Aún tendiendo un manto de piedad sobre sus argumentos (que agravian a los trabajadores del semanario) es preocupante que un senador de la República suscriba una visión bipolar de la política, basada en conceptos que nunca define y que utiliza como invectiva o salvoconducto, según de quién se trate.

Hace una década, el italiano Norberto Bobbio desarrollaba su idea del ''tercero incluyente'', una posición que pretendía superar los dos antiguos opuestos. Bobbio se refería al llamado ''socialismo liberal'', una paradoja en la que él mismo se alineaba y que fue prendiendo en sectores de izquierda que ya no estaban dispuestos a consagrar la igualdad sacrificando la libertad.

Volvamos ahora a la realidad y tomemos alguna de las disyuntivas del gobierno a la luz de este desafío. Por ejemplo el proyecto de ley para humanizar las cárceles, promovido por un ministro del mismo partido que Korseniak. De aprobarse, la ley obligará a las empresas que trabajen con el Estado a contratar 5 por ciento de sus trabajadores entre los delincuentes liberados.

Como estas personas por lo general son pobres y tienen un nivel de instrucción muy bajo, ocuparán puestos de trabajo que, de no mediar la ley, serían cubiertos por pobres que no delinquieron. Por lo tanto, la ley discriminará a los trabajadores entre quienes respetaron la ley y quienes delinquieron, favoreciendo a estos últimos a razón de cinco cada cien.

Digamos de paso, y sin dramatizar, que casos como éste son frecuentes en todos los países. No obstante, cualquier ciudadano (aún sin haber leído a Gramsci o a Giddens) puede hacerle al proyecto la pregunta fatal del senador Korzeniak: la discriminación contra los desocupados honestos ¿es un valor de izquierda? ¿Es de derecha? Y si no responde a este criterio bipolar, ¿qué es?

Alguien que viera el problema desde otra perspectiva podría darse cuenta de que no se puede combatir la delincuencia, la discriminación y la pobreza avasallando el derecho de terceros, sobre todo si estos son tan pobres como los presuntos beneficiarios.

Como se ve, hay algo más allá de la dicotomía entre ''la derecha'' y ''la izquierda''. No se trata tanto de una ideología sino de una nueva cultura política que esta presente en todos los partidos, un ''tercero incluyente'' que combine la sensibilidad social, la responsabilidad cívica y el sentido común.

Suertempila 

                                                                                       Gerardo Sotelo