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Breogán Gonda

Escribe Breogán Gonda

Después de la 12a. fecha de la Eliminatoria Sudamericana

¿Por qué perdimos contra Chile luego de irle ganando y dominarlo totalmente durante el primer tiempo?

17.11.2016 18:34

Lectura: 6'

2016-11-17T18:34:00-03:00
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Bolivia 1, Paraguay 0, en La Paz: fue un partido aburrido entre equipos eliminados.

Ecuador 3, Venezuela 0, en Quito: Venezuela luchó, pero Ecuador, en la altura de Quito, acabó ganando ampliamente.

Con este resultado, Ecuador se colocó tercero en la Eliminatoria y es un gran candidato a clasificarse, mientas que Venezuela quedó a 14 puntos de la zona de clasificación lo que, de hecho, lo elimina.

Chile 3, Uruguay 1, en Santiago: Uruguay jugó un gran primer tiempo y nos hizo ilusionar con que ganaría ampliamente, pero perdió su concentración y, en el segundo tiempo, cometió errores defensivos que dieron la victoria a Chile.

A pesar de este resultado, Uruguay sigue siendo un gran candidato a clasificar directamente y, ahora, Chile también tiene una real probabilidad de clasificación.

De todas maneras hay mucha diferencia entre los dos: Uruguay le lleva 3 puntos y muchos goles de diferencia por lo que, para desplazarlo, Chile debería obtener en lo que falta, por lo menos 4 puntos más que Uruguay.

Argentina 3, Colombia 0, en San Juan, Argentina: Argentina pareció despertar y le ganó sin dificultades y ampliamente a Colombia, que quedó complicada. Si Argentina sigue jugando bien, clasificará directamente sin dificultad. Probablemente entre Chile y Colombia definirán el 5º puesto, que va al repechaje y el 6º, que queda eliminado.

Perú 0, Brasil 2, en Lima: Fue un partido atractivo y Brasil ganó bien. Perú, a 5 puntos de la zona de clasificación, parece quasi eliminado. De todas maneras dará batalla a los que pugnan por los primeros 5 puestos


Las posiciones actuales.

1º Brasil, 27 puntos: de hecho, clasificado.

2º Uruguay, 23 puntos: bastante cerca de la clasificación.

3º Ecuador, 20 puntos; 4º Chile, 20 puntos; 5º Argentina, 19 puntos; 6º Colombia, 18 puntos: cuatro equipos separados por sólo dos puntos, seguramente de ellos saldrán dos clasificados directos y uno para el repechaje.

7º Paraguay, 15 puntos; 8º Perú, 14 puntos: dos equipos prácticamente eliminados pero que pueden ser duros escollos para los que pugnan por la clasificación.

9º Venezuela, 5 puntos; 10º Bolivia, 4 puntos: dos equipos, de hecho, eliminados.



¿Por qué perdimos contra Chile luego de irle ganando y dominarlo totalmente durante el primer tiempo?


¿Qué hacemos nosotros para perder?

Creo que hay algo que va más allá de lo deportivo (aunque se apoya en antecedentes deportivos exclusivamente): casi todos los uruguayos, si pudiésemos escoger un rival para golearlo, e incluso, dejarlo eliminado del Mundial Rusia 2018, ¡hubiéramos escogido a Chile!

¡Quizás aquí tenemos una gran parte de la explicación de por qué, teniendo todo para ganar y ganar bien, perdimos!


¿Y los árbitros?

En América del Sur, los árbitros (y, lo que importa, los arbitrajes, son cada vez peores) ¿por qué?

Porque tratamos de "profesionalizarlos", pero sin que ello incluya buenas remuneraciones, porque dicha "profesionalización", por un lado les impone límites de edad y, por otro, les impone exigencias de pruebas físicas que, cada vez, los hacen retirarse más temprano: cuando un árbitro tiene la personalidad, la experiencia y la madurez para ser un gran árbitro (una gran garantía para todos) generalmente debe retirarse porque no consigue cumplir con las exigencias físicas (o le cuesta mucho conseguirlo por lo que acaba optando por retirarse).

