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Pablo Mieres

Escribe Pablo Mieres

Chávez es el fin del Mercosur

Las tendencias autoritarias y megalómanas del régimen de Chávez en Venezuela son cada vez más evidentes y obvias. La inefable reivindicación plagada de ignorancia sobre el régimen del terror de Idi Amín Dada en Uganda es sólo una "perla más de un largo collar" de disparatadas referencias favorables a regímenes represores y violadores de los derechos humanos.

13.08.2007 08:45

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2007-08-13T08:45:00-03:00
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Su recorrida por la región ha dejado nuevamente la convicción de que su ingreso al MERCOSUR sería un paso decisivo para que este bloque regional termine de escribir la historia de su autodestrucción. En efecto, hace ya varios años que el MERCOSUR presenta señales notorias de crisis y dificultades muy evidentes en su funcionamiento. Pero nadie con un poco de sensatez puede dudar de que el ingreso al bloque de la Venezuela chavista será la culminación definitiva de un recorrido sorprendentemente frustrante.

Estamos en manos de los Congresos de Brasil y Paraguay. Los Parlamentos argentino y uruguayo ya han aprobado el ingreso de Venezuela al MERCOSUR; en nuestro caso con el humillante recuerdo de una madrugada de día feriado en la que los legisladores frenteamplistas decidieron obsecuentemente dejar en la historia más triste del Parlamento uruguayo una aprobación "contra reloj" para ofrendarle al inefable Chávez la decisión pronta a su llegada al país. El colmo de la humillación se completó con la ausencia a la cita por parte del homenajeado.

El presidente Chávez acaba de anunciar que esperará la decisión positiva del MERCOSUR hasta fin de año, postergando su ultimátum previo que estaba fijado para setiembre. Este anuncio junto a su sorpresiva y urgente recorrida por el Cono Sur, demuestra que el ingreso al MERCOSUR es importante en su estrategia internacional. Sin embargo, para el MERCOSUR la situación es inversa.

En efecto, la posición y las actitudes de Chávez son cada vez más negativas para los intereses de la región. La posibilidad de avanzar en un acuerdo interregional con la Unión Europea, la imagen de seriedad y responsabilidad que son un requisito indispensable para operar en el mundo de las relaciones internacionales, se verían sustancialmente afectadas por la presencia de un socio cada vez más problemático.

Por otra parte, nadie puede dudar de que Venezuela ha dado pasos muy significativos hacia el autoritarismo. El comportamiento político del régimen chavista hacia los medios de comunicación, el hostigamiento creciente hacia la oposición, la concentración del poder en su mano sin siquiera aceptar el contralor de un parlamento monocolor, el impulso a su reelección perpetua y el manejo omnipotente sin límites ni freno de los asuntos de gobierno sin ningún tipo de control externo, indican que muy poco o nada hay de criterios democráticos en sus planteos. Por si quedara algo pendiente, la reivindicación y el apoyo de Chávez a otros regímenes autoritarios, son un factor agregado de esta tendencia autoritaria.

Por otra parte, su influencia indebida en varios países de América Latina apoyando candidatos propios en cada elección, así como el apoyo que ha brindado a experiencias gubernamentales que están en el límite del respeto a las instituciones democráticas, indican no sólo que la naturaleza democrática de su gobierno es crecientemente débil y casi inexistente, sino que también está convirtiéndose en un promotor del autoritarismo regional.

Por si faltara alguna razón, además comienzan a emerger informaciones cada vez más fuertes sobre la opacidad de los negocios en ese país. La valija con los ochocientos mil dólares, capturada en Buenos Aires hace unos días, es tan sólo un indicador más de la crisis de transparencia que resulta inevitable cuando desaparecen los controles a las gestiones de gobierno.

Por todas estas razones, es de esperar que el compromiso asumido por el Presidente Vázquez como Presidente pro-témpore del bloque, de promover la definición del ingreso de Venezuela antes de fin de año, no sea asumido con calor ni se vea coronado por el éxito, puesto que la verificación de este hecho sería un grave pronóstico para el ya problemático MERCOSUR.

En todo caso, sería necesario reclamar al gobernante caribeño que además de la adhesión al Tratado de Asunción, firme el Protocolo de Ushuaia que exige a los países miembros la adhesión y el funcionamiento de la democracia en sus respectivos países. ¿O nadie se anima a exigirle y aplicarle esta definición básica que forma parte inseparable del pacto regional?