Educación Secundaria: sin brújula y al voleo

Esta semana se conoció una propuesta de parte del Consejo de Enseñanza Secundaria por la que se comenzará a entregar a un poco más de mil estudiantes de contexto social crítico una beca de alrededor de $1.200 para que el estudiante asista al liceo. Esta propuesta se aplicará a estudiantes de 4º Año y, en las últimas horas, se agregaba que era posible pensar en su continuidad durante el curso de 5º Año. La iniciativa se llevará a cabo en el presente año y se anunciaba que los postulantes deberán presentarse a partir del comienzo del año lectivo.

En particular, además, se indicaba que la beca no estaba condicionada a ningún tipo de contrapartida y era independiente del resultado académico que obtuviera el becario.
Sorprende y preocupa la falta total de proyecto de parte del Consejo de Enseñanza Secundaria. De repente, "como quien no quiere la cosa", sin argumentación previa ni fundamento expreso, nos dicen que van a tomar esta medida. Se trata de una medida suelta, "sin ton ni son", "lanzada al boleo", sin que forme parte de ningún proyecto más abarcativo, sistemático o integral.

Los datos sobre el catastrófico estado de la educación media deberían llevar a las autoridades a elaborar un proyecto global, autocrítico, incorporando sustanciales modificaciones en las formas de gestión de los establecimientos educativos. Sin embargo, la cosa es muy simple, hay alta deserción entonces vamos a incentivar con "unos mangos" a un conjunto de adolescentes con mayor riesgo de deserción para evitar que se vayan del sistema educativo.

En estas horas el Director de Educación, Mtro. Luis Garibaldi, salió al cruce de las críticas diciendo que en realidad no se trata de una propuesta nueva, sino que ya se viene aplicando. "Es peor la enmienda que el soneto"; o sea que no se trata de una propuesta o iniciativa novedosa, sino que ya se aplicó en años anteriores (no sabemos cuántos años, ni tampoco el jerarca nos ha dicho si ha sido objeto de evaluación en sus resultados).

Pero lo que sí está claro es que el Consejo de Secundaria la anuncia con "bombos y platillos" porque no tiene ninguna otra idea ni propuesta, sin darse cuenta que la iniciativa así solita es también "la propia nada" como respuesta a la inmensa catástrofe educativa.

Pero, además, qué sentido tiene aplicar un monto mensual a un joven que cursa 4º Año de enseñanza media sin requerir a cambio ningún tipo de respuesta o resultado académico. Qué sentido tiene agregar una nueva prestación dineraria si estos jóvenes y sus familias ya están recibiendo la Asignación Familiar que debería estar condicionada a la asistencia al sistema educativo.

Justamente, durante el gobierno anterior, las Asignaciones Familiares fueron incrementadas sustancialmente en sus montos y, además, su goce se vinculaba a la continuidad de los beneficiarios en el sistema educativo. Sin embargo, tozudamente ni el BPS ni las autoridades educativas se han preocupado de corroborar que quienes reciben ese beneficio estén asistiendo efectivamente a un centro de estudios. Pues bien, no contentos con este incumplimiento, ahora se propone agregar un nuevo aporte pecuniario y, en este caso, directamente y con total desparpajo se le desvincula de todo tipo de contraprestación de parte del beneficiario.

Es impresionante observar la enorme incapacidad de gestión y de propuesta del Consejo de Enseñanza Secundaria. Es alarmante pensar que este equipo de conducción se va a encargar de dirigir los destinos de la educación media de nuestros adolescentes y jóvenes por los próximos cuatro años. Es indignante que no reconozcan su notoria ausencia de idoneidad para la función que están desempeñando.

Las declaraciones del Director de Educación, que pretendieron ayudar y defender la decisión de las autoridades de Secundaria, no han hecho otra cosa que poner al descubierto que el Consejo ha pretendido "vestir" como iniciativa novedosa, algo que ya se ha aplicado y que, además, por los argumentos aportados nos merece una opinión crítica.
Que quede constancia que nosotros no descartamos en algunos casos la pertinencia de los aportes pecuniarios, pero estos deben aplicarse como parte de una política general, sistemática y ordenada que, en cualquier caso, debería estar condicionada a que los beneficiarios respondan con una actitud positiva y concreta al apoyo que se les brinda. De otro modo, estos apoyos se convierten en meras respuestas asistencialistas o, incluso, de dudoso aspecto clientelístico.