Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Duende

Duende

06.06.2012

Lectura: 3'

2012-06-06T07:41:23-03:00
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Quizás estemos equivocados y el presidente Mujica tenga un plan, aunque la remoción del ministro de Turismo, Héctor Lescano dejó a todo el país perplejo. Las explicaciones que siguieron fueron tornadizas y alentaron la idea de que había algo detrás del despido y que Mujica sólo estaba balbuceando excusas como la promoción de género, la rotación en los cargos y la destitución de los buenos gobernantes. Eso sin descuidar la oferta de un cargo de embajador, la frutilla de un pastel que despedía un olor extraño. 

Pero no se debería descartar así como así que Mujica esté desarrollando un plan genial, cuyas consecuencias inmediatas se parecen mucho al caos sólo porque los afectados y los observadores más o menos neutrales, no terminan de comprenderlo. Por ejemplo, el viernes pasado, los principales dirigentes del Frente Líber Seregni (FLS) no ocultaban su enojo y asociaban los enroques del presidente  a los resultados de las internas frentistas, que aún siendo parciales ya lucían contundentes. Las cifras mostraban un desplome del MPP, cuyo candidato recogía cerca del 18 por ciento de los votos (la mitad de lo que obtuvo el 2006) y un fuerte espaldarazo a Mónica Xavier, quien se presentó con el respaldo del Partido Socialista y el astorismo,  que alcanzaba casi la mitad de las voluntades de los frentistas.

Como solución salomónica a este entuerto de andar sacando ministros y jerarcas sin decir agua va, Mujica y Astori acordaron tener una mejor comunicación, pero la situación no está bien. Por lo pronto, en el sector que lidera el vicepresidente quedó la sensación de que el problema de fondo está en las actitudes del presidente, y el temor de que la relación se vuelva aún más dura a la luz de los resultados de los comicios frentistas. 

La situación interna en el oficialismo no está igual que antes, como se reflejó en el fuego cruzado de los últimos días. Por el contrario, se ha vuelto tan volátil que registró incluso un enfrentamiento en el último Consejo de Ministros entre a la titular de Vivienda, Graciela Muslera, y el pro secretario de la Presidencia, Diego Cánepa. Muslera acusó a Cánepa de haber sido él quien filtró a la prensa el rumor de que iba a ser removida.

La desconfianza en el Ejecutivo se había vuelto evidente cuando el propio Mujica habló de un “duende” que filtraba información. El

diputado del MPP Aníbal Pereira, fue aún más drástico y denunció la existencia de un “traidor” en el entorno presidencial, que actúa con "maldad” y que “está mirando su interés personal y no el colectivo”. El domingo pasado, Cánepa mantuvo una reunión a solas con Mujica por más de una hora, antes de que compareciera el resto de los asesores presidenciales.

Por lo visto, la estabilidad en el gobierno y el oficialismo reposa en que, cualquiera sea la consecuencia de los volantazos presidenciales y de la derrota emepepista, Astori siempre va a hacer declaraciones mesuradas. Un escenario demasiado frágil para las decisiones que deberán tomarse una vez que la crisis global y regional toque finalmente a nuestras puertas.