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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Diálogo por violencia e inseguridad: no parece haber disposición real

La problemática de la violencia, la inseguridad y la intolerancia que han aumentado en nuestra sociedad en los últimos años, es de enorme complejidad.

11.04.2016 16:56

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2016-04-11T16:56:00-03:00
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Nadie tiene la fórmula mágica para resolver el problema. El que crea que es así, se equivoca de punta a punta.

Por eso es imprescindible encontrar ámbitos de acuerdo y entendimiento entre el gobierno y los partidos. Por eso señalamos, hace ya un tiempo, que debíamos darnos un espacio de acuerdo entre todos. La gente espera respuestas para ahora, para ya. La ausencia de un diálogo es la señal más negativa que podemos dar los dirigentes políticos a los ciudadanos de este país.

La problemática de la violencia y de la inseguridad nos golpea a todos y va generando un clima creciente de miedo, indignación, desconfianza y rechazo. Los que no estamos en el gobierno no podemos decirle a la gente que espere a la próxima elección para generar cambios y los que gobiernan no le pueden decir a la gente que ellos solos resolverán el problema cuando hace años que están gobernando y no lo han logrado.

Por otra parte, las propuestas y las medidas que se han impulsado desde el gobierno o que se proponen desde los partidos que no estamos en el gobierno no parecen ser suficientes para revertir una situación que es muy profunda y compleja. No hay que caer en el espejismo de las "varitas mágicas" ni en la autosuficiencia que posterga resultados cada vez para el tiempo siguiente.

Por eso nos necesitamos todos. Sin embargo, en estas últimas horas todo indica que tanto desde el gobierno como desde los partidos tradicionales no existe disposición real, ni actitud efectiva para un entendimiento.

Desde el gobierno se ha respondido negativamente, antes de la reunión convocada por el Presidente, a varias de las propuestas anunciadas por dirigentes de los partidos tradicionales.

Desde los partidos tradicionales se ha reiterado el reclamo de la renuncia del Ministro del Interior y, como condición para acordar, el cambio de la política de seguridad del gobierno.

Ni una, ni otra actitud es propia de quienes buscan seriamente un acuerdo con otros que piensan distinto. Todos somos grandecitos y estas señales de uno y otro lado van en sentido contrario a la generación de un clima de diálogo y entendimientos.

Por si faltara alguna señal negativa, al momento de escribir estas líneas se dice que los principales líderes de los partidos tradicionales no asistirán a la convocatoria del gobierno, justificando esta ausencia en el hecho de que el gobierno convocó a las autoridades partidarias. Como si no fuera posible que la delegación partidaria de cada uno de esos partidos integrara a sus referentes principales. Nadie es tonto, si blancos y colorados concurren con delegaciones que no incluyen a sus principales líderes, con todos los respetos, le están bajando el perfil a la convocatoria.

Por otro lado, si no ocurre nada nuevo, exactamente a la misma hora que el Presidente convoca a los partidos, su principal operador en este tema, el Ministro del Interior, estará compareciendo ante la Comisión de Seguridad y Convivencia del Senado para responder sobre asuntos relacionados con esta temática.
 
Nadie es tonto, parece evidente que el gobierno tampoco asigna relieve a su propia convocatoria.

Así las cosas, y si no ocurren cambios en estas horas, sólo un ingenuo puede pensar que este diálogo será exitoso o eficaz. Triste, muy triste, porque se estará defraudando nuevamente a la gente. Porque nadie por sí solo tiene la solución a esta problemática.

Nosotros, aunque estamos muy lejos de ser ingenuos y constatamos estos hechos, asistiremos de todos modos, con nuestras mejores ideas y con la mayor voluntad de aportar para cambiar la realidad. No nos parece justo dejar a los ciudadanos de rehenes de nuestras rencillas y diferencias, dejando correr los tiempos. No nos parece justo que el gobierno siga encerrado en sus propias convicciones sin dialogar abiertamente con los partidos.

En estas cosas las responsabilidades son de todos. De los que están, de los que estuvieron y de los que no estamos ni estuvimos. Todos tenemos que contribuir a un cambio.

Porque el deterioro de nuestra integración social y convivencia ciudadana viene de lejos y existen responsabilidades compartidas.

La responsabilidad es de todos y también es obligación de todos no postergar la búsqueda de soluciones.