Contenido creado por Gastón Fernández Castro
Cybertario

Contraviento

Contraviento

17.08.2011

Lectura: 3'

2011-08-17T07:55:15-03:00
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Larrañaga salió a recuperar terreno en el debate sobre la rebaja de la edad de imputabilidad penal aunque sabe que tiene el viento en contra. La misiva en la que expresó sus "doce razones para no firmar" incluía consideraciones duras pero no agraviantes contra quienes llevan adelante la campaña de recolección de firmas. La munición gruesa con que se le respondió desde el Partido Colorado anuncia el clima que se vivirá en la oposición hasta octubre de 2014.

Luego de que el diputado colorado Germán Cardoso calificara a Larrañaga como "primer soldado del gobierno", el líder máximo de su partido, el senador Pedro Bordaberry, salió a justificar el exabrupto por entender que expresaba a un partido que está "de pie" y tiene "una cantidad de jóvenes que reaccionan instintivamente cuando el partido es atacado". La desmesurada reacción quizás encierre otras lecturas.

Por lo pronto, cuando Larrañaga censura a quienes manejan "el miedo o el hartazgo de la gente" de una manera que no es "jurídica, ni política, ni cívicamente aceptable", está involucrando también a buena parte de sus correligionarios, por lo que mal podría tratarse de un ataque hacia los colorados.

Más grave que esto es la reiterada agresividad con que reaccionan la mayoría de los dirigentes de Vamos Uruguay cuando se los confronta en temas en los que han encontrado una veta política. El senador Jorge Larrañaga ha sido el destinatario preferido del mal humor que despierta en algunos dirigentes del bordaberrismo, incluyendo a su líder, cualquiera que confronte sus ideas. El tipo de respuestas ensayadas por el líder colorado se ratificó al acusar al ex presidente Tabaré Vázquez de ponerse "del lado de los delincuentes", luego de que este explicara por qué no está de acuerdo con bajar la edad de imputabilidad penal. Estas reacciones pueden ser atribuidas a múltiples causas (una de ellas es que la cantidad de firmas recogidas esté lejos de las necesarias, como ha circulado en ámbitos políticos en los últimos días) pero más allá de cálculos electorales menores, sólo puede beneficiar al oficialismo.

Larrañaga y Bordaberry (este con más certeza que aquel) deberán competir por el segundo lugar en el balotaje, si es que hay uno, frente a Tabaré Vázquez, en noviembre de 2014. ¿Serán socios en esa contienda o el nivel de agresividad con que se tratan, que no es nuevo pero que puede crecer, los expondrá como representantes de un gobierno inviable? La respuesta a esta pregunta es crucial y marcará, además del relacionamiento futuro entre ambos dirigentes, el clima político de la oposición y las verdaderas aspiraciones electorales de uno y otro.

Si solo se piensa en llegar al balotaje y no en vencer al Frente Amplio, entonces la agresividad y las argumentaciones "ad hominem" podrán ir en aumento. La pregunta que habría que hacerle a la nueva generación colorada liderada por Bordaberry es si esperan convencer a los electores de centro, independientes y reticentes a ceder fácilmente su voto, con tales procedimientos.

Visto por el lado positivo, la carta de Larrañaga y la respuesta de los colorados han logrado un verdadero milagro: desplazar del centro de la discusión al oficialismo en un tema en el que se siente contra las cuerdas. El problema está en lo que exhiben ante la ciudadanía. En este episodio, al menos, Larrañaga participó con argumentos, a pesar de saber que tenía el viento en contra.