Entonces muchos de los jueces internacionales acaban siendo gente con muy buen estado físico, que corre mucho, pero que no ha madurado como árbitro.


¿Y Chile, que tiene que ver con todo esto?

Chile tiene un sistema para jugarnos. Chile tiene y usa, desde hace casi 20 años un sistema para sacarnos de quicio, para enfurecernos, para desconcentrarnos y, así ganarnos.

Véase que, en las Eliminatorias, generalmente en partidos normales, en Montevideo, Uruguay le gana con cierta amplitud a Chile pero, cuando nos toca ir a Santiago, hay dos diferencias claras:

- Nunca son partidos normales.

- Chile siempre gana.

Podríamos pensar que se trata de algo del pueblo chileno contra el pueblo uruguayo: por favor, no dramaticemos y no mezclemos al fútbol con otras cosas (que son, o por lo menos deberían ser, mucho más serias).

En particular, el tal "sistema" ni siquiera ha sido ideado por un chileno sino que lo ha sido por un uruguayo, por nuestro compatriota Nelson Acosta cuando, como Director Técnico de Chile, lo clasificó al Mundial de Francia 1998.

¿En qué consiste el sistema? En sacar de quicio a nuestros jugadores y a nuestros hinchas (incluidos los que, muchas veces, vemos el partido a distancia por televisión).

La primera etapa comienza cuando se toca nuestro himno: luego de que, puntualmente, se solicita por los parlantes el mayor respecto a los himnos, 50.000 personas se dedican entusiastamente a abuchear nuestro himno.

Las normas son que cada himno dura un cierto tiempo máximo (generalmente que corresponde a su primera parte o a su parte más importante) pero, luego de esto, se pasa a la segunda etapa del sistema: haciendo caso omiso de las normas, las 50.000 personas siguen cantando "a capella" y con un toque bastante prepotente, hasta la finalización de su himno.

Nadie debería ofenderse por el himno de un país hermano, ¡pero llevamos casi 20 años en que se lo usa como agresión!

La tercera etapa consiste en procedimientos totalmente antideportivos y muchas veces repugnantes, a los que no voy a describir ya que, por ejemplo, cierto periodismo chileno hace alarde habitual de ellos.

Innegablemente, el sistema existe y funciona:

Funciona, porque los árbitros, muchas veces mediocres, se sienten mucho más cómodos adoptando actitudes localistas (como el de ayer).

Y funciona, fundamentalmente, porque actúa sobre nuestro equipo.

Ayer no fue uno de esos partidos en que el árbitro comete una enorme cantidad de errores y, como consecuencia flecha la cancha hacia uno de los equipos.

Ayer el árbitro flechó dramáticamente la cancha cometiendo muy pocos errores, pero importantes:

No conceder a Uruguay un penal clarísimo a su favor, cuando ganaba 1 a 0.

Sacar arbitrariamente tarjetas amarillas a dos jugadores uruguayos que, como consecuencia, no podrán participar en el próximo partido contra Brasil.

El penal no concedido fue un despojo severo.

Las tarjetas amarillas sin justificación obraron a modo de provocación y llevaron a la desconcentración de los jugadores uruguayos.

¿Qué culpa tiene Chile de las desconcentraciones de los jugadores uruguayos, más allá de que tenga un sistema para fomentarlas? Claramente ninguna.

¿Y el juez?: debe ser juzgado y suspendido por sus errores y malas decisiones, pero eso no soluciona nada.

Sólo hay una cosa que podemos hacer desde Uruguay: convencernos nosotros y convencer a nuestros jugadores de que las desconcentraciones no pueden aparecer en los partidos y, si cabe, utilizando esto, implementar nosotros también un sistema:

Ir tranquilamente a Chile, hacer abstracción del ambiente, jugar bien y golearlos como hacemos en Montevideo. Ahí quedaremos a mano y el equipo chileno y su afición comenzarán a comportarse civilizadamente, convencidos de que los recursos antideportivos no los llevarán a nada bueno.