Carne sobre carne

La idea de realizar el asado más grande del mundo para entrar en el Libro Guinness de los Récords resultó una brillante operación de marketing, pero su beneficio ameritaría varias consideraciones. La extensión del preciado manjar permitió que la opinión pública internacional se enterara de nuestra existencia, al tiempo que buscaba en el planisferio la ubicación del ignoto país. Frases como "¿Dijo Uruguay o Paraguay, habibi?" o "No, meine liebe, en África no está; debe ser una isla de la Polinesia", y otras por el estilo, debieron escucharse en medio mundo. Pero ahora que estamos en el Guinness, ¿para qué nos sirve la hazaña?

Un productor rural de Tranqueras me contó hace algún tiempo algo aleccionador. Un grupo de plantadores de sandías de la región tuvo la idea de averiguar en el mercado de Porto Alegre si podía colocar allí su producción a mejor precio que en Montevideo. La respuesta fue sí, pero debían llegar con sus camiones con sandías un día y a una hora determinados. A los productores les resultó imposible armar la logística necesaria para cumplir con aquel modesto requisito. Dicho de otro modo, tuvieron éxito en su misión pero no alcanzó. De nuevo: ¿para qué le puede servir a Uruguay estar en el Libro Guinness de los Récords?

El mundo globalizado es un escenario de extraordinaria potencialidad. Entre otras ventajas, ofrece una panoplia de medios de comunicación, ávidos de noticias más o menos llamativas, en especial sobre fenómenos escasos y productos novedosos o de alta calidad. De manera que aparecer en los medios, con ser difícil, es sólo el comienzo, y para quien no tiene previsto qué viene después, suele ser el final. El asunto no es la exportación de carne, que está bastante desarrollada, sino cómo aprovechar semejante exposición mediática de la mejor manera. En principio, el asunto del asado no parece responder a una política de promoción del país, antes como marca que como productor de ciertos bienes y servicios. Esto a pesar de haber contado con el patrocinio del presidente de la República.

La costumbre de tirar un pedazo de carne arriba del fuego y retirarlo mientras aún chorrea sangre, no es percibido en los países más exigentes como un signo de sofisticación. Por lo general, asocian ese tipo de prácticas con una etapa anterior de la evolución humana. Por otra parte, el despegue económico y social de países similares a Uruguay está asociado principalmente con el desarrollo de los servicios, las patentes, el software y la biotecnología. De hecho, buena parte de las divisas que genera la exportación de carne está relacionada con la aplicación de estas disciplinas en su cadena de valor.

Sería bueno que la extensión del Plan Ceibal se concretara lo antes posible de manera de intentar un nuevo récord, esta vez como el primer país en el mundo en tener su población escolar enteramente digitalizada y conectada a Internet. El resultado sería una imagen de país menos telúrica pero mucho más redituable para las futuras generaciones.