Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

De la pasión a la sensatez

De la pasión a la sensatez

10.06.2009

Lectura: 3'

2009-06-10T08:27:45-03:00
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Es probable que las verdaderas razones del abrupto final de Daisy Tourné al frente del Ministerio del Interior haya que buscarlas en los recovecos de la psiquis, un lugar donde no entran fácilmente la ideología y la política. Siendo un territorio así de íntimo, no sería prudente aventurar hipótesis ni mucho menos soluciones. La conducción del ministerio, en cambio, es un asunto que debe preocuparnos a todos.

Cuando regrese al país para asumir como ministro del Interior, Jorge Bruni encontrará un escenario poco alentador, al menos en un área clave: buena parte de la población tiene la sensación de que vive regalada frente al delito. Una sensación de inseguridad y miedo que no cede fácilmente ante los vaivenes de las estadísticas criminales ni las políticas sociales. Sentir miedo en Uruguay podrá parecer absurdo a los cariocas o los bogotanos, acostumbrados desde hace décadas a mayores niveles de violencia delictiva, pero tratándose de un sentimiento, debería repararse en los elementos subjetivos y en los valores relativos más que en la aritmética de la criminalidad.

Paradójicamente, la exministra parecía tener cierto éxito con sus políticas represivas. Más policías, mejores salarios, aumento en el número de procesados y descenso de algunos delitos, no parece un mal récord, al menos para un problema tan complejo y multicausal como la delincuencia. Si hoy Tourné no está al frente del Ministerio, no es por las estadísticas sino porque su incontinencia emocional y verbal no le permitían trasmitir la serenidad y ecuanimidad que el cargo requiere. Sus ditirambos y excentricidades minaban los logros del gobierno que integraba con declamado orgullo, y terminaban alimentando el miedo y la inseguridad.

Le toca a Jorge Bruni la difícil tarea de hacer que la seguridad pública sea una política de Estado, que involucre tanto al gobierno como a la oposición, en un año en el que cada crimen, rapiña o copamiento será un arma electoral contra el candidato oficialista. La ocasión puede ser propicia para que los actores políticos demuestren, de una vez por todas, que su preocupación por la inseguridad y el miedo que asola a sus compatriotas es genuina y no un simple asunto de cálculo electoral. De esta manera, el gobierno podría embretar a la oposición en el tema más delicado de la campaña y desarrollar una política de seguridad con amplio respaldo político y ciudadano.

Dominada como estaba por la pasión, Tourné no alcanzó a comprender cabalmente que era la encargada de velar por los derechos de todos sus compatriotas, lo que incluye a los líderes de la oposición y a los cientos de miles de personas que creen en sus ideas y trayectorias. Bruni también tendrá que devolverle a su cargo la ecuanimidad con la que debe desempeñarse quien es garante de un proceso electoral tan limpio y cristalino como el uruguayo. Cuando se aboque a restañar estas heridas, estará devolviéndole a la convivencia una cuota de serenidad y respeto mutuo, por lo que también por esta vía estará combatiendo el miedo y la inseguridad.