muchos o pocos votos, si es de mi sector o de otro. Todo eso es secundario, lo que vale es defender los valores principales del FA y de la izquierda democrática y progresista y esa gran columna cívica y plural que comenzó a cambiar el país.

Fuera del FA no hay izquierda democrática y progresista posible, hay sólo restauración, aún con gente capaz, inteligente, comprometida con su país, pero con su visión del Uruguay y del rumbo económico y social muy diferente a la nuestra, demostrada cuando gobernaron o ahora que son oposición.. No lo hacen por maldad, sino por convicción.

Ferreira Aldunate fue un “enorme recreo” un impasse progresista en un partido nacional que tiene grandes y gloriosas páginas en su historia pero que siempre expresó y seguirá expresando la derecha y con un poco de benevolencia al centro derecha. Es una alianza social y política donde en definitiva predominará siempre su matriz ideal y política conservadora.

Todos los que alguna vez en más de medio siglo de la historia nacional se propusieron renovar los partidos tradicionales, terminaron en una gran frustración o se fueron. Muchos para el Frente Amplio. Votantes y dirigentes.

También se que los que en algún momento se fueron del Frente Amplio terminaron devorados por los aparatos tradicionales y deglutidos por la historia. Sin unidad – aún con grandes diferencias – no hay perspectiva de continuidad en el cambio.

Por último un aspecto no menor. Para mi se terminaron los tiempos que para asegurar que las diferencias políticas fueran bien visibles y no me dejaran dudas, tenía que construir un muro con mis adversarios o con los que discrepara. Tengo mucha confianza en mis ideas, así que no tengo ningún miedo a ningún contagio o desviación. No voy a sumarme a ninguna cruzada. Ya hay demasiadas en este mundo.