Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Cuba va

Cuba va

16.07.2008

Lectura: 3'

2008-07-16T08:50:00-03:00
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Cuba vive una auténtica revolución. Según anunció el presidente Raúl Castro, a partir de agosto la isla abandonará el “igualitarismo salarial” para adoptar un sistema de pagos que podrá aumentar salarios “sin límite”, según su rendimiento y calidad.
Si los salarios serán determinados por la productividad y podrán incrementarse hasta donde sea posible, el principio por el cual cada uno recibiría según su necesidad y no su mérito, quedará definitivamente sepultado. Al cabo de un tiempo, habrá un grupo con mayores recursos que el resto como resultado de sus virtudes productivas y sus desiguales rendimientos. Ese grupo habrá acumulado riquezas de las que será propietario y las que intentará mantener y aumentar, además de comprar bienes de consumo hoy considerados suntuosos, como champú, desodorante y pasta de dientes. Se creará entonces, una clase nueva de asalariados relativamente bien pagos, pequeños y medianos comerciantes y proveedores de servicios, que a su vez contratarán mano de obra a precios de mercado, para no dilapidar recursos que obtuvieron con sacrificio. A un régimen con tales características se le suele llamar capitalismo.

El experimento será doblemente apasionante por cuanto los cubanos, al menos en teoría, parten de una situación de equidad, gracias a que la revolución cubana fue hecha por personas de nobles sentimientos, aunque de métodos crueles.  Pero si lo que dice la teoría marxista es cierto, los defensores del régimen castrista no tendrían de qué preocuparse. Según ellos, el capitalismo se perpetúa porque la infraestructura productiva genera una superestructura de valores morales y civilizatorios que se autojustifica, de tal modo que nadie que viva en el capitalismo sería enteramente libre de optar por otro sistema. Pero resulta que ese dualismo perverso fue abolido en Cuba hace medio siglo, cuando los actuales trabajadores ni siquiera habían nacido, por lo que no debería esperarse de las transformaciones más que la consagración de los valores del socialismo y el hombre nuevo.

En sentido inverso, si los cubanos que cobren mayores salarios por sus esfuerzos buscan aumentar tales acrecencias y mejorar su calidad de vida, se confirmará lo que el resto de la humanidad ya sabe desde hace un buen tiempo: el capitalismo es un régimen de raíz popular que se adopta espontáneamente (alcanza con que se deje a la gente tomar decisiones libremente con su dinero) mientras que el socialismo de los regímenes comunistas sólo puede ser impuesto por la acción de las elites y por medio de la coacción.

Muchos cubanos se preguntarán por qué, si ganar más por esforzarse más era un principio justo, debieron soportar durante cinco décadas el agobio de la igualación forzosa. Muchos incluso sentirán que el régimen les arrebató lo mejor de sus potencialidades creativas, no para amasar una fortuna y sentarse sobre ella, como Tío Rico, sino para vivir mejor junto a sus seres queridos y, de paso, servir más eficientemente a la comunidad. Por lo visto, Cuba se apresta a vivir una auténtica revolución